El tiempo es relativo
A todos nos ha pasado. Estamos haciendo fila en el banco o esperando al doctor y parece que los minutos corren muy lento; mientras que en una buena velada nos sorprende que el tiempo haya pasado “volando”.
Este fenómeno también aplica a largo plazo. Las personas de mayor edad suelen asombrarse de lo rápido que han transcurrido los días en los últimos años, y comparan los años de su juventud en los que el tiempo parecía ser más lento.
A todos nos ha pasado. Estamos haciendo fila en el banco o esperando al doctor y parece que los minutos corren muy lento; mientras que en una buena velada nos sorprende que el tiempo haya pasado “volando”.
Este fenómeno también aplica a largo plazo. Las personas de mayor edad suelen asombrarse de lo rápido que han transcurrido los días en los últimos años, y comparan los años de su juventud en los que el tiempo parecía ser más lento.
Sin embargo, todos sabemos que el tiempo es el mismo. Un minuto tiene 60 segundos, 60 minutos conforman una hora y 24 de éstas completan un día, que a su vez al acumular 365 se completan un año.
Entonces, ¿qué hace que cambie nuestra percepción del tiempo a corto y largo plazo?
Al parecer, “todo está en la mente”. Así lo señala la periodista de la BBC, Claudia Hammond, en su libro “Time Warped: Unlocking the Mysteries of Time Perception” que en español se traduce a “El tiempo retorcido: Descifrando los misterios de la percepción del tiempo”.
La clave está en el sistema de dopamina del cerebro y otros componentes del órgano. “Nosotros mismos estamos creando nuestra percepción del tiempo”, afirma la autora. “Nos basamos en la actividad neuronal en el cerebro con el aporte de los síntomas fisiológicos de nuestro cuerpo”, que se experimentan en un momento específico.
Entre el tiempo y el espacio
El lenguaje también influye en la percepción del tiempo.
Hammond expone que quienes escriben lenguas occidentales conciben el tiempo de forma espacial como una línea que va de izquierda a derecha – la misma dirección en la que se escribe –.
Sin embargo, quienes hablan hebreo o algún idioma árabe conceptualizan el tiempo en dirección opuesta. Y es que dichas lenguas se escriben de derecha a izquierda.
Asimismo, quienes hablan chino mandarín – un idioma que se escribe de manera vertical – suelen graficar el tiempo como una línea vertical con los eventos más tempranos en la parte superior y los más recientes en la parte de abajo.
Viejas y frescas memorias
La sensación de que entre más edad tienes, el tiempo pasa más rápido se puede explicar con simples matemáticas. A la edad de 40 años, un año significa apenas un cuarenteavo de tu vida, mientras que para un niño de 8 años, la proporción de un año es cinco veces mayor.
Por lo que cada vez que aumentan las velitas en el pastel, la porción de tiempo de un año, un mes, un día, es cada vez menos significativa.
Existe otra explicación psicológica para explicar la ‘aceleración’ del tiempo con el paso de los años. Se trata del concepto de “Reminiscence Bump” (Choque de reminiscencia) que se refiere a la preponderancia de los recuerdos acumulados entre los 15 y 25 años de edad.
Durante esta etapa se viven numerosos eventos que marcan la vida de cada individuo: “la primera experiencia sexual, el primer trabajo, viajar por primera vez sin los padres, vivir fuera de casa”, enlista Hammond.
Debido a su impacto, esta clase de memorias se mantienen frescas y son recordadas a gran detalle, con mayor nitidez que incluso memorias más recientes.
El ‘choque’ ocurre cuando el individuo se percata que existe una nueva generación en esta etapa (15 – 25) y cae en cuenta del tiempo que ha transcurrido desde sus ‘frescos’ recuerdos.
El hecho de recordar a detalle un suceso hace que éste parezca más reciente.
Por lo general, es alguna tendencia de moda la que hace caer en cuenta el paso del tiempo.
“Al ver a una nueva generación creando memorias con su propia música, sus filmes y sus ideas cuando nuestras ideas todavía se sienten frescas y recientes – su juventud se vuelve un insulto para nosotros, difícil de aceptar”, explica Paul Ford en la revista Variety.
Y es que no sólo está la intensidad de los recuerdos, sino también la cantidad de éstos.
Al “Reminiscence Bump” se le suma otro fenómeno conocido como “Holiday Paradox” (Paradoja de las festividades), en referencia a la sensación de que las festividades o vacaciones pasan rápido.
Esto se debe a que con la edad – y cuando la vida comienza a convertirse una rutina – se generan menos recuerdos diarios.
En un día normal, un adulto promedio crea entre seis y nueve recuerdos nuevos, según un artículo de The Guardian.
La paradoja ocurre porque durante los días festivos o vacaciones se genera una cantidad mucho mayor de recuerdos que en un día normal (de rutina), lo que ocasiona la sensación de aceleración en el paso del tiempo.
Desacelera el tiempo
Para disminuir la sensación de que el tiempo ‘pasa volando’, Hammond aconseja aumentar la frecuencia de nuevas experiencias, pues son éstas las que quedan grabadas con mayor nitidez en la memoria.
El libro “Time Warped: Unlocking the Mysteries of Time Perception”
La obra escrita por la periodista británica, Claudia Hammond, explica los factores psicológicos que afectan en la percepción del tiempo.