Como cada país, México tiene detrás de sí a sus más grandes y destacados científicos e investigadores, personas como el doctor Rafael Navarro González, un hombre que este jueves perdió la lucha contra el COVID-19.
Luego de darse a conocer su fallecimiento, instituciones nacionales, como la Sociedad Mexicana de Astrobiología A.C. (SOMA) y el Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, expusieron sus condolencias, asegurando que se había ido el científico más grande de México.
Entre las investigaciones que el también astrobiólogo realizó durante su trayectoria están el haber contribuido en la búsqueda de una segunda génesis, es decir, un segundo ejemplo de vida en el universo, una tarea que, sin duda, será una pieza importante en el avance de la humanidad.
Asimismo, entre sus trabajos más destacados está el que realizó con la NASA para el diseño, supervisión y análisis de datos del programa Mars Science Laboratory, dentro del cual el robot Curiosity fue el más famoso tras pisar Marte en 2012.
“Es una gran pérdida, era una persona que fue reconocida no solo por su trabajo, sino por su calidad humana (…) Era una persona que además tenía muchísimo que aportar”, asegura la doctora Georgina Hernández Montes, responsable del área de Bioinformática en la Red de Apoyo a la Investigación de la UNAM.
De acuerdo con la también química, quien tuvo la oportunidad de conocer por única ocasión al doctor Navarro durante una visita al Instituto de Ciencias Nucleares, posiblemente el biólogo dejó muchísimo trabajo inconcluso, pues “estaba en plenitud de su desempeño como investigador”.
En entrevista, la doctora Hernández Montes enfatiza que, tras verlo por primera vez, se percibía que el académico era una persona entusiasta, abierta a colaborar, y muy atenta a sus alumnos y a las personas que le preguntaban sobre su trabajo.
“Creo que esas fueron sus grandes características, y el trabajo de calidad que hacía; además, el área donde trabajaba era muy compleja y los trabajos bien hechos son muy bien reconocidos. Él participó mucho en estas sociedades de astrobiología y cosas del espacio, que de esa área hay muy pocos investigadores, y en realidad por eso tenía que salir a colaborar, porque aquí no había demasiado en dónde trabajar, y yo creo que eso fue en parte la clave del éxito de su trabajo”, admite.
Para la investigadora, una de las mejores maneras de recordar a Rafael Navarro es revisar su trabajo, haciendo mucho énfasis en las aportaciones que hizo, sobre todo en áreas que le apuestan mucho al futuro, como el clima, Marte y la atmósfera.