Mientras veía la apertura de los Juegos Olímpicos, me puse a pensar: ¿por qué demonios escogió Danny Boyle, de las docenas de bandas relevantes que tiene Gran Bretaña, a Arctic Monkeys para tocar en la inauguración de Londres 2012?
La razón no fue porque la banda de Sheffield tiene en Matt Helders al mejor baterista de su generación, aunque esa hubiera sido una muy buena excusa.
Creo que la decisión se resume a que Arctic Monkeys es la banda más “británica” en lo que va del nuevo siglo. El responsable es Alex Turner, el vocalista de la banda, quien logra destilar en las letras la identidad británica.
La prueba más clara de esto está en “Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not”, el disco debut de la banda. Las letras en este álbum te permiten adentrarte en el mundo de un joven de 20 años que nunca ha dejado su pueblo natal.
“A Certain Romance” es el ejemplo más claro de un letrista enfocado en no dejar que los lugares comunes lleguen a sus canciones. El disco prueba que se necesita talento para mezclar referencias a Duran Duran con delicadas observaciones de la vida nocturna y las primeras relaciones sentimentales importantes.
“Leave Before The Lights Come On” es más potente por la veracidad de la historia que cuenta Turner en apenas tres minutos. La inteligencia lírica del vocalista es innegable: logra llevarte de la excitación de una noche de “One Night Stands” a la cruda realidad de la mañana siguiente.
En el inicio de “D Is For Dangerous”, Turner describe a su antítesis: “He knew what he wanted to say, but he didn’t know how to word it”. Él parece saber con precision quirúrgica cómo hacer que las letras de Arctic Monkeys se distingan del resto de las bandas. La atención a detalle en sus canciones ha continuado en su más reciente disco, “Suck It And See”. No cualquiera tiene las agallas de hacer una canción como “Black Treacle”, en la que el típico jarabe de melaza impone el título y el coro de la canción.
Alex Turner es el heredero de Morrissey y Jarvis Cocker. Con cada nuevo disco se ha convertido en el rey de las letras en Gran Bretaña. Las canciones de Arctic Monkeys no nada más se escuchan, también deben de leerse.