¿Cómo hacer más resistentes los edificios de la CDMX ante un sismo?

Es un proceso complejo que requiere años de estudio, en el cual México está muy avanzado gracias a investigaciones de la UNAM

El sismo del 19 de septiembre nos recordó lo frágiles que pueden resultar algunas estructuras ante un fuerte movimiento telúrico; sin embargo, existen investigaciones y formas para que los edificios sean cada vez más resistentes.

En México, es la UNAM quien lleva la batuta sobre esta clase de investigaciones, específicamente, el Instituto de Ingeniería, el cual cuenta con una herramienta especial para simular sismos y mejorar la infraestructura en sus distintos niveles.

Dicha herramienta es conocida como la Mesa Vibradora, a través de la cual se puede medir la respuesta dinámica de las estructuras ante los movimientos telúricos, ya que en ella se pueden poner a prueba nuevas clases de estructuras antes de implementarlas en un edificio real.

Esta mesa ha permitido no sólo mejorar la infraestructura en distintos puntos del país, sino el reglamento de construcción en sí. Si bien durante el último sismo varios edificios se colapsaron, la mayoría fueron construidos ante de 1985, es decir, antes de la llegada de esta mesa.

“Todo va encaminado a mejorar los reglamentos de construcción, el diseño y construcción de todas las estructuras, yo estoy seguro que nuestro reglamento de construcciones es mejor que el de 1985”, declaró hace unos días el titular del Laboratorio Mesa Vibratoria, Roberto Durán.

Esta mesa fue donada a la UNAM en 1997 por la empresa japonesa Kajima Technical Research Institutes, quien eligió a la máxima casa de estudios sobre ocho universidades de países como Estados Unidos, Canadá, Chile, Turquía y España.

Aunque el Centro Nacional de Prevención de Desastres también cuenta con una mesa vibradora, no tiene las mismas dimensiones que la de la UNAM, pues en ésta se puede experimentar hasta con modelos de 20 toneladas, por lo que en ella se realizan demostraciones de validez.

Las principales investigaciones que se han realizado con la mesa es la respuesta de la mampostería confinada en modelos de uno, dos y tres niveles y la respuesta dinámica de una columna representativa de vía elevada.

Además de experimentar con modelos a escala de templos virreinales, así como medir la respuesta de muros de concreto reforzado y el estudio del control activo de la respuesta dinámica torsional de un edificio a escala provisto de amortiguadores magnetoreológicos.

La Torre Latinoamericana como ejemplo de una construcción bien hecha

Aunque La Latino, como solemos llamarla los capitalinos, fue construida mucho antes del sismo de 1985, este edificio ha soportado tres de los sismo más intensos que han golpeado a la Ciudad de México, o sea, los de 1957, 1985 y 2017. ¿Pero por qué?

A diferencia de lo que cuenta la leyenda urbana, la Torre Latinoamericana no tiene gatos hidráulicos que le ayudan a aminorar el impacto en las estructuras, sino un sistema de pilotes que prácticamente la hacen flotar cuando llega un sismo a la Ciudad de México.

“Para la cimentación de la Torre se hincaron 361 pilotes de concreto de punta a 34 metros de profundidad hasta la capara resistente de subsuelo y una losa de cimentación a manera de cajón, que además sirve para empotrar la Torre a una profundidad de 13.50 metros”, se puede leer el sitio web del icónico inmueble.

 

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