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El espacio necesita mujeres

"El cielo no es el límite", decía el brochure de la Estación Espacial Internacional (EEI), en referencia a la astronauta Samantha Cristoforetti, la primera mujer de origen italiano en la historia que viaja al espacio.

"Cuando el cuerpo llega al espacio se adapta rápidamente, dramáticamente, y las diferencias que vemos entre hombres y mujeres pueden tener un impacto significativo"
Saralyn MarkAsesora médica de la NASA
La primera mujer que viajó al espacio fue la cosmonauta rusa Valentina Tereshkova (en 1963), la segunda fue la soviética Svetlana Savitskaya (en 1982), y la tercera fue Sally Ride, la primera estadounidense que llegó al cosmos, en 1983
http://youtu.be/CjtBTEZfpOs

“El cielo no es el límite”, decía el brochure de la Estación Espacial Internacional (EEI), en referencia a la astronauta Samantha Cristoforetti, la primera mujer de origen italiano en la historia que viaja al espacio.

Samantha, de 37 años, junto a sus compañeros, el ruso Anton Shkaplerov y el estadounidense Terry Virts, permanecerán a bordo de la EEI hasta mayo del 2015. Entre sus maletas llevaban caviar y al llegar se encontraron con el astronauta norteamericano Barry Wilmore y los rusos Elena Serova y Alexandre Samokutiayev, quienes regresarán a la Tierra en marzo del próximo año.

Tras dos años y medio de entrenamiento, Cristoforetti dejó el planeta para realizar experimentos científicos en dicha estación espacial. Pero también, para demostrar que hace falta la presencia femenina en las misiones y programas de este tipo, así como en el rubro de la tecnología espacial.

A pesar de que cada vez son más las mujeres en este tipo de profesiones, lo cierto es que aún son muy pocas las que pisan el espacio o arreglan transbordadores. Y la razón podría estar en que el hombre resiste con más capacidad las condiciones del espacio… aunque ellas también tienen ciertas ventajas una vez que ya se cruzó la barrera de la atmósfera.

“Cuando el cuerpo llega al espacio se adapta rápidamente, dramáticamente, y las diferencias que vemos entre hombres y mujeres pueden tener un impacto significativo”, dijo Saralyn Mark, asesora médica de la NASA.

De acuerdo a estudios realizados por la NASA, con la participación de 477 hombres y 57 mujeres, ellos registraron un pulso más bajo ante situaciones de estrés, sobrellevaron mejor el aterrizaje y presentaron menos infecciones urinarias durante las misiones efectuadas hasta junio del 2013.

Y, las mujeres tuvieron mayor intolerancia a la ortostática por hipotensión (cuando la presión arterial durante y después de cada latido cardiaco es mucho más baja que lo normal, por lo que el corazón, cerebro y otras partes corporales no reciben sangre suficiente).

Aunque ellas no se quedan atrás en las ventajas de ser mujeres y astronautas, ya que tuvieron menos infecciones o problemas con la vista y el oído. 

Y es que incluso la agencia espacial estadounidense tiene previsto el desarrollo de medicamentos personalizados en función del género de los astronautas, que pasarían años fuera del planeta. Esto debido a que ya hay planes de realizar misiones de larga duración y más viaje tripulados, en un futuro no muy lejano.

A pesar de las diferencias y del hecho de que ellos resisten mejor las condiciones del viaje, una misión hacia el Planeta Rojo, por ejemplo, podría ser más barata y factible si la tripulación está compuesta exclusivamente por el sexo femenino.

De acuerdo a la escritora Kate Greene, quien formó parte de un simulacro de misión a Marte llevado a cabo este año, la opción idónea es que la tripulación esté compuesta exclusivamente por mujeres.

El proyecto titulado Hawai Space Exploration Analog and Simulation (Hi-Seas), concluyó que las mujeres darían pie a un viaje con menos costo y con mayor probabilidad de éxito. 

Y la razón es que ellas requieren un consumo calórico menor que los hombres. La mujer necesita aproximadamente 2 mil calorías diarias, mientras que un hombre consume un mínimo de 3 mil calorías.

“Semana tras semana, las tres mujeres de la tripulación gastaron menos de la mitad de las calorías que los tres miembros masculinos de la tripulación. ¡Menos de la mitad!”, señaló Kate Greene durante una entrevista con la revista estadounidense Slate.

El consumo “tienen gran importancia en la planificación de una misión. Pues cuanto más alimento necesita una persona para mantener su peso en un largo viaje espacial, más comida se debe llevar. A más comida, más pesada la carga útil. Y cuanto más pesada la carga útil, más combustible será necesario para hacer volar la nave”, dijo Greene en la entrevista.

Mándelas a volar…

La  serie de estudios a cargo de la NASA y el US National Space Biomedical Research Institute (NSBRI), concluyó que “hacen falta mujeres en el espacio”. Y las diferencias entre hombres y mujeres ante los estragos del viaje no son impedimento.

Ellas sufren más por el Síndrome de Adaptación Espacial, pero ellos sienten más náusea cuando regresan a la Tierra, según la mencionada serie de seis estudios, que fue publicada en Journal of Women’s Health.

Una publicación en la revista Motherboard indicó que “las mujeres son más resistentes a infecciones en la Tierra (…) y son, por lo general, dos veces más propensas que los hombres a experimentar un trastorno afectivo como depresión en el planeta, que no parece ser el caso de los astronautas (hombres)”, enfatizó Saralyn Mark.

“Incluso con los datos disponibles, no siempre se consideran las diferencias de sexo (…) y ayudará que los Institutos Nacionales de Salud impulsen la inclusión de ambos sexos en la investigación preclínica (…)”, subrayó Mark.

Y añadió que “una vez que se comience a mirar el mundo a través de un lente de sexo y género se verá la complejidad (…)” y simplicidad entre los cuestionamientos sobre la diferencia de género.

Además, puntualizó la publicación en Motherboard, “la mejor manera de tener hallazgos más acertados entre la diferencia (entre hombres y mujeres) es tener más mujeres en el espacio (…) es prometedor que la NASA haya elegido cuatro hombres y cuatro mujeres en su última selección de tripulación”.

Bette Siegel, coautora de The Human Exploration and Operations Mission Directorate, dijo que no se trata de una guerra de sexos, sino de una manera de medir y desarrollar mejor equipo y tratamiento tanto para hombres como mujeres que forman parte del campo de la tecnología espacial. 

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