El día que Huerta traicionó y ordenó asesinar a Madero y Pino Suárez

El 22 de febrero de 1913 se perpetró uno de los asesinatos más recordados de la historía política del país, producto de un golpe de estado.

El 22 de febrero de 1913 se perpetró uno de los asesinatos más recordados de la historía política del país, producto de un golpe de estado: el entonces presidente de México Francisco I. Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez fueron traicionados por Victoriano Huerta, comandante de la Fuerzas armadas.

La cobarde muerte que se les dio a ambos personajes terminó además con la Decena Trágica, que inició el 9 de febrero del mismo año.

Por órdenes de Huerta, Madero y Pino Suárez fueron detenidos en Palacio Nacional, por el encargado de la defensa del recinto, el general Aureliano Blanquet.

El hermano de Francisco I. Madero, Gustavo, fue aprehendido a la par, sin embargo, el fue torturado y asesinado en el cuartel de la Ciudadela, donde hoy se encuentra la Biblioteca México.

Bajo amenazas, Francisco y José María renunciaron a sus cargos, mientras la presidencia interina fue asumida por Pedro Lascuráin, y la secretaría de Gobernación por Huerta.

Sin embargo, sólo habían pasado 45 minutos cuando Lascuráin renunció y Victoriano tomó su lugar.

Ya con el poder sobre sus hombros, con el apoyo de algunos militares porfiristas y de embajador de EU en México, Henry Lane Wilson, mandó a matar a Madero y Pino Suárez.

Ambos tenían la esperanza de que los mandaran a Cuba, pero al enterarse de la muerte de Gustavo, las ilusiones terminaron.

La noche del 22 de febrero, el coronel Joaquín Chicarro anunció a Madero y Pino Suárez que serían trasladados a la penitenciaría.

El apostol de la democracia aún se despidió del general Felipe Ángeles (nombre que llevará el nuevo aeropuerto de Santa Lucía) y le advirtió que nunca más se verían.

Fueron llevados al Palacio de Lecumberri y asesinados a sangre fría por sus verdugos.

La vida de Madero se extinguió con dos disparos en la cabeza, mientras que la de Pino Suárez con 13, pues intentó huir al ver a Francisco muerto.

La población se enteró hasta dos días después (24 de febrero), y muchos de ellos se reunieron en el lugar, incluso se inició una manifestación, aunque se reprimió casi de forma inmediata.

AMLO Y LOS GOLPES DE ESTADO

Durante los primeros días de este mes, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) afirmó que en México ya no hay lugar para dictadores como Francisco Franco, Adolfo Hitler y Augusto Pinochet.

“Aquí no hay la más mínima oportunidad para los Huertas, los Francos, los Hitler o los Pinochet. El México de hoy no es tierra fértil para el genocidio ni para canallas que lo imploren”, escribió.

Incluso, invitó para hacer una lectura de la fábula de Esopo ‘Las ranas pidiendo rey’.

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