Puentes “hipnóticos”, enormes rascacielos que puedan girar, interiores impresos en 3D y hasta edificaciones a prueba de desastres naturales son solo algunos de los proyectos que podrían ser realidad en un futuro no muy lejano.
Algunos de ellos suenan como si se estuviera describiendo el set de una película de ciencia ficción, pero se trata de iniciativas de la vida real, que sobrepasaron la época de las maquetas y los renders.
Sin embargo, al hablar de la arquitectura y la construcción del futuro no necesariamente se tiene que mencionar a esos rascacielos giratorios, ya que la innovación se inclina hacia el uso de materiales “básicos” como el agua, la madera y ladrillos orgánicos, por ejemplo.
Vital para vivir y construir
El agua es vital para la existencia de cualquier ser vivo… pero también podría ser el material imprescindible para la construcción. El arquitecto húngaro Matyas Gutai es el pionero de lo que llama “ingeniería líquida”, con la que se edificarían casas con paneles de agua.
Es un proyecto sostenible, innovador y a la vez sencillo.
La comodidad del hogar está directamente ligada a la temperatura del mismo. A nadie le gusta pasearse por la casa con una cobija como “un alma en pena”, y tampoco es muy agradable sudar a mares. Además, es costoso encender el aire acondicionado y en ocasiones la construcción no fue “pensada” con la ventilación natural adecuada.
“Como arquitecto creo que es realmente importante que este edificio trate de redefinir la permanencia, que ha sido un concepto clave en la arquitectura desde hace miles de años. Nuestro enfoque respecto a la permanencia no ha cambiado mucho, pero ahora, en vez de hacer algo muy fuerte que trate de resistirlo todo, estamos haciendo algo que se adapte a su entorno”, menciona Gutai.
El problema de enfriamiento, el gasto excesivo de energía y hasta la reducción de las emisiones de carbono podrían solucionarse gracias al potencial de Matyas Gutai.
Tras años de investigación junto a su colega de la Universidad de Tokio, Milan Berenyi, y con el apoyo de una beca por parte de la Unión Europea, Matyas construyó el prototipo de una casa a base de ingeniería líquida en su pueblo natal Kecskemet, en Budapest.
Gutai dice que su panel “puede calentar y enfriar el edificio en sí. El agua que está dentro del panel hace la misma labor que la calefacción”. También ahorra energía, pues si lo comparas “con un edificio parecido con grandes superficies de vidrio, es una solución muy limpia y sostenible”, señala.
El proyecto de Gutai tardó casi seis años en completar el modelo piloto. Y el trabajo del arquitecto húngaro ha rendido frutos, ya que distintas empresas europeas están en pláticas con él para construir edificios con ese tipo de sistema.
Matyas asegura que la idea de esta “ingeniería líquida” nació después de acudir a aguas termales, rodeadas de nieve, en donde cayó en la cuenta de que seguía cómodo en el agua.
“(…) mezclamos el agua con solventes naturales que no contaminan pero que reducen el punto de congelación a un nivel aceptable. Esto significa, en términos prácticos, que incluso si la tecnología falla, el agua no puede congelarse. En el caso de los climas fríos, como en Hungría, también agregamos aislamiento adicional a la estructura para protegerla de la congelación”, agrega el arquitecto.
Matyas Gutai es, ante todo, un visionario. Pero a la vez es el vivo ejemplo de la descripción que tenía el fallecido urbanista Frank Lloyd Wright sobre un gran arquitecto: “Todo gran arquitecto, necesariamente, es un gran poeta. Debe ser un gran intérprete original de su tiempo, de sus días, de su época”.
De vuelta a la madera
Tal vez en la fábula “Los tres cerditos”, el lobo derrumba la casa de hecha a base de madera, pero en el futuro arquitectónico este material podría ser otro recurso innovador. Así como lo fue en el pasado.
Los ganadores del Concurso Arquitectónico de HSB Stockholm de 2013, los escandinavos C.F. Møller y Dinnell Johansson, propusieron construir un diseño que se convertirá en el rascacielos de madera más alto del planeta.
El diseño de C.F. Møller y Dinnell Johansson será un proyecto de la arquitecta de Kerbler, Caroline Palfy. El edificio fue bautizado como “HoHo” y medirá alrededor de 84 metros.
El proyecto dará vida a un edificio residencial, cimentado por una estructura de madera, con estabilizadores de hormigón. Cada departamento tendrá un balcón con fachada de cristal “y el techo será el hogar de una serie de paneles solares”, describe en Arch Daily James Taylor-Foster.
“Es un material ecológico y duradero que crea un clima interior confortable y saludable (…)”, agrega James.
¿Y los incendios? Ya se trabaja con las autoridades correspondientes en Austria para contar con excelentes sistemas de prevención de los mismos.
Según dice Palfy en una publicación de The Guardian, se podrán ahorrar 3 mil toneladas de emisiones de CO2 con un edificio así, si se compara con uno de hormigón y con las mismas dimensiones.
Pretenden que sea una realidad en 2023, y se edificará en una de las zonas urbanas de punta, Seestadt Aspern, localizada en Viena.
Ladrillos orgánicos
Así como los jardines verticales pintaron de un verde “muy sostenible” algunas ciudades, ahora los ladrillos orgánicos podrían ser implementados en edificios y demás construcciones.
Sí, con materiales orgánicos tan básicos como el maíz.
The Living dio vida al prototipo de una torre, llamada “Hy-Fi”, que fue seleccionada como ganadora en 2014 por el Museo de Arte Moderno y el MoMA PS1, en la 15 edición del Young Architect Program (YAP).
La estructura, que será temporal, será construida con un nuevo sistema de biodiseño que utiliza material orgánico. De acuerdo a Arch Daily, “Hy-Fi” necesitará “dos materiales nuevos: ladrillos orgánicos fabricados por Ecovative Design, hechos con tallos de maíz y estructuras de raíces; y ladrillos reflectantes, diseñados por 3M, que se usarían como bandejas de cultivo para los ladrillos orgánicos antes de ser implementados en la estructura”.
El MoMA indica en su página Web que “‘Hy-Fi’ será la primera estructura de gran tamaño cuyas emisiones de carbón sean casi nulas en su proceso de construcción y cuyo diseño sea 100 por ciento ‘compostable’ (…) Recurriendo a los últimos avances en biotecnología, reinventa el componente más básico de la arquitectura, el ladrillo, como material del futuro y como estímulo tradicional para un sinfín de posibilidades de diseño”.
> Ingeniería líquida
El proyecto de Matyas Gutai