Con una tarde de viernes que auguraba lluvia en el primer cuadro de la ciudad de México, pero que nunca llegó, al interior de Academia 13, el recinto que alguna vez fue el área residencial de la Iglesia de Santa Inés, después una vecindad y que ahora se erige como el Museo José Luis Cuevas desde hace 30 años, se percibía una atmósfera de bochorno y encierro entre los presentes.
La cita era clara, 19:30 horas para celebrar los 30 años de la inauguración de este predio cultural y artístico, el 8 de julio de 1992, y pese a que todo tipo de público estaba llenando el patio central, en sillas plegables alrededor de “La giganta”, escultura monumental de José Luis Cuevas, a la hora marcada, el evento empezó casi al filo de las 20 horas.
Ante una clara desorganización, entre mencionar de manera equivocada a los ponentes que pasarían al presídium, e intercalado con intervenciones musicales, se dio por inaugurada la exposición que claramente destaca la vida, arte y trayectoria del maestro plástico.
Previo a este suceso, el estrado fue tomado por el arquitecto Jorge Gamboa de Buen, presidente de la Fundación Maestro José Luis Cuevas Novelo, A.C., para emitir unas palabras, donde destacó lo siguiente:
“La temprana muerte de Bertha Cuevas y el posterior matrimonio de José Luis, desestabilizaron a la familia con efectos adversos para el museo. Es difícil para las familias de los donatarios, entender que una donación a la nación significa o implica transferir la propiedad de lo donado, y que su participación, es decir, la de la familia, solo puede ser a través de canales institucionales. La gobernancia del museo, a través de todos estos años, ha sido a través de una fundación, conformada originalmente por los Cuevas y, aunque ha sufrido cambios, conserva su espíritu original”, destacó Gamboa de Buen ante los presentes.
Posteriormente, una vez iniciado el recorrido por las salas, Reporte Índigo platicó con el arquitecto para que abundara acerca de este punto, él se remontó a expresar, que cuando Bertha Cuevas fallece en el 2000, y vuelve a contraer nupcias con Beatriz del Carmen Bazán tres años después, ella se convierte en la nueva directora del museo, como lo fue Bertha en su momento, esta concatenación de sucesos fueron un desacuerdo por parte de las hijas hacia el pintor, según dijo Gamboa de Buen.
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“En algún momento Ximena Cuevas se erigió como directora del museo y su papá le pidió a Salvador Vázquez Araujo (apoderado legal) que la quitara y la cambiara, porque una cosa es ser artista de video y otra adminstrador de la cultura, además hay que deslindar a la familia”, aseguró el presidente de la fundación.
Ante esta declaración, Ximena Cuevas expresa que esto es completamente una falsedad, y que ella nunca ha buscado el lucro o beneficiarse o hacer hurto del acervo que su padre donó a la nación, que según consta en cifras oficiales es de mil 859 obras.
“Falso. Yo no soy gestora cultural, no sé de administración. Es un puesto que requiere de una persona con un currículum sólido que lo respalde, que tenga experiencia en el tema para regresar al Museo Cuevas a un nivel de primera. En México hay mucho talento. Yo en lo particular pensaría en alguien como Itala Schmelz quien dio vida a la Sala Siqueiros proponiendo un diálogo entre Siqueiros y los artistas contemporáneos. José Luis Cuevas fue precursor de muchos lenguajes que ahora se usan en el arte y en la sociedad. Hay mucho talento en México, el mío es el video arte, no dirigir un museo”, subrayó la hija de José Luis Cuevas en exclusiva para Reporte Indigo.
Cabe recordar que ninguna de las hijas de José Luis Cuevas están actualmente en la fundación, Mariana y María José renunciaron debido a que se encuentran constantemente fuera del país por situaciones laborales y personales, además de que Ximena decidió dejar a este patronato, por las diferencias que tiene en torno al manejo del museo.
“Ellas sin embargo quieren sacar cuadros, revisarlos, quieren entrar (al museo) cuando ellas quieran, son cosas que están fuera del alcance de ellas. Ha costado trabajo con ellas, las conocí de chiquitas, las quise mucho digamos, a las tres, pero siento que, en este caso, no es lo mismo”, insiste Gamboa de Buen.
Cuevas por su parte, también ha expresado en una entrevista anterior a Reporte Índigo, que nunca se ha buscado apropiar o sustraer obra de la colección, al contrario, hay una opacidad por parte de la fundación y además, posiblemente habría piezas extraviadas sin paradero conocido, de Pablo Picasso y Joan Miró.
“Había una segunda donación en trámite, que eran de las obras también más fuertes, que quedaron en comodato en el museo, donde incluso había cosas de Picasso, Giacometti, Miró. Cuando muere mi mamá eso queda en comodato, eso no está más en el museo, es una tragedia porque sí era la intención total y absoluta, que todo fuera al museo, incluida la biblioteca, que bueno ya ni existe”, narra Ximena Cuevas.
En 2019 trascendió en redes sociales que los libros pertenecientes al artista plástico, se estaban rematando en librerías de segunda mano e incluso en la vía pública, lo cual enfureció a las hijas del artista y condenaron el hecho como una tragedia cultural.
“Y pues ahora sí Bellas Artes protege las obras que están técnicamente como donación, y no sabe todo lo que se perdió. Incluso en el libro del Museo José Luis Cuevas, se ven obras fantásticas que ya no están más en la colección, están publicadas y está dicho que están pero ya no es así, dicen que mi papá decidió eso, es imposible, yo meto la mano al fuego porque José Luis Cuevas habría sido incapaz de no seguir con un proyecto que tuvo desde 1970 “, describió la videoartista en una conversación previa con Reporte Indigo.
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También resalta, que ninguna de las hijas estuvieron presentes en este evento y no recibieron una invitación formal al mismo, los organizadores expresaron que esta inauguración de exposición fue abierta al público y solo recibieron notificación personalizada quienes pertenecen a la fundación.
La noche continuó con la presencia de un conjunto de Big band jazz, que amenizaba mientras el recorrido a las salas permanecía abierto, varios de los asistentes bailaban en parejas alrededor de “La Giganta”, un ambiente de algarabía que sin duda habría sido del gusto del maestro José Luis Cuevas.