Es tiempo de llorar

Ante el dolor, la apatía, la corrupción y la realidad que se vive en México desde hace unos años, las letras de sus escritores se impregnan de sangre para relatar ficciones que son un retrato de nuestros días.

Para Ethel Kolteniuk Krauze hubiera sido mejor no escribir “El país de las mandrágoras”; sin embargo, no le quedó otra opción ante la indignación de un país que tiene una pulsión con la violencia.

En entrevista para Reporte Indigo, la autora habló de cómo esta narrativa nos debe abrir hacia una conciencia de lo que está pasando en México.

Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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Yo nunca hubiera querido escribir esta novela, no tuve otro remedio”  
Ethel Krauze sobre su obra “El país de las mandrágoras”
https://youtu.be/UP_YpORvZ0U

Ante el dolor, la apatía, la corrupción y la realidad que se vive en México desde hace unos años, las letras de sus escritores se impregnan de sangre para relatar ficciones que son un retrato de nuestros días.

Para Ethel Kolteniuk Krauze hubiera sido mejor no escribir “El país de las mandrágoras”; sin embargo, no le quedó otra opción ante la indignación de un país que tiene una pulsión con la violencia.

En entrevista para Reporte Indigo, la autora habló de cómo esta narrativa nos debe abrir hacia una conciencia de lo que está pasando en México.

Cuando hablan los muertos

Más que sentarse a tomar la inspiración del Hado o tener una idea fija para crear una historia, Krauze encontró las voces metafóricas de jóvenes que se encuentran desaparecidos a lo largo de la nación, para escribir “El país de las mandrágoras”.

“Yo empecé a oír las voces de los muchachos muertos, que no acababan de morir. Yo empecé a ver y sentir, lo que ellos empezaban a sentir cuando estaban en trance de muerte (…) yo empecé a escuchar eso, claro, soy poeta, no hablo desde un diván de un psiquiátrico”, relató entre risas.

La también doctora en literatura considera que se vio obligada a poner en palabras toda esta recepción de violencia en texto, porque de no haber sido así, “sí me hubiera vuelto loca”.

“Es normal que quieras ignorar (la realidad), ¿pero sabes cuál es el problema? Que mientras la sigas ignorando y no llores lo que tienes que llorar, van a seguir brotando, (los muertos) como mandrágoras, te van a comer, es tiempo de llorar en este país”, argumentó.

“Yo nunca hubiera querido escribir esta novela, no tuve otro remedio”, comentó sobre la obra que dijo fue el desahogo que encontró para plasmar la realidad nacional.

El realismo mexicano

La capitalina está convencida de que en el México se vive un nuevo apartado histórico en la literatura.

“El papel del escritor es como decía Heidegger, ser ese mensajero de los dioses, instaurar el ser con la palabra. Nosotros estamos desilenciando, poniendo nombre a las cosas (…) yo le llamo realismo mexicano”, aclaró Krauze.

Explicó que lo que se escribe hoy en día puede ser referente para el futuro de nuevas generaciones, “como lo es la literatura de cualquier época, o de cualquier momento es referente de un aquí y un ahora”.

Aunque al hacer hincapié en si los literatos modernos en México, son estos nuevos hijos insurrectos del estado para decir la verdad en letras, la escritora no se quiso adjudicar un título como el de la portadora de la verdad.

“Yo creo que eso sería ponernos en una situación de soberbia. Usamos la palabra, no para ocultar, usamos la palabra para revelar y por eso necesitamos la ficción”, dijo.

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