¿Te imaginas poder oír un color o ver un sonido? La sinestesia es una condición en la que las percepciones de los sentidos se combinan provocando que lo anterior sea posible para algunas personas.
Este efecto es algo que de acuerdo a las creencias de científicos, todos los humanos tenemos pero en menor medida que los sinestésicos. Hace décadas, en la isla Tenerife el psicólogo Wolfgang Köhler hizo un experimento en el que mostraba dos dibujos a la gente: uno con puntas y otro con curvas. Köhler pidió que le dieran nombre a las figuras con el término ”takete” o “baluba”. ¿A cuál de las figuras de arriba le pondrías “takete” y a cuál “baluba”?
En los resultados que publicó en 1929, se reveló que la mayoría de la gente nombraba ”takete” a la figura puntiaguda y “baluba” a la curva. Esta información no tuvo mucho impacto en esa época, sin embargo, con el tiempo ha sido muy relevante para la psicología, la neurociencia y la lingüística.
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Vilayanur S. Ramachandran y Edward Hubbard de la Universidad de California, publicaron en 2001 su investigación sobre la sinestesia y lo que tiene que ver con el experimento realizado casi 70 años atrás por Köhler, en ella se demostraba que los humanos vinculan visión y audición de una manera muy parecida.
Los investigadores retomaron el estudio de Köhler modificando levemente los términos para nombrar a las figuras, esta vez se usó “kiki” y “bouba”. Los resultados arrojaron que el 90% de la población sin problemas neurológicos asociaban “bouba” con la figura redondeada y “kiki” con la puntiaguda.
Más adelante otros investigadores siguieron indagando sobre la relación que hay entre los sonidos, lo visual y el lenguaje. La cuestión es: ¿el sonido de una palabra puede tiene un vínculo inherente con su significado? Es decir, el lenguaje designa las cosas arbitrariamente o sí hay alguna razón detrás de él. ¿Es éste el eslabón perdido del lenguaje?
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El cerebro interconecta lo que reciben nuestros sentidos, la vista no es el único que interviene a la hora de percibir de distintas formas lo que nos rodea. El uso verbal y visual también afecta cómo se experimenta por ejemplo la comida. El año pasado la investigadora Merle T. Fairhust, publicó algunos de sus resultados en relación al efecto Bouba-Kiki en los platillos. Fairhust hizo un experimento en colaboración con el restaurante The Fat Duck, famoso por el enfoque científico de su propietario hacia la experiencia culinaria.
En el estudio se sirvieron platillos complejos en diferentes formas de platos y presentaciones, se tomaría nota de cómo estas diferencias alteraban el nombre que se les ponía y cómo se percibían los alimentos. En los resultados se confirmó que la comida se percibe más dulce cuando es servida en un plato redondo, y que la forma del plato y la manera en que está servido interfiere en cómo nos sabe.
El chef Heston Blumental, propietario de The Fat Duck, le dijo a BBC: “Hay todo un mundo por descubrir: si escribes ‘vino’ con una fuente puntiaguda y luego con una fuente redondeada y tomas el mismo vino, pero miras una u otra versión, te sabe distinto”.
El efecto Bouba-kiki no se limita a las figuras usadas en el primer experimento, por ejemplo, piensa cuál es bouba y kiki entre un refresco y un jugo. ¿Y en un kiwi y una manzana?
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La película Intensa Mente de Disney hace un guiño al efecto Bouba-Kiki cuando Alegría, Tristeza y Bing Bong atraviesan a toda velocidad por el atajo en la mente de Riley, y se convierten en formas geométricas. Alegría se convierte en una forma muy parecida a la designada como Kiki.
Con información de BBC.