Al ritmo del acordeón de botones, en un caluroso Culiacán, Sinaloa, en 1986, un pequeño niño de tez morena coreaba “una palomita blanca, de piquito colorado, ayer yo la vi llorando, en las cumbres de un guayabo”, canción de Guadalupe Tijerina, fundador de Los Cadetes de Linares.
Rodolfo David Aguilar Dorantes, era acompañado por el instrumento armónico de viento de su padre, con apenas tres años de edad en una reunión familiar, que bien pudo ser el cumpleaños de su hermana, el día de las madres u otra festividad, el pequeño ya se perfilaba para llevar su vida por un único camino, el de la música mexicana y de ritmos latinos.
Lo recuerdo así, como que todos estábamos cantando, yo coreaba una canción norteña antigua, del norte polvoriento que se llama ‘El palomito’ y hay una grabación en un casette, donde tengo tres años y estoy cantando eso”, describe y tararea El David Aguilar.
En entrevista para Reporte Índigo, el cantautor también precisa que el sufijo “El” se quedó a partir de su placa homónima de 2014, en la que a falta de ocurrencia para un título, se tomó el mote que usaba para las redes sociales.
“Es una cosa muy sinaloense, yo soy de allá y allá es ‘la’ Martha, ‘el’ Chuy, ‘el’ Carlos. La verdad a veces pienso que mi nombre artístico ‘El David Aguilar’, me parece ñoño, digo, ¿por qué pasó esto? Pero ya está y no hay mucho que hacer”, comparte entre risas.
De camiseta roja sin marca y pantalones oscuros, el compositor de 35 años se muestra sencillo y honesto, aunque su trayectoria, que comenzó de manera independiente, ya lo haya llevado a visitar países como Estados Unidos, Cuba, España, Francia, Argentina y más.
Actualmente, el artista está promocionando su sencillo “De largo vi pasar tus dedos”, el cual formará parte de su nuevo “anti-álbum” (como él lo llama) Reciente, que llegará al público este 2019.
Influenciado por corridos, rancheras, bossa nova, rock, cumbia, bolero y demás ritmos internacionales, Aguilar confiesa que su más grande inspiración está en observar el comportamiento social y su motivación en componer canciones está en la gente y su manera de ser.
¡Aparta la fecha!
Para promocionar su próximo disco, Reciente, Aguilar se presentará en el Lunario del Auditorio Nacional el 8 de junio. Los boletos tienen un costo de entre 300 y 500 pesos en Ticketmaster.
Componiendo, tocando y divirtiéndose
Aguilar no concibe sus recuerdos primigenios sin la música, desde sus 10 años determinó firmemente que él sería músico por el resto de su vida, lo que le pareció de lo más normal, pero después entendió que esto era una particularidad de su persona.
“Yo sí sabía a que me quería dedicar. Compuse unas dos o tres canciones cuando tenía 13 años, porque empecé a tocar la guitarra más en forma a los 12. Tocábamos rolas de The Beatles”, se sincera el cantautor.
En la secundaria el adolescente formó una banda de pop, los temas que tocaban eran Ven a mí y Objeto de luz, confiesa que su composición era rudimentaria, pero con el paso de los años fue escalando su nivel, entre los 15 y 18 años fue que logró subirlo en materia melódica.
“La verdad es que ni sabíamos de que hablaban (las canciones), lo que quieres es que suene interesante, a esa edad ¿qué vas a decir? Me acuerdo que decía ‘Ven a mí como un ave al mar, queriendo comer’, esa imagen es como cuando se clavan los pelícanos a pescar”, dice el sinaloense.
Sin fronteras musicales
Para el músico, Iberoamérica es toda su área de aprendizaje, considera que actualmente los compositores deberían de extenderse más allá de sus raíces nacionales, para tener una influencia amplia.
“Me siento afín a la música brasileña desde adolescente, el bossa nova me voló la cabeza, y siento que está marcado en mi obra (…) luego la música argentina, la samba, por no hablar de la música norteña, la ranchera, el folk mexicano, que eso desde niño lo escuchaba”, recalca.
El cantante de La cumbia de la bicicleta reconoce que en algún momento denostó la música regional de México, prefiriendo los acordes estridentes del rock internacional, pero después volvió a su origen.
“Después regresé, me di cuenta que la música ranchera es el rock, es el equivalente al blues, o sea ¡es la raíz! Eso ya pasó hace mucho tiempo, que empecé a explorar, es lo que consume mi necesidad más genuina creativa, que pienso y pienso en el bolero ranchero y pienso que lo voy a llevar a lugares donde no se ha llevado”.
Colaboraciones preferidas
Aguilar recuerda los ensambles que ha hecho en su carrera musical, de los cuales tiene sus favoritos, por distintos motivos personales y profesionales
Jorge Drexler
“En su último disco, soy colaborador, escribimos juntos una canción, hago coros y estuve en la producción, somos amigos además”.
Kevin Johansen
“Me invitó a cantar en su disco en vivo aquí en México, y no lo puedo creer todavía, siempre fui muy fan de él, y conocerlo así y que me haya invitado fue muy especial”.
Caloncho
“Con él canté e incluso da para otra respuesta, estoy por empezar un proyecto con él. Actualmente colaboro con mucha gente que admiro un montón”.
Natalia Lafourcade
“Tanto en mi disco, Siguiente (2017), como en el suyo, Musas, vol.2 (2018); en el de ella como autor y en el mío como cantante”.