Disney tiene la culpa
El amor no siempre triunfa. Por muy cruel que se escuche, la felicidad eterna y el final feliz no son garantía para todos, a pesar de que Disney quiera convencernos de lo contrario.
De hecho, un estudio de la Universidad Brigham Young, revela que la cultura alrededor de las Princesas de Disney puede dañar a las niñas y magnifica los estereotipos.
El amor no siempre triunfa. Por muy cruel que se escuche, la felicidad eterna y el final feliz no son garantía para todos, a pesar de que Disney quiera convencernos de lo contrario.
De hecho, un estudio de la Universidad Brigham Young, revela que la cultura alrededor de las Princesas de Disney puede dañar a las niñas y magnifica los estereotipos.
Esta investigación a cargo de la profesora Sara M. Coyne, docente de la mencionada universidad, demostró que las niñas que veían estas películas, leían libros de esos personajes y tenían juguetes o muñecas de su estilo tendían a tener una actitud estereotipada en relación al género.
Por su parte, la psicóloga Silvia Congost señala que las películas de las princesas de Disney ”hacen mucho daño” porque propagan la dependencia emocional y el amor ciego respecto a la pareja. Basta recordar que Ariel perdió la voz y cambió su cuerpo para llegar a Erik en “La Sirenita”, por ejemplo.
Congost indica que esa “dependencia emocional” es similar a una adicción, la cual es muy difícil de superar, pues la persona sufre de sumisión en la pareja porque no se atreve a dejarla por inseguridad, baja autoestima o miedo.
La profesora Sara M. Coyne subraya que “los padres creen que la cultura de las Princesas de Disney es segura (…) pero ellos deben considerar el impacto a largo plazo que puede tener la cultura de las Princesas de Disney”, cuando esas niñas se vuelvan adolescentes y/o adultas.
Este estudio encontró que el 96 por ciento de las niñas y el 87 por ciento de los niños han visto producciones de Disney. Y más del 61 por ciento de las niñas juegan con productos de Disney más de una vez por semana, mientras que el 4 por ciento de los niños hacen lo mismo.
Y es que no se trata de boicotear “el mundo mágico de Disney”, ni dejar de soñar como lo hace Bella en “La Bella y la Bestia”, sino de –como padres– estar al pendiente de lo que aprenden los pequeños tanto en la pantalla, como en la escuela y en la vida.
De informarlos sobre el mundo que los rodea y los cambios de éste. Inclusive ya hay peticiones en Internet para que Disney lance cintas con personajes homosexuales, por ejemplo, o que incluya temáticas que rompan los clichés de la sociedad.