El sueño dorado

Después del furor, el oro y la ceremonia número 88 de los Premios Oscar, quedan los temas al aire de una fiesta que compartió el sentimiento generado por el #OscarsSoWhite, pero que gastó el recurso hasta el cansancio.

Queda también la duda, del porqué los pronunciamientos de los acreedores de las estatuillas fueron opacos y sin pugna como en otros años, teniendo por supuesto algunas contadas excepciones.

México está en la mira del mundo. Y no solamente porque Alejandro “El Negro” González Iñárritu obtuvo su segundo Oscar consecutivo en la categoría de Mejor Director, por “The Revenant”. O porque Emmanuel “El Chivo” Lubezki se llevó la presea por tercera vez consecutiva por la misma cinta, en categoría de Mejor Fotografía.

La noche del domingo 28 de febrero, la historia del cine podría generar un capítulo trascendental, al posicionar por tercer año consecutivo el que México gane la presea de mayor reconocimiento en la industria fílmica estadounidense.

Mientras México saborea la gloria, que podría llegar gracias al triunfo del galardón, el candidato republicano conservador –que ha marcado una tajante postura negativa contra los mexicanos– está ganando las elecciones primarias en la Unión Americana, dando un revés en los pronósticos políticos y marcando reticencia en la comunidad latinoamericana