Force Fest 2018 ¿valió lo que pagaste?

La calidad de las presentaciones de los headliners del festival, probablemente sea lo único que se salvó de las críticas de los enfurecidos fans quienes ya iniciaron una petición en change.org para que les devuelvan el costo de las entradas
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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Los fans del metal son uno de los públicos más demandantes y entregados, en diversas ocasiones, agrupaciones han hecho el comentario de que los mexicanos son su audiencia preferida; están hambrientos de música, de fiesta y de calidad.

Ya con antecedentes como el Knot Fest y el Hell and Heaven, el Force Fest 2018 no la tenía tan fácil, además de que ese mismo fin de semana (6 y 7 de octubre), otros dos festivales se realizarían en México; el Tecate Metal Fest 2018 en Monterrey, con Accept y Venom a la cabeza; y el Hipnosis Fest 2018, el primer festival de música psicodélica y garage, en Huixquilucan, cuyo estelar fue king gizzard & the Lizard Wizard y OM.

La decisión era difícil, pero aún así, y con el gancho de despedirse de Slayer y ver de nuevo a System of a Down (SOAD), personas de toda la república se desplazaron hasta el campo de Golf Teotihuacán.

Lo bueno

Las cabezas del cartel eran esperadas por muchos fans; el regreso de System of a Down a México después de tres años, y el concierto de despedida de uno de los cuatro grandes del thrash metal, Slayer. Además de una de las banda del fundador de The Misfits; Danzig, Alice in Chains, Rob Zombie, etc.

La calidad de las presentaciones de los headliners del Force Fest, probablemente sea lo único que se salvó de las críticas de los enfurecidos fans.

Lo malo

La desorganización en diferentes niveles del concierto:

Algunos asistentes tardaron más de tres horas en lograr acceder al festival, la fila era interminable, además de que los autos que buscaban estacionarse, comenzaron a saturar la carretera. 

El nivel de despreocupación por parte de los organizadores llegó a un nivel crítico cuando por la tarde del 6 de octubre, personas que ni siquiera tenían boleto ni iban acompañando a nadie para hacer válida la promoción, lograron entrar sin mayor problema.

Los baños dentro de la locación, además de ser escasos, algunos se encontraban en situación deplorable; no había manera de limpiarse las manos, a menos de que te acercaras a la carpa de atención médica para solicitar gel antibacterial.

La salida de camiones foráneos fue una constante interrogante, pues en más de una ocasión, fanáticos del metal preguntaron por dónde debían de abordarlo para volver a su destino, todo esto cuando eran más de las dos de la madrugada.

Las fases para adquirir tu entrada

El Festival provocó el disgusto de aquellos que compraron sus boletos en las primeras fases, pues una semana antes de la realización del evento, y a pesar de haber asegurado que jamás habría un 2×1, los organizadores decidieron sacar esa promoción.

Después, en un desesperado movimiento para lograr llenar el campo de Golf de Teotihuacán, el festival sorprendió nuevamente a los fans; si habías comprado tu abono antes de cierta fecha, y como manera de agradecimiento, tenías derecho a entrar al concierto con un acompañante, sin costo extra.

A través de las redes sociales oficiales del Festival, los usuarios volcaron su enojo y decepción, pues en cada comentario se leen reclamos y amenazas.

El sistema Cashless

Force Fest quiso ponerse al nivel de otros festivales que han utilizado el sistema Cashless, que pretendía agilizar las filas para la compra de comida, bebidas y productos, limitando el uso de dinero en efectivo.

Aproximadamente el sistema comenzó a fallar alrededor de las 3 pm del primer día, el público se quejó de problemas tanto para recargar como para usar el dinero que ya tenían abonado en la tarjeta.

El disgusto llegó a su máximo esplendor cuando al segundo día, el sistema ya no funcionó, y el festival optó por aceptar pago en efectivo en los establecimientos.

La incógnita ahora era cómo regresarían ese dinero que asistentes abonaron, como Juan, un jardinero, que aseguró haber recargado 4 mil  pesos que ahora ya no podía usar.

El campo de Golf

Siendo un festival al aire libre, y como algunos más de talla mundial como el Wacken, que cierto medio digital no dejó de comparar con el Force Metal, muchos de los espectadores estaban preparados para una inminente lluvia y el lodo que ésta provocaría.

La situación se salió de las manos cuando después de una tormenta, el campo de golf desapareció para volverse un terreno repleto de lodo y barro en algunas partes, provocando caos en el estacionamiento; automóviles, camiones, vans y motos quedaron atascados, y al igual que el ingreso, intentar salir tomó a algunos más de 3 horas.

¿Y la organización del evento? Nadie apareció. Ya en la madrugada, un taquero abandonó su puesto y logró agilizar el tránsito solamente con su mano y con chiflidos.

A pesar de que uno de los promotores del Force Fest 201, se jacta de tener la mejor cobertura nacional, Telcel no logró darse abasto para lograr que los asistentes pudieran comunicarse; ni llamadas, ni mensajes, ni mucho menos WhatsApp; la comunicación era imposible.

¿Cuánto le costó a un mexicano  ir al Force Fest?

No había para dónde voltear, incluso los tacos, que por lo general es la comida más accesible y barata, dentro del festival una orden de seis tenía un costo de 160 pesos; afuera, la orden de cuatro costaba hasta 85 pesos.

La cerveza doble con 500 ml de cerveza, dentro del festival costaba 110 pesos, 10 más de lo acostumbrado en otros eventos.

El estacionamiento, que un principio había sido anunciado en la página oficial del Force Fest, tendría un precio de $200 pesos por ambos días, el viernes por la noche se difundió que costaría 200 pesos por día.

De acuerdo con entrevistas que Reporte Índigo realizó a algunos asistentes, lo mínimo que gastó un mexicano en asistir al festival, incluyendo boleto, traslado, comida y bebida, fue de 2 mil 500 pesos, es decir, 186 pesos más que el salario mínimo mensual en nuestro México.

Desde boletos generales, hasta VIP, promociones 2×1

Roberto, de 33 años,  viajó desde Saltillo para ver a SOAD, The Warning y Danzig: “Yo compré el abono general con el camping, y ya con todo y gasolina y casetas, me he gastado como cuatro mil 122 pesos”. Como empleado de un despacho de abogados, su presupuesto era de dos mil pesos para cada día del festival.

Una familia aprovechó la promoción del 2×1 general de ambos días para asistir con sus tres hijos menores de 10 años: “Hasta ahorita, de los cinco mil 500 pesos que tenía de presupuesto, ya nos gastamos cuatro mil”. Para el padre de esta familia, no hay punto de comparación con los eventos de Ocesa, y además de quejarse de los temas comunes, él llevó a su familia pues leyó que habría una  zona para niños que nunca encontró.

Ana y su novio estuvieron ahorrando dos meses para comprar sus boletos, además quisieron esperar para disfrutar de alguna promoción, y lograron comprar sus tickets al 2×1 en línea, aunque al momento de acceder al festival, jamás les pidieron las entradas: “la organización, el lugar, todo ha sido un desmadre, esperemos que por ver a SOAD valga la pena”.

Una pareja de 38 años, con un empleo estable en una empresa de administración, contó que compraron boletos VIP desde el 11 de septiembre, y además de su entrada, habían gastado tres mil pesos en pasajes, comidas y bebidas, pero ellos no tenían un presupuestos para su fin de semana: “dejaremos de gastar hasta que tope la tarjeta”.

Dos ingenieros de 24 años, viajaron desde Irapuato para ver a SOAD, ellos compraron sus boletos preferentes dos semanas antes del evento, “hasta el momento, cada uno nos hemos gastado como tres mil 500 pesos, con todo y boletos, y todavía tenemos mil pesos más para lo que necesitemos”.

Un par de amigos “godinez”, uno financiero y otro ingeniero en sistemas, compraron su abono early bird, les costó  mil 500 pesos, uno de ellos contó: “nosotros venimos de la hermana república de Atizapán de Zaragoza, mi presupuesto de mil pesos para los dos días ya me lo acabé, así que a soltar el tarjetazo”.

Alan, un ingeniero manufacturero de Ciudad Juárez tenía contemplado gastar 6 mil pesos en el festival; el presupuesto de Ricardo, un jardinero de una universidad pública, era de 4 mil pesos por día.

Dos amigos de la CDMX, un mesero  y un operador de Call Center, ambos de 18 años, a mediados del primer día del festival, llevaban gastado 2 mil 500 pesos, con boleto y pasaje incluido; “nos quedan como 900 pesos para hoy para mañana, para ponernos hasta la madre”.

Una pareja de Durango que iba expresamente para disfrutar la presentación de SOAD, afirmó que hasta el sábado 6 de octubre, llevaban gastados 16 mil pesos, y que harían lo posible por llegar hasta las barricadas y ver lo más cerca posible a sus ídolos.

Lo peor

La esperanza y felicidad de ver a tus bandas preferidas, a aquellas que marcaron tu adolescencia, era el motivo al que los miles de fanáticos se aferraron para sobrevivir al lodazal, al frío y la decepción. ¿Lo peor que podría pasar? Que los grupos cancelaran.

El sábado 6 de octubre, Devil Driver, Lamb of God y Sesnses Fail cancelaron su presentación. Además los horarios en otros escenarios no se respetaron, provocando que el itinerario de los metalheads, no sirviera de mucho.

Los fans, ya molestos e incómodos por tan desafortunada inauguración, esperaban con ansias ver a Rob Zombie, Danzig, Testament, Exodus, y a pesar de que rumores ya corrían desde un día antes, el festival no tuvo de otra más que hacerlo oficial:

Suspensión de foodtrucks

En el segundo día y poco antes de las 11 pm, Slayer terminó su presentación, dejando un mal sabor de boca a los mexicanos que confiaron en la propuesta de Live Talent en un nuevo festival de metal.

La decepción de los fans ha sido tal, que incluso ya hay una petición en change.org para demanadar al festival por fraude e incumplimiento de contrato, la puedes revisar aquí

Lodo, interminables horas de espera, dificultades para acceder y salir, fallas en el sistema para pagar, la cancelación de mínimo seis bandas, y la falta de una respuesta propia de los organizadores… Force Fest ¿valió lo que pagaste?  Tú tienes la última palabra.

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