Chris Barrett, uno de los primeros (y más orgullosos) usuarios de Google Glass ha dejado de usarlo. La razón, explica, son los terribles dolores de cabeza que comenzaron a partir de que los recibió.
“El primer dolor vino la primera semana de utilizar ‘Glass’”, reveló a CNET, “lo usaba todo el día, todos los días (…) después de unas horas, mi cabeza comenzó a palpitar”.
El joven, que afirma no haber sufrido de migrañas antes de este evento, no las relacionó al gadget en un principio y se fue a dormir.
Unas semanas después, el dolor volvió, esta vez con más fuerza.
“Dolía tanto que tuve que regresar a casa a dormir”, señala. Según asevera, recurrió al sitio privado para usuarios de Google Glass con el fin de investigar si alguien más había sentido algo parecido.
Ahí, encontró “a alguien que había tenido dolores de cabeza por ver tanto hacia arriba, otros que se sentían incómodos cuando tenían que ver hacia la esquina derecha del lente y uno que solo tuvo problemas en el ojo izquierdo”.
Preocupados por usuarios que expresaron haber sufrido vértigo, mareos y nauseas. En entrevista para Forbes, Sina Fateh, un oftalmólogo experto en dispositivos de este tipo. Este indica que “así como podemos tener fatiga en las manos, podemos tener fatiga en los ojos”.
Fateh agrega que Google Glass puede causar confusión visual, porque “el cerebro odia tener una imagen frente a un ojo que no está frente al otro”.
Durante años, recalca Fateh, los visores de este tipo han sido problemáticos, provocando rivalidad binocular, interferencia y cambios en la alineación de los ojos (conocidos como “phoria”, en inglés).
Pero Google y Eli Peli, un consultor para la compañía y profesor de oftalmología en la Harvard Medical School, están en desacuerdo.
“La posibilidad de tener estos problemas (usando Glass) no es cero, pero es pequeña”, dice a Forbes.
Y respecto a la incomodidad por tener que mirar hacia arriba, afirmó que “lo más probable es que desaparezca con el tiempo.
La recomendación de Peli es que los usuarios del dispositivo se acostumbren a usarlo poco a poco, como lo harían con lentes convencionales.