El GPS que llevamos dentro

Los tres ganadores del Premio Nobel de Medicina 2014 nos recordaron ayer la capacidad del ser humano de crear y seguir mapas mentales.

John O’Keefe, May-Britt y Edvard Moser localizaron “un sistema de posicionamiento, un GPS interno del cerebro, que hace posible orientarnos en el espacio”, informó la Asamblea del Nobel. 

En una época donde la dependencia a los sistemas de navegación GPS es cada vez mayor, el descubrimiento “abre una vía” para entender la memoria y nuestra capacidad de ubicarnos, destacó el Comité.

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Los tres ganadores del Premio Nobel de Medicina 2014 nos recordaron ayer la capacidad del ser humano de crear y seguir mapas mentales.

John O’Keefe, May-Britt y Edvard Moser localizaron “un sistema de posicionamiento, un GPS interno del cerebro, que hace posible orientarnos en el espacio”, informó la Asamblea del Nobel. 

En una época donde la dependencia a los sistemas de navegación GPS es cada vez mayor, el descubrimiento “abre una vía” para entender la memoria y nuestra capacidad de ubicarnos, destacó el Comité.

De acuerdo con los otorgadores del reconocimiento, el científico británico-estadounidense John O’Keefe descubrió en 1971 las llamadas “células de lugar” en el hipocampo, gracias a que estas neuronas siempre se activaban cuando una rata estaba en uno u otro punto de la habitación, y hacían un mapa del lugar. 

May-Britt Moser y Edvard Moser, el cuarto matrimonio que comparte un premio Nobel, identificaron en 2005 las “células de cuadrícula”, que generan un sistema de coordenadas y permiten un posicionamiento preciso y la búsqueda de caminos, precisa el comunicado de la Asamblea con sede en Noruega.

“Gracias a nuestras ‘células de cuadrícula’ no tenemos que caminar con un mapa para encontrar nuestro camino cada vez que visitamos una ciudad porque tenemos un mapa en la cabeza”, dijo Juleen Zierath, presidenta del comité que otorga el Nobel de Medicina. 

Cambio de paradigma 

El descubrimiento significa un “cambio de paradigma” en la neurociencia que permitirá entender mejor nuestro geolocalizador interno, afirmaron ayer los organizadores.  Además podría ayudar a comprender la pérdida de la memoria espacial que afecta a las personas con Alzheimer. 

Los resultados de la investigación “ayudaron a responder una pregunta que obsesionó a filósofos y científicos durante siglos: ¿cómo el cerebro crea un mapa del espacio que nos rodea y cómo nos ayuda a movernos por un entorno complejo?”, celebró la Asamblea del Nobel.

Aunque los hallazgos anteriores se hicieron en animales, se comprobó que hay un sistema similar en el cerebro humano. 

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