A pesar de la eminente iniciativa privada de viajar a Marte en 2023 (para ejemplo está la propuesta holandesa Mars ONE), la NASA asegura que se podrían lanzar misiones tripuladas hasta 2025 o incluso después.
Y es que pese del entusiasmo, las condiciones idóneas y los avances de la tecnología espacial, hay un grave problema que no se puede pasar por alto: la exposición a la radiación.
Los resultados de un estudio realizado por Curiosity, el vehículo de la NASA que llegó en agosto de 2012 al Planeta Rojo, indican que los astronautas estarían expuestos a una dosis de radiación de 660 milisieverts (unidad que mide la dosis de radiación que absorbe la materia viva) durante un viaje de 360 días, de ida y vuelta. Actualmente es el trayecto más rápido posible.
Durante el análisis, el rover espacial contó el número de partículas espaciales de alta energía que chocaron contra la cápsula durante los ocho meses que tardó en llegar a Marte, dice un artículo de la BBC.
“Las partículas que preocupan a los expertos se pueden clasificar en dos categorías: aquellas que son aceleradas de nuestro dinámico Sol, y las que llegan a alta velocidad desde afuera de nuestro Sistema Solar”, señala Jonathan Amos, corresponsal de ese medio.
Según estos datos, el “viaje redondo” a Marte expondría a un ser humano de manera que alcanzaría los límites de seguridad.
La NASA ha limitado el riesgo de los astronautas a contraer cáncer a un 3 por ciento, es decir, que la dosis de radiación acumulada sería de 800 a 1,200 milisieverts. Tomando en cuenta factores como su edad y si son mujeres u hombres.
“La tasa de la dosis no es el único problema, es el número de días que uno acumula, esa dosis es lo que hace un total que supera lo límites máximos (permitidos de radiación). Mejorar la propulsión sería realmente la clave si alguien pudiera hacer que funcione”, dice Donald Hassler, del Instituto de Investigación Suroeste en Boulder, Colorado.
Se trata de “hacer las cosas tan ligeras como puedas, pero al mismo tiempo, para la protección contra la radiación quieres tener el suficiente blindaje a tu alrededor para protegerte”, enfatiza Hassler.
Y es que el riesgo a padecer cáncer a causa de la exposición a la radiación y a la energía que desprenden los rayos cósmicos galácticos, no es el único.
Los astronautas también podrían sufrir alteraciones en los nervios y en los ojos.
La información recabada por el rover sobre qué tipo y cuánta radiación recibiría un ser humano durante su estadía en la superficie marciana será revelada este año.
Protección ‘anticáncer’
La NASA está buscando tecnologías de propulsión alternativas para que los viajes a Marte sean más cortos. Además, también trabaja en desarrollar diferentes tipos de protección para las naves que enviarían.
La agencia indica que se podrían reducir, por lo menos, algunas semanas del viaje si se desarrollan nuevos tipos de plasma y cohetes térmicos nucleares. Y si se refuerza el blindaje de las naves para proteger mejor a la tripulación. El problema es que el blindaje es muy pesado y enviarlo al espacio cuesta mucho dinero.
Aún así, la agencia espacial ya busca soluciones viables para poder acortar el tiempo del viaje a Marte y con ello reducir el tiempo de exposición a la radiación y energía en el espacio. También busca la manera de proteger aún más las naves tripuladas.
La iniciativa privada también tendría que tomar en cuenta estos riesgos, pues planean lanzar humanos antes que la NASA.