Este otoño el frío se ha sentido con mucha fuerza en todo el mundo. A pesar de la alarmante realidad del calentamiento global, las bajas temperaturas de la temporada han provocado que algunas personas consideren que el problema se ha aminorado. De hecho, este año podría ser el primero en 20 años en el que Estados Unidos tiene más récords en cuanto a temperaturas bajas que por las altas durante el curso de un año.
Gracias a esto el Ártico tuvo un año menos problemático que los anteriores. Es el sexto año que menos se ha derretido desde los 70.
Sin embargo, el problema sigue y la situación va a empeorar. Según Bryan Walsh, de TIME, no hay que sacar conclusiones todavía, pues el término “calentamiento global” da la impresión de que el incremento de temperatura sucederá de manera estable y predecible, como si el mundo se fuera a volver cada día más caliente.
Pero no es así como funciona este tema tan debatido. “A corto plazo las temperaturas pueden subir y bajar como el valor de una compañía en el mercado de valores”, explica Walsh, “pero las tendencias a largo plazo, las importantes, no cambian”.
Es por eso, señala Bryan, que aunque noviembre de este año fue el primer mes en 29 años que tuvo temperaturas más bajas a las consideradas “normales” (el promedio de las del siglo 20), y que se rompieron récords en cuanto a días fríos, no debemos dejar de preocuparnos por el daño que nuestro estilo de vida puede hacer al medio ambiente.
“Un año un poco menos cálido no va a cambiar la tendencia a largo plazo”, asegura, “y noviembre se sintió inusualmente frío, pero solo si se le compara con los años más cálidos que hemos tenido últimamente”.