Aunque Francisco González Bocanegra falleció a los 37 años, el poeta, dramaturgo, orador y articulista dejó a los mexicanos un legado invaluable: el Himno Nacional.
Sin embargo, no fue su única obra, pues también realizó una pieza teatral y algunos poemas.
González Bocanegra nació en enero de 1824 en San Luis Potosí; hijo del español José María González Yáñez y de la mexicana Francisca Bocanegra Villalpando.
En 1829, él y su familia fueron expulsados de México: el gobierno federal ordenó la salida del país de todos los españoles.
Durante 10 años vivió en el puerto de Cádiz y volvió a nuestro país en 1839, tres años después de que España reconoció la Independencia de México.
Su temprana muerte impidió que la obra de González Bocanegra fuera más abundante y alcanzara su madurez como autor.
Francisco escribió y publicó poco, aunque como dramaturgo dejó una pieza teatral de cuatro actos, que se llamó “Vasco Núñez de Balboa”, la cual fue estrenada en el Teatro Iturbide, en 1856.
También realizó el primero de tres actos de una segunda pieza teatral que se llamaría Faltas y Expiación.
Falleció el 11 de abril de 1861; fue sepultado en el Panteón de San Fernando, luego trasladado al Panteón de Dolores y finalmente llevado a la Rotonda de las Personas Ilustres.
Actualmente sus restos yacen allí junto a los del músico Jaime Nunó, quien musicalizó los versos del Himno Nacional Mexicano.
EL HIMNO NACIONAL
Por idea de Miguel Lerdo de Tejada, se lanzó una convocatoria en 1853 para obtener la letra del Himno Nacional mexicano, durante la dictadura de Santa Anna.
La ganadora, entre otras 15 composiciones, fue la del poeta de San Luis Potosí, quien entonces tenía 29 años.
Y aunque no tuvo un premio material, sus letras han sido entonadas por más de 300 años.
Se dice que González Boca Negra no tenía intenciones de escribir el himno, sin embargo, su prima y prometida Guadalupe González del Pino Villalpando lo alentó.
De acuerdo con algunas biografías del Francisco, Guadalupe lo encerró hasta que compusiera las estrofas.
Algunas horas después, el poeta ya había escrito más de 10 estrofas, con las cuales ganó el concurso (y su “libertad”).
Fueron publicadas en el Diario Oficial de la Nación el 3 de febrero de 1854.
Más tarde, (12 de agosto del mismo año), el español Jaime Nunó Roca, quien era director de una banda de guerra, ganó la composición musical “Dios y Libertad”.
Ese 15 de septiembre de 1853 se entonó por primer vez el Himno Nacional –con la letra de Francisco González y la música de Jaime Nunó–, no obstante se dejó de tocar en 1855 con la llegada de los liberales al poder.
Fue hasta 1876 –en la dictadura de Porfirio Díaz– que volvió a sonar durante las ceremonias oficiales.
Actualmente, ya fue traducido a 12 lenguas indígenas.
