En continuación con el frenesí que causó “Gone Girl” (Perdida) tanto en la literatura con la novela de Gillian Flynn como en el cine, con la película dirigida por David Fincher y protagonizada por Rosamund Pike y Ben Affleck, llega “The Girl on the Train” (La chica del tren) un thriller de la pluma de la británica, Paula Hawkins, que también trata el caso de una mujer desaparecida en los
‘tranquilos’ suburbios.
Al igual que Flynn, Hawkins utiliza múltiples narradores en primera persona y saltos en el tiempo para ir discerniendo los hechos que llevan a resolver la misteriosa desaparición.
Sin embargo, a diferencia de “Perdida”, en donde se antagoniza la versión de los hechos con las declaraciones de la pareja, en “La chica del tren” son tres mujeres, cuyas vidas están entrelazadas, quienes le hablan directamente al lector.
La narradora principal es Rachel Watson, la ‘chica’ a quien hace referencia el título de la novela.
Todas las mañanas en su camino a Londres, Rachel mira desde la ventana del tren hacia las casas suburbanas ubicadas en la calle donde solía vivir felizmente con su entonces esposo, Tom.
Todos los días, Rachel voltea al número 23 donde ahora Tom vive con su nueva esposa, Anna; y después de sentir una punzada de dolor al ver la nueva vida de su exesposo, arrastra su mirada al número 15 donde vive una joven pareja.
Rachel no los conoce personalmente, pero está convencida de que los jóvenes, a quienes ha apodado “Jess y Jason” son la pareja perfecta. “Son lo que yo solía ser, son como Tom y yo hace cinco años. Son todo lo que perdí y lo único que quiero en la vida”, piensa Rachel para sí misma a bordo del tren.
Por eso, el día que desaparece “Jess” – quien en realidad se llama Megan – Rachel se involucra en la investigación policiaca, pero no únicamente por querer adentrarse en la vida ‘perfecta’ de Megan, sino porque Rachel sabe que estuvo cerca del lugar de los hechos aquel sábado por la noche.
Al contrario de Amy Dunne, la protagonista de “Perdida”, quien parece ser la mujer perfecta (guapa, inteligente, deportista, etc.) Rachel está llena de defectos: gorda y fea, tiene el hábito de beber hasta quedar inconsciente y no recordar nada al día siguiente, y la costumbre de llamar por teléfono a su exesposo para decirle que todavía lo quiere. Rachel es patética y desconfiable, por eso mismo su narración es de poco fiar tanto para el departamento de policía encargado de investigar la desaparición de Megan, como para el lector. Sin embargo, sus recuerdos olvidados por el exceso de alcohol son la clave para resolver el misterio.
Por otro lado está la voz de Megan, a quien el lector conoce previo a su desaparición y que resulta no ser tan perfecta y feliz como Rachel la vislumbra desde la ventana del tren.
Megan es bonita pero inestable por un acontecimiento que marcó su juventud.
Su desaparición no sólo impacta a Rachel, sino también a Anna, la nueva esposa de Tom, y la tercera voz narrativa. Anna es una feliz ama de casa y madre angustiada por los intentos de acoso de Rachel a Tom y asustada por la violencia desencadenada en el pequeño suburbio de Witney.
Pues en “La chica del tren” el lugar más seguro puede llegar a ser el más peligroso.
En pantalla
El estudio DreamWorks Pictures adquirió los derechos para llevar la novela a la pantalla grande.
La trama se reubica en Nueva York, en lugar de Londres, y cuenta con la participación de Emily Blunt en el papel de Rachel, Rebecca Ferguson como Anna y Haley Bennett interpreta a la joven Megan.
La cinta tendrá su estreno en octubre de este año.