“No vivo de la gente, ni del machismo, vivo de mis nalgas”, dice una trabajadora sexual del Centro Histórico frente al lente de la cineasta mexicana, ganadora del World Press Photo en 1996, Maya Goded. Estando embarazada, la directora se trasladó a una zona importante de la prostitución en la capital para realizar su documental del mismo nombre: la Plaza de la Soledad.
No obstante, el trabajo de Goded ofendió la moral de muchos mexicanos. Si bien la crítica lo consideró un retrato intimista, parte del público dejó en el olvido el filme por considerarlo sinvergüenza y una apología a la prostitución.
Y no es para menos. Aunque se dista de cifras precisas, el número de víctimas de trata de personas en México se estima en 500 mil casos, de los cuales alrededor de 70 mil son menores de edad sujetos a explotación sexual.
De hecho, la sinopsis de Plaza de la Soledad indica que el documental realiza una búsqueda de la igualdad y respeto que en especial merecen las niñas, jóvenes y mujeres mayores que se dedican a la prostitución. Cuestionable, sin duda.
Pero, fue la propia Goded, quien en 1992 comenzó su carrera con una beca del FONCA en fotografía, la que rápidamente desmintió dicha percepción; no obstante, aclaró que en ningún momento le pasó por la cabeza condenar moralmente a las trabajadoras sexuales mexicanas.
¿DE QUÉ TRATA?:
Un documental que relata las historias de personas desvalidas y valerosas, y realiza una búsqueda de la igualdad y respeto que en especial merecen las niñas, jóvenes y mujeres mayores que se dedican a la prostitución.
FRATERNIDAD Y EMOCIÓN EN UN DOCUMENTAL
Embarazada, Maya Goded se aproximó a un grupo de trabajadoras sexuales con las que, al final del documental, se percibe que hubo cierta fraternidad. Una de las cualidades virtuosas de Plaza de la Soledad es precisamente su mirada neutral a estas mujeres que se protegen entre sí y entre quienes se nota más que simple camaradería.
Su cualidad de intimar tan profundamente con las trabajadoras sexuales permite al espectador deshacerse de los prejuicios de la actividad que es considerada, por muchos, como inmoral. Y concede la capacidad de entender la vida de estas mujeres.
Esta intimidad que Goded busca se manifiesta en el tratamiento visual que imprime en el documental. En Plaza de la Soledad la mayoría de los planos son cerrados y nos dejan ver más allá del maquillaje y las arrugas. Permiten entender que detrás de todo hay humanos que sienten y sufren, mujeres a las que se les ve el corazón a través de sus ojos.
Las anécdotas relacionadas con su trabajo, sus clientes y con la vida que las llevó a la prostitución ayudan a que el público desprenda el velo con que miran y juzgan a las trabajadoras sexuales.
La emoción, por lo tanto, es otro de los aciertos de este documental honesto, porque la amistad que fructifica en medio de la precariedad de estas mujeres impacta hasta el corazón más duro. Su devoción hacia los santos y la cooperación que existe entre ellas es sinigual.
Y con gran facilidad, Maya Goded consigue filmar las emociones de estas mujeres, disfrazadas de los prejuicios de la sociedad mexicana. Lo que también transgrede la moral de los mexicanos.
Pese a esto, este grupo de mujeres no se encoge dentro del documental, al contrario, se muestran tal cuales son y no temen decir que con todo y los prejuicios ellas también sienten y se enamoran.
Plaza de la Soledad, entonces, podría entenderse como un documental de mujeres, por mujeres y para mujeres. Así, repitiendo la palabra que excluye a todo hombre.
MI OPINIÓN
Pero, ¿Plaza de la Soledad promueve la prostitución? Todas las mujeres que aparecen dentro del largometraje son concisas: trabajan ahí por su propia voluntad. Muchas de ellas con un pasado de abuso sexual.
Aunque no forman parte de la explotación sexual resulta inmoral, claro, para una sociedad fincada, quizás hipócritamente, en valores cristianos. Sin embargo, aunque las trabajadoras sexuales no contribuyan directamente al delito de la trata de personas, sí lo promueven.
En el documental, incluso, aparecen testimonios de vidas inestables. Mujeres apresadas en una realidad como lo es la violencia sexual, lo que sin duda determinó su elección para trabajar en la prostitución.
Y es que aunque ellas aseguran que lo disfrutan, la realidad es que dicha práctica está viciada por un montón de problemas sociales desde hace siglos. El largometraje de Goded sirve como un vistazo a la realidad decadente de estas mujeres, con relaciones rotas y nada estables.
Plaza de la Soledad no promueve la prostitución; pero, sí parte del pensamiento que busca la igualdad y el respeto de las trabajadoras sexuales, aún siendo niñas y jóvenes lo cual para muchos de nosotros es inconcebible y erróneo.
Esta es mi opinión, pero leo la tuya en la caja de comentarios.
RECOMENDACIÓN: 3 ESTRELLAS DE 5 (REGULAR)
La recomendación de https://t.co/WwXjFsCVlS ? para hoy es:
PLAZA DE LA SOLEDAD (Maya Goded 2016) ?
Maya genera a través de la intimidad con sus personajes un universo lleno de complicidad y de sorodidad.
¡Disfrútala hoy mismo! ? https://t.co/5aq2WUJAqG#QuedateEnCasa pic.twitter.com/I8qm39Gno7
— CINE TONALÁ ROMA SUR (@cinetonala) March 29, 2020