El amor los hace lentos

La rapidez –o lentitud– con la que camina una persona varía de acuerdo al tipo de cuerpo y género. De hecho, la velocidad con la que se avanza está desarrollada para que el cuerpo utilice energía de manera eficiente. 

Está comprobado que las mujeres caminan más lento que los hombres. Pero, cuando un hombre está enamorado, su velocidad al caminar disminuye cuando pasea junto a su "media naranja", según un estudio realizado por la Universidad de Washington.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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La rapidez –o lentitud– con la que camina una persona varía de acuerdo al tipo de cuerpo y género. De hecho, la velocidad con la que se avanza está desarrollada para que el cuerpo utilice energía de manera eficiente. 

Está comprobado que las mujeres caminan más lento que los hombres. Pero, cuando un hombre está enamorado, su velocidad al caminar disminuye cuando pasea junto a su “media naranja”, según un estudio realizado por la Universidad de Washington.

Los investigadores hicieron un experimento en el que analizaron los patrones de caminar de una población muestra de 100 personas. Y entre los resultados encontraron que los hombres sí bajan la velocidad –y ritmo– de su paso al deambular junto a su interés romántico, hasta en un 7 por ciento.

El estudio puso a caminar a hombres solos, con amigos del mismo sexo, junto a amigas, así como con su interés romántico (con y sin tomarse de la mano).

Alexandra Sifferlin, de TIME, señala que los resultados del estudio demostraron que “caminar con amigos, sean o no del mismo sexo, no hizo diferencia en el paso para ninguno. Las mujeres cambiaron su paso muy levemente cuando caminaron junto a su pareja (…) los autores sugieren que ajustar el paso solamente sucede cuando se deambula con las parejas románticas”.

Y es que la razón de este curioso fenómeno está relacionada a los ancestros, que eran recolectores y cazadores. Pues según los investigadores, es cuestión de lógica que, desde la antigüedad, los hombres han disminuido su paso en las caminatas de larga distancia para ayudarle a la mujer para que conserve su energía, lo que aumenta las posibilidades de tener un parto con éxito.

Sifferlin añade que eso se debe a que el sistema reproductivo de la mujer “es sensible a las perturbaciones de energía y en las sociedades de recolectores y cazadores,  que a veces caminaron largas distancias, el gasto de energía  podría complicar la capacidad de una mujer para concebir”.

 

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