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Desde la mirada homicida

Al interior del 205 del Edificio Ermita, se fraguó una de las conspiraciones políticas más importantes del siglo XX, nadie hubiera sospechado de “Jacques Mornard”, un supuesto aristócrata belga que logró infiltrarse hasta el interior de los intelectuales radicados en México.

 

Para John P. Davidson ‘El asesino obediente’ es una historia que refleja el poder fascista sobre la sociedad moderna
Parece que estamos volviendo en esa dirección, creo que lo podemos ver con Donald Trump que está flirteando con fascistas y explota el miedo de la gente (…) lo de Trotsky pasó hace más de 70 años, pero las cosas no cambian tanto” 
John P. AndersonEscritor
https://youtu.be/wLCo_kKKClI

Al interior del 205 del Edificio Ermita, se fraguó una de las conspiraciones políticas más importantes del siglo XX, nadie hubiera sospechado de “Jacques Mornard”, un supuesto aristócrata belga que logró infiltrarse hasta el interior de los intelectuales radicados en México.

 

Hoy, a 76 años de distancia, la historia del asesinato de León Trotsky a manos de Jaime Ramón Mercader del Río –bajo el alias de “Mornard”– es más vigente que nunca ya que en palabras de John P. Davidson “es un espejo de la realidad actual”.

 

“Ese período de tiempo fue crítico para el siglo XX, y todos fuimos cambiados dramáticamente después de eso, sigue siendo algo raro. La historia encapsula una mucho más larga, que es universal y por eso creo que debe ser conocida”, explicó el escritor estadounidense en entrevista para Reporte Indigo.

 

“El asesino obediente” narra, a manera de ficción histórica, la travesía de Ramón Mercader y su madre, Caridad del Río Hernández, desde antes de pisar suelo mexicano, y los motivos que lo empujaron a cometer el crimen, siendo una víctima de la propaganda comunista. 

 

Edificio Ermita: personaje e ícono histórico

 

Dispuesto a caminar por la banqueta de la Avenida Jalisco, bajo un tempestivo sol de verano, John P. Davidson se sorprendió al enfrentarse ante la edificación de siete plantas, ya que a pesar de haber pasado por el Edificio Ermita en innumerables ocasiones, desconocía que ese era el lugar exacto donde se desarrolla parte del entramado de su novela.

 

“Estaba confundido con la ubicación de donde estaba el Edificio Ermita, es un placer para mí descubrirlo”, comentó de manera sincera puesto que en su obra, él ubica al inmueble en la Zona Rosa, cuando realmente no está ahí.

 

Pero Anderson también explicó que erróneamente se conoce al llamado “Times Square Mexicano” como la vivienda del asesino de Trotsky, ya que ahí sólo se cristalizó el plan para acabar con su vida.

 

“Siqueiros tenía un departamento aquí. Lo utilizaba como oficina y cuando Ramón y su madre Caridad llegan aquí, lo hacen su centro de operaciones para la misión de asesinato y en la novela una vez tras otra Ramón viene y tiene reuniones aquí, varias escenas tienen lugar aquí”, aclaró.

 

La  vuelta del  fascismo

 

Davidson considera que la importancia histórica que mantiene su novela se rescata en la actualidad por como los gobiernos están volviendo a una clara exaltación del nacionalismo y sus corporaciones, puso de ejemplo las elecciones en Estados Unidos y la propaganda del candidato Donald Trump.

 

“Parece que estamos volviendo en esa dirección, creo que lo podemos ver con Trump que está flirteando con fascistas y explota el miedo de la gente (…) lo de Trotsky pasó hace más de 70 años pero las cosas no cambian tanto”, declaró.

 

Fue después del ataque de las “Torres Gemelas” que Davidson tuvo la visión de escribir “El asesino obediente” ya que al hacerse consciente de la mediatización con la que Estados Unidos ejerció poder para ir a la guerra contra Al Qaeda, buscó plasmar un ejemplo de cómo la propaganda lava la conciencia de los individuos.

 

“Estaba viendo como la administración de Bush usaba esta propaganda y decían todas estas mentiras acerca de Iraq para justificar la invasión y aquí, en la Ciudad de México, fui al museo de 

Trotsky y empecé a pensar cómo la propaganda se usaba contra Trotsky y que Stalin creía que antes de matar a una persona físicamente debías de matar su reputación”, precisó.

 

 Mercader: víctima de la propaganda

 

En un principio Ramón Mercader era un hijo obediente que creyó en el movimiento contra Trotsky, pero en el fondo él no estaba convencido de realizar el asesinato, fue la presión por parte de su madre lo que le hizo ceder.

 

“Cuando el ataque de Siqueiros falla, le apuntan a él diciéndole ‘es tu turno’ y él estaba en shock, molesto con su madre (…). Caridad le dijo que si no lo hacía, sería asesinado por los estalinistas y también su novia, pero para ese punto Trotsky intentaba reclutar a Ramón para ser parte del movimiento, fue otra víctima de la propaganda, se dejó manipular”, develó.

 

Para sentarse a escribir el libro, Davidson invirtió grandes horas de estudio en documentos de la época, además de hacer innumerables entrevistas para recabar la historia de Mercader, uno de los grandes compilatorios de donde se nutrió fue “Murder in México”, escrito por Leandro A. Sánchez Salazar, jefe de la policía secreta de México cuando ocurrió el homicidio.

 

“Juntando el tiempo, pasé alrededor de 10 años trabajando en el libro, no todo fue investigación, empecé a escribir antes de recabarlo todo, y luego volvía e investigaba más y escribía. Y se convirtió en un trabajo de tiempo completo”, comentó.

 

La palabra de Trotsky

 

Al entrar en conversación en respecto a si las ideas de León Trotsky siguen vigentes en el imaginario actual, Davidson cree que están ahí a pesar de que ya se ha dejado de leer al ruso controversial.

 

“Su reputación vive aunque muchas personas no sepan quien era y sienten como si debieran haberlo conocido y eso los hace sentir culpables, como si debieran entender la guerra civil española. Creo que en Nueva York, todavía existe una revista o una publicación que es trotskista, pero sí, las ideas van y vienen; habrá que ver”, apuntó.

 

Al estadounidense radicado en Austin, Texas, se le cuestionó qué habría hecho de haber estado en ese momento histórico en México con Ramón Mercader ¿hubiera incentivado el asesinato o lo habría detenido?

 

“Le abría dicho ‘¡No lo hagas! (risas), vas a arruinar tu vida, vas a terminar en prisión, te vas a arrepentir’ (…). No, no lo hubiera apoyado ¿y tú?”, acusó ante la cámara frente a la entrada del 

Edificio Ermita para terminar la entrevista.

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