Enfrentar el silencio con Eco, pieza de Rodrigo Castillo Filomarino
El eco es una reflexión distorsionada de la emisión de un sonido o una onda electromagnética; o bien, de una palabra, una pregunta, un disparo. El compositor Rodrigo Castillo Filomarino profundiza en esa distorsión para escuchar al mundo de una manera más profunda y honesta con su obra Eco
sergio.gonzalezEn medio de la oscuridad un hombre se encuentra sentado, pensativo, suspendido en medio de sus recuerdos y reflexiones. Al fondo, el silencio como testigo del paso del tiempo que de pronto se rompe tras el impacto de una bala en su cabeza, a partir de aquí todo fluye para dar inicio a Eco, pieza definida por su autor, el compositor Rodrigo Castillo Filomarino como un suceso escénico, pues mezcla y transita por los lenguajes teatrales, de danza y música.
Luego de que la primera temporada fuera interrumpida debido a la pandemia, Eco regresa en el teatro La Capilla junto al elenco conformado por la bailarina Yansi Méndez y el actor y dramaturgo José Alberto Gallardo, quien platica a Reporte Índigo sobre el reestreno.
“Es una obra que apela a la percepción de los sentidos, más que a una narrativa o a un drama, y ello derivado de la interacción de lenguajes. Está el movimiento que ejecuta Yansi, la palabra que yo hago y la música que lo envuelve todo”, explica.
Por otro está la conjunción del espacio que, de alguna manera, hace que todo resuene, se vuelve otro protagonista del suceso en el que lo más importante es lo que se escucha porque, a decir de Gallardo, Eco cuestiona la percepción auditiva de lo exterior, pero también del interior.
Asimismo, indaga en cómo, a veces, las personas se niegan a escuchar su voz interior, las emociones, los pensamientos, que, incluso, incomodan, pues muchas ocasiones llevan a la reflexión.
“No es que se cuente una historia, sino que constantemente se hacen preguntas, yo diría planteamientos, sobre la percepción de los sentidos, particularmente del oído. Nuestros sentimientos, pensamientos, sobre todo aquellos que nos incomodan o cuestionan más y cómo preferimos llenar de ruido, tanto nuestro interior, como exterior, a fin de rehuir a las voces que tal vez tienen algo que decirnos”, explica Alberto Gallardo.
A lo largo del montaje, aparecen en escena José Alberto y Yansi, personajes sin nombre, quienes constantemente se retan, se cuidan y realizan una especie de danza al ritmo de la música y del silencio.
La música detona la palabra, el movimiento y la cavilación. Se trata de un homenaje a los sonidos que han acompañado a la humanidad desde su existencia misma y a la importancia que éstos han tenido en las personas.
“La música nunca ha dejado de ser escuchada, la usamos siempre de fondo, de acompañamiento, pero hay pocas personas que ponen una grabación, un disco, un mp3 para solamente escucharlo y Rodrigo, como músico, se dedica a hacer música a sabiendas de que poquísimas personas lo van a escuchar”, indica el actor
Por ello, también es un tributo a todas aquellas obras en las que el sonido pasa desapercibido, incluso en las reseñas o comentarios de la gente. Aquí la música lo es todo, un personaje más que se mete a escena y lidera los 50 minutos que dura el espectáculo.
“Uno a veces lee las críticas del teatro y de lo que no se habla nunca es del sonido, como si nadie realmente lo escuchara, y a partir de ahí se abre el espectro, hacia otros cuestionamientos sobre la escucha interior”, relata.
El sonido del Eco durante la pandemia
Para esta segunda temporada, Gallardo explica que hubo una retroalimentación entre el equipo para poder llevarla a escena, pues luego del confinamiento, la pandemia y a tan sólo unas semanas de que acabe el año, sin duda, hay nuevas reflexiones que se abordan en Eco.
Con la bailarina Yansi, por ejemplo, platica que, aunque no hay un diálogo, era importante trabajar a partir de la mirada, de una escucha hacia los pensamientos, y que junto a las composiciones de Filomarino, dejar que les atraviesen y se haga el cruce de todos los elementos.
“La música fue lo que acabó de conjugar nuestros planteamientos acerca de este fenómeno, de la sordera en la que vivimos o cuando la mente hace todo lo posible por llenarse de ruido. Es muy complicado llegar al silencio, lo que, por ejemplo, se practica con la meditación, o los estados contemplativos, es algo muy complicado, o por lo menos, a la mayoría nos suena lejísimos, por no decir casi imposible”, considera.
Gallardo explica que su personaje se enfrenta a sí mismo, cuestionándose incluso sus valores, ética y moral, algo que acabará resonando en la sala y los espectadores.
Junto a los flashbacks que van surgiendo, se espera que los asistentes fluyan junto al elenco. De pronto se puede oír un tren, ambulancias, pero también las voces que lo han marcado, como la voz de su abuela, de su madre, o aquellas risas que lo han acompañado en su vida.
“La temporada pasada terminó justo un día o dos antes de que se anunciara la pandemia en México en el 2020, de ahí para acá todos lo hemos vivido, ha sido un vuelco que a lo mejor todavía no acabamos de reconocer en qué cambiamos, qué momentos atravesamos, de crisis que llegamos a tocar y entre todo ello la cuestión del silencio, la escucha y el ruido fue un elemento a considerar”, comenta.
En el caso del actor, comparte, sí hubo momentos en los que fue necesario llenarse de ruido, de tener prendido cualquier aparato de sonido, el radio, música, con tal de sobrellevar este tiempo insólito del confinamiento.
“Recuerdo que escuché noticias, reportajes, hasta cosas filosóficas del COVID, fue una época de tremenda ansiedad, en ese momento yo no me daba cuenta, yo creía que era conducente, que estaba tranquilo. Ahora reencontrarnos con la obra después de esa experiencia sí me ha enriquecido, cuando enuncio las palabras escritas por Rodrigo las trato de transmitir de manera diáfana, porque la obra ha cobrado otra dimensión”, concluye.
No te la pierdas
Eco se presentará los jueves y viernes a las 20:00 horas en el Teatro La Capilla. https://www.teatrolacapilla.com/eco/