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El valor de un secreto

Cuando alguien nos confía una parte privada de su vida creamos vínculos emocionales que hacen sentirnos más cercanos a esa persona, pero también esto representa una carga ya que el sentido de responsabilidad recae en nosotros por compartir información encriptada

Todos escondemos algo de nuestra vida hacia el exterior, los secretos son parte de la existencia humana, más para algunos que para otros, y cuando decidimos compartir esos pensamientos encriptados depositamos confianza en quien nos escucha.

Pero en el fondo saber si la confidencia se queda ahí es engañoso, sólo queda la promesa del otro, quedando la duda de si nuestra reserva estará a salvo o no de más personas. Entonces, ¿qué tan dispuesta está la gente a guardar un secreto ajeno?

Michael Slepian, profesor asistente en la división de gestión de la Universidad de Columbia, lleva años estudiando cómo es que los secretos repercuten en la vida de la gente, por lo que ha elaborado profundos estudios al respecto.

En un reciente análisis que está por publicar en el Journal of Experimental Social Psychology, Slepian junto con académicos de la Universidad de Melbourne, Australia, mostrará cómo es que nos sentimos más cerca de nuestros seres queridos cuando compartimos información encriptada, pero también esto repercute porque se percibe como una carga.

Estar pensando en un secreto confiado hace que las tareas cotidianas se vuelvan más tediosas para las personas

Al tener este testimonio privado es probable que se piense más en el secreto, la presión aumenta sobre todo cuando se tienen amigos en común, ya que corre la incertidumbre de si el pensamiento misterioso se ha divulgado entre los demás, lo que causa estrés y preocupación a quien se le confió el enigma porque se siente responsable.

“Cuando existen este tipo de dinámicas donde se involucra a un tercero, es un acto también agresivo, no solamente porque se confía una información a otra persona que no le pertenece, sino también es agresivo para la persona que recibe el secreto”, precisa Juan Quibrera psicoanalista perteneciente a la Sociedad Psicoanalítica de México.

En estos momentos en los que la privacidad se ve vulnerada en redes sociales y a la vez existe un voyerismo persistente por la hiperconectividad es que surge la duda de ¿qué tan secreto es un secreto?

La presión silenciosa y social

En otro estudio también publicado por Slepian en 2015, el también doctor precisa que estar pensando en un secreto confiado hace que las tareas cotidianas se pueden volver más tediosas e inclusive las montañas parecen mucho más empinadas o que sus distancias son más lejanas de lo que normalmente son, a diferencia de quienes no están pensando en algo encriptado.

En otro estudio también publicado por Slepian en 2015, el también doctor precisa que estar pensando en un secreto confiado hace que las tareas cotidianas se pueden volver más tediosas e inclusive las montañas parecen mucho más empinadas o que sus distancias son más lejanas de lo que normalmente son, a diferencia de quienes no están pensando en algo encriptado.

El psicoanalista mexicano también apunta que actualmente se vive en una realidad exacerbada que desea información social aunque no sirva de nada, lo cual desdibuja los límites interpersonales.

“Pensando en términos de pareja, como todo esto puede impactar en la vida de pareja, creo que a veces estamos insertos en un discurso donde se niega la separación, se niega que las personas tengan sus espacios propios, esto con las redes sociales es muy evidente, es un mundo donde no hay separación entre el otro y yo, todos estamos en constante interacción y eso hace más propenso esas tendencias infantiles exhibicioncitas y voyeristas”, comenta el especialista.

¿Saber o no saber?

Entre nuestras amistades, conocidos, o inclusive la pareja, se tiene esta idea preconcebida de que un secreto se puede revelar como si fuera un acto ordinario de confianza, pero Quibrera indica que estos roles son más activos y complicados de lo que parece.

“En el caso de los secretos y de los chismes incluso, el receptor no es nada más un componente pasivo que recibe la información, también tiene un rol activo de buscar la información o de cómo la recibe, o de cómo la acomoda, y puede por supuesto negarse a recibirla”, argumenta el psicólogo.

El confiar historias a los demás en un presente donde todo está colgado en Facebook, Instagram, Snapchat, Twitter o cualquier red social, parece un privilegio, Quibrera invita a que esto pueda seguir ocurriendo en esta realidad llena de cotilleo sin sentido.

“El tener un secreto es importante para separarse de los demás, pareciera a veces que nuestra sociedad actual no se permite tener secretos, todo está público, no hay nada privado, cuando en realidad es totalmente necesario tener un espacio propio”
Juan QuibreraPsicoanalista

Sigue la intriga

Slepian sigue realizando estudios precisos en torno al tema y con la página Keepingsecrets.org invita a los cibernautas a contestar una encuesta para conocer qué tipo de secretos son más comunes entre las personas.

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