Al igual que cada año, miles de personas vestidas de blanco llegan a los distintos sitios arqueológicos de México para alzar los brazos al cielo y recibir la energía del Sol durante el equinoccio de primavera, según las creencias y tradiciones prehispánicas.
Teotihuacán es el lugar por excelencia para esta tradición, pues alberga la Pirámide del Sol, la cual es escalada entre las 9:00 y las 13 horas por miles de personas provenientes de diferentes partes del país e inclusive del mundo.
Sin embargo, pocos son los que logran apreciar el equinoccio, pues para ello es necesario escalar dicha estructura durante la madrugada para observar la salida del sol tras las montañas de Apan, este año el fenómeno se presentó 4:29 de la madruga, según el Servicio Meteorológico Nacional.
El equinoccio de primavera era explicado por los primeros pobladores de Mesoamérica a través de leyendas y personajes míticos, por lo que algunas culturas realizaban sacrificios a los dioses para el invierno terminara y regresara la primavera.
Este fenómeno da pauta para la entrada de la primavera en el hemisferio norte y del otoño en el sur. En la parte norte arriba del Ecuador los días comenzarán a hacerse más largos hasta llegar al solsticio de verano en que se registra el día más largo del año para el hemisferio.
Con la evolución de la ciencia y la tecnología, hoy se puede saber con precisión la hora en que el paneta Tierra alcanza el punto clave de cada equinoccio o solsticio, lo cual no siempre ocurre en la fechas tradicionalmente señalada y conocida como el Día de la Primavera.
Chichén Itzá en Yucatán y Malinalco en el Estado de México son otros de los sitios más populares en México para presenciar el fenómeno y revivir la tradición prehispánica acompañada de ropas blancas, bailes, cantos y limpias con hierbas e incienso.
El equinoccio representaba para los antiguos pobladores el inicio de las cosechas, lo cual para la gente que labora en el campo siguen siendo indicios para poder determinar los procesos de la agricultura tradicional.
Pese a los avances astronómicos, millones de personas en todo el mundo siguen acudiendo cada equinoccio a recargar energía, pues esta tradición se ha tornado más espiritual a través del deseo de algunas personas por estar en mayor conexión con la naturaleza.