Emilio Valdés, Una mirada a la ‘violación’ de la Tierra

Emilio Valdés hace una revisión de su trabajo, a través de fotografías en blanco y negro, que muestran cómo el hombre ha explotado la tierra de una manera egoísta y absurda, para invitar a la reflexión y a un cambio de perspectiva
José Pablo Espíndola José Pablo Espíndola Publicado el
Comparte esta nota

La fotografía siempre ha sido una constante en su vida, tanto que la convirtió en su trabajo. Aunque en sus inicios fue muy conocido por los dibujos que hizo en el taller del maestro Luis Adelantado, Emilio Valdés (1982) cuenta que era “un estudiante de arte pobre”, entonces, imprimir fotografías era muy caro, por lo que el dibujo se volvió una alternativa muy buena.

Valdés es director de fotografía, egresado de la licenciatura de Artes Plásticas de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, La Esmeralda, que combina su experiencia en las artes visuales con su carrera en la industria del cine, en la que ha participado en proyectos como: Viena y los Fantomes, de Gerardo Naranjo (2018); Un abrazo de 3 minutos, de Everardo González (2018), y un sinfín de comerciales.

Emilio, en entrevista con Reporte Índigo durante su participación en Zona Maco, recuerda que cuando era estudiante veía las fotos de las revistas y despertaban en él las intenciones de apropiárselas, por lo que las dibujaba.

El mexicano lleva ochos años haciendo muchos comerciales y documentales, por ejemplo, uno de los últimos en los que trabajó como director de fotografía fue con Everardo González, el director de La libertad del diablo. Durante ese tiempo, dice, ha estado ejercitando el músculo de la fotografía.

“Entonces, llegar aquí (Zona Maco) es como decir ‘ahora, a mis 37 años, veamos cómo eran esas fotos que quería imprimir cuando era estudiante de arte, y son estas; es curioso, porque ayer estaba platicando con Luis Adelantado y me decía ‘es que es la misma mano, el mismo ojo, antes eran dibujos, ahora son fotos, pero la esencia sigue’”, recuerda el artista mexicano.

Las imágenes que eligió para presentar su trabajo son en blanco y negro y tratan de ser una revisión de otras aristas de su vida, de su visión que tiene que ver mucho con la tierra, el paisaje y las minas, con la idea de la extracción del hombre, “que viola y saca recursos del planeta”.

“Si miras mis retratos y miras mis dibujos de 2007, de los primeros que hice en La Esmeralda, hay una sensación muy fotográfica”, comenta.

Emilio Valdés De frente con su trabajo

Para Emilio Valdés sus fotografías muestran cómo la humanidad llegó y generó un cambio en los paisajes del planeta, cómo destruyó y violó la tierra y de pronto, ya no queda nada.

“Hay una reflexión en torno a qué hicimos, qué es esto y qué está pasando. Hay una intervención humana muy fuerte en el planeta”, afirma Valdés.

Una de sus fotografías muestra el punto de vista del interior de una chimenea inglesa construida en Pachuca, Hidalgo, que ahora está abandonada, pero que es una huella de cómo vinieron a extraer oro y plata.

La imagen permite reflexionar sobre la idea incorrecta en la que se cree que la felicidad viene de lo que tú le quitas al mundo, y eso es una chimenea abandonada, desperdicio de una mina inglesa en Pachuca
Emilio ValdésArtista

Otra de las imágenes, capturada el año pasado, muestra a un amigo de Valdés con el torso desnudo intentando cargar una gran roca con las manos, a sabiendas de su estado físico, intentó ser un Sansón moderno.

“Me doy cuenta que está haciendo una metáfora de cómo somos nosotros, ese momento que parece absurdo, cómo va a cargar la roca, pero en realidad todos estamos haciendo algo absurdo que creemos que podemos hacer, cómo pensar que Netflix te va a traer la felicidad”, afirma Emilio.

Para él, reconoce, la lección es cuestionarse sobre las acciones absurdas que comete la sociedad para plantear otra mirada de lo que es, lo que tiene que ver con conceptos budistas.

El artista indica que siempre ha tomado muchos retratos y uno que lo marcó mucho muestra a su madre, foto que tomó en 2007; éste es el único de la serie de gran formato que presenta.

“La idea es, ya viste la tierra, ya viste el paisaje y ahora te enfrentas a ti mismo, siento que aquí sucede algo con la mirada humana, ya no hablamos de la tierra y del paisaje. Es una foto muy personal, porque yo soy su clon en términos genéticos, yo me veo en ella y ella en mí, y a la vez, representa a la madre, la que puede dar la vida”, explica Valdés.

Emilio asegura que ninguna de sus fotografías, a lo largo de 10 años, fue planeada, simplemente sucedió. Las texturas rocosas y tierrosas lo atrajeron, no sabe a qué atienda eso, es algo que coincidentemente se repite.

“La conclusión no se sabe cuál es. No tengo una explicación racional, es algo que sucede, que tendremos la vida para investigar”, dice Valdés.

En conexión

También puedes leer: Muestran la virtud de la fotografía

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil