El arte de Marcos Kurtycz contra el Estado de guerra

Con la exposición Contra el estado de guerra, un arte de acción total, el MUAC le muestra al público piezas con las que el polaco Marcos Kurtycz buscó enfatizar que la violencia no es la mejor solución para erradicar un problema social
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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En 1939, Marcos Kurtycz tenía cinco años y vivía en una Polonia de paz, rodeado plenamente de su familia. Pero la Segunda Guerra Mundial lo alcanzó, le quitó a casi todos sus seres queridos, uno a uno. Su madre, por ejemplo, fue secuestrada y fusilada frente suyo. Fueron estas imágenes tan trascendentales las que, al paso de los años, le hicieron darse cuenta de algo, que la violencia no es la solución.

Al día de hoy han pasado 23 años de su muerte, pero a pesar del tiempo transcurrido la comunidad artística no lo ha dejado ir, conserva, como lo hace el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), el legado cultural que Kurtycz le dejó al mundo.

“La guerra le dejó una huella muy profunda a un grupo de artistas que además sufrieron en carne propia sus efectos (…) Después de una experiencia así no se pueden mantener los mismos valores estéticos. Situó a la gente en una realidad mucho más dura, dejándoles en claro que hay que reflexionar para evitar la violencia”, comparte el curador e historiador Francisco Reyes Palma.

El también crítico de arte mexicano ha estudiado por un par de años la vida de Marcos Kurtycz, un polaco que llegó a México en 1968 y que dejó su carrera de ingeniero para dedicarse al arte, a destinar sus días y noches para intentar expresar momentos difíciles a través de múltiples materiales y técnicas.

En la exposición que presentará el MUAC, y de la cual Reyes Palma ejerció como curador, titulada Contra el estado de guerra, un arte de acción total, se encuentran docenas de ejemplos de cómo es que para Kurtycz no era difícil hacer arte, pues con cualquier objeto que tenía a su alrededor, como desechos industriales y elementos vegetales, era capaz de exponer un mensaje.

Con una hoja de árbol del tamaño aproximado de la palma de una mano, por ejemplo, simuló una bomba a la que nombró Bomba Vegetal, imitando los instrumentos con los que se llegó a destruir casas y edificios.

También, con la ayuda de mazorcas de maíz, Marcos tomó esta figura y la comparó a las bombas con las que se quemaban los libros en el Holocausto.

En la exposición del MUAC, la cual se abrirá al público a partir de este sábado 30 de noviembre, a las 12:00 horas, están presentes diferentes modelos de mazorcas. Bomba de huitlacoche, Bomba de cebada, y Bomba de maíz son algunas de ellas. Pero estas piezas, de acuerdo con el curador, son un ejemplo de arteacción, pues cuando fueron creadas a inicios de los años 80 el artista invitó a la gente a ponerle color a los granos, intentando dejar atrás la simulación de una catástrofe.

Kutycz nos dio un arte que plantea de alguna manera problemas, que hace reflexionar, que marca afectivamente a la gente, es un arte desmaterilizado en el sentido de que el objeto pasa a un lugar secundario y lo que toma prominencia es el proceso de realización de la obra
Francisco Reyes PalmaCurador
En ese sentido, el historiador enfatiza que Marcos encontraba el arte en todo y esa era una de sus grandes enseñanzas. “En una ocasión, cuando viajó a Chiapas a enseñarle a un grupo de niños indígenas a producir libros, utilizó sandalias desechables y café disoluble para pintar”.

El México de Marcos Kurtycz

Marcos Kutycz llegó al país azteca días antes de que iniciara el movimiento estudiantil del 68. Había dejado Cuba en el pasado y aterrizaba acompañado de su esposa, la periodista mexicana Mercedes Escamilla. El 2 de octubre es una de las fechas que también se encuentran registradas en las paredes del MUAC, pues todo aquél público asistente identificará a uno de los personajes más polémicos de esa fecha: Gustavo Díaz Ordaz, el expresidente a quien se le señaló como el autor de la matanza juvenil.

Entre las hojas de sus cuadernos, Kurtycz dibujó una silueta animada del exmandatario, la cual creó con extremidades de marioneta y situada dentro de un cañón.

De acuerdo con el curador, este tipo de trabajos del artista, como los que se guardaron en diferentes libretas, fueron una sorpresa para él, ya que se dio cuenta que también quería expresar un mensaje de manera irónica, como lo hizo con las torres gemelas y los objetos ecológicos.

Cuerpos voladores lanzados desde Elis (sic) Island para estrellarse contras las Torres (1989) fue la pieza en la que el polaco ilustró cómo unos objetos caen sobre las torres gemelas, incluso antes de que en verdad pasara, en 2001.

En ese sentido, Reyes Palama enfatiza que Kurtycz no era un adivino ni mucho menos, sino que su trayectoria en escenarios catastróficos le dio la habilidad de detectar qué lugares eran objetos previsibles para recibir un ataque.

“Marcos lo que busca es atacar la raíz de la guerra. Básicamente su tesis es poner en evidencia que el estado de decepción es un estado de guerra en tiempos de paz (…) Y así como la publicidad es un ataque permanente a las necesidades humanas, Kurtycz usa el arte para bombardear las injusticias”, comenta el curador.

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