Hackers de la biología
Les llaman “biohackers” porque trabajan fuera del sistema, pero en lugar de dedicarse a descifrar códigos computacionales, usan sus conocimientos para hacer descubrimientos relacionados con la biología.
Se trata de amantes de la ciencia reunidos bajo un movimiento llamado DIYbio, cuyo nombre viene del término DIY (“Do it yourself”, o “hazlo tú mismo”, en español), y el área que estudian.
Ana Paulina Valenciahttp://youtu.be/6-mHzI-3-5M
Les llaman “biohackers” porque trabajan fuera del sistema, pero en lugar de dedicarse a descifrar códigos computacionales, usan sus conocimientos para hacer descubrimientos relacionados con la biología.
Se trata de amantes de la ciencia reunidos bajo un movimiento llamado DIYbio, cuyo nombre viene del término DIY (“Do it yourself”, o “hazlo tú mismo”, en español), y el área que estudian.
De acuerdo al sitio de la iniciativa, grupos afines trabajan en casi 50 ciudades de todo el mundo, y en el listado aparece una mexicana: Guanajuato. Pero sus miembros se comunican a través de un grupo en Facebook y de Hangouts de Google+, por lo que provienen de distintos lugares de la República Mexicana.
Y no son solamente aficionados. De hecho, la mayor parte de ellos cuenta con grados académicos relacionados con el tema, y una gran cantidad con estudios de doctorado.
‘Biohackers’ al rescate
La finalidad de estos científicos es llevar la biología más allá de los laboratorios de empresas, gobiernos o universidades, y dar acceso a ella a todo el que esté interesado.
Según The Economist, el grupo funciona bajo la creencia de que “la biología es tecnología” –en palabras de uno de sus pioneros, Rob Carlson.
Así, sus experimentos consisten casi siempre en la manipulación de procesos biológicos relacionados con el ADN, lo que ha llamado la atención de ciertas instituciones y personas que temen que estos avancen hacia la producción de armas biológicas o realicen mutaciones genéticas.
Sin embargo, por el momento este temor parece aventurado, y solamente tan plausible como la esperanza de que estos laboratorios caseros e independientes puedan encontrar la cura a alguna de las enfermedades que aquejan a la raza humana.
De acuerdo a The Economist, “solo el 13 por ciento de los ‘biohackers’ ha sintetizado un gen, y 3 por ciento ha creado genéticamente una célula de mamífero” –y esto ha sucedido dentro de laboratorios profesionales.
Desde que los “biohackers” comenzaron a encontrarse, han surgido numerosos proyectos para facilitar sus reuniones y el desarrollo de sus experimentos. Uno de ellos es Genspace, un laboratorio comunitario en Brooklyn.
“Nuestra meta no es solo avanzar la biología, sino democratizarla”, dijo a la revista mencionada Ellen Jorgensen, su presidenta.
A pesar de la connotación negativa que tiene el término “hacker”, en el caso de los interesados en la biología, su intención no tiene nada amenazador.
Y aunque en lugares como Europa, por ejemplo, requieren permiso para realizar experimentos genéticos –que, hasta el momento, se limitan al trabajo con plantas– en Estados Unidos la Agencia Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) ha decidido tomar un camino distinto.
En lugar de perseguirlos y amenazarlos, agentes especiales crean relaciones con los laboratorios y organizan una conferencia anual para los amantes del DIYbio.
Según dijo Edward You a The Economist, el FBI considera que estos aficionados están en una posición idónea para mantener al buró informados sobre lo que sucede en el mundo de la biotecnología. Además, asegura que el movimiento y la agencia tienen una “responsabilidad compartida de proteger la ciencia”.
De hackers a empresarios
La proliferación de los “biohackers” ha sido posible gracias a la creciente facilidad del acceso a instrumentos y máquinas especializadas, disponibles a precios accesibles a través de plataformas de comercio en línea como eBay o Amazon.
Armar un laboratorio casero funcional jamás había sido tan sencillo, y la existencia de estos científicos lo hace cada vez más, ya que algunos de sus esfuerzos han llevado a la creación de empresas.
Es el caso de OpenPCR, que produce termocicladores sencillos por solo 600 dólares. Estas máquinas son esenciales para los laboratorios caseros, y pueden costar miles de dólares con compañías convencionales.
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Noticias desde el hogar de los llamados “biohackers”