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El anuncio de la NASA que indica que hay presencia de agua en Marte no tiene precedentes, pues es un paso para determinar si el Planeta Rojo es un lugar habitable.
Sin embargo, este hallazgo pierde su carácter novedoso si se recuerda que durante décadas se ha establecido que en el pasado hubo agua en dicho lugar, y que los planes para poblarlo y colonizarlo –al menos para conocerlo con misiones tripuladas– aún están lejos de ser una realidad.
De ser un lugar habitable, los inconvenientes no están relacionados a ello, sino a poder lograr que el hombre pise su rocosa superficie.
Y es que se sabe, desde hace años, que en el pasado el Planeta Rojo tuvo grandes cantidades de agua, y también se tenía conocimiento de que existía agua congelada bajo la superficie.
Pero el más reciente descubrimiento de la NASA destaca porque “es la primera vez que hay evidencia directa de la existencia de agua líquida en la superficie de Marte”, según dijo a la BBC Mary Beth Wilhelm, investigadora del Centro Arnes de la NASA.
En abril lo dijo en The Guardian el profesor Andrew Coates, director de ciencia planetaria del laboratorio Mullard Space, de la Universidad de Londres: “la evidencia actual es que cualquier agua estaría en forma de permafrost. Es la primera vez que tenemos evidencia de agua líquida allí”.
Y el agua corriente “es un ingrediente esencial para la vida, es un requisito para la habitabilidad. Determinar la presencia de agua líquida es un paso para establecer que la superficie de Marte es un lugar que puede ser habitado”, añade Wilhelm.
Aún así, la presencia de agua en Marte no cambia las cosas, pues desde hace décadas se ha hablado de esta característica del cuarto planeta más cercano al Sol y las misiones tripuladas o los viajes para colonizarlo aún están en el futuro “un poco lejano”.
Como dice Lily Rothman, de la revista Time, desde que la NASA anunció este lunes que se encontró evidencia de agua en Marte, “nuestro vecino del Sistema Solar se convirtió en el foco de interés renovado – pero han sido décadas desde que la humanidad escuchó por primera vez que una misión a Marte era inminente”.
De hecho, todo comenzó en la década de los 60, inclusive antes que la llegada del hombre a la Luna. A partir de ahí, cada década se anunciaba que se planeaba enviar viajes tripulados al Planeta Rojo.
Al llegar los 90, el presidente George H.W. Bush “tuvo que ajustar el objetivo de enviar astronautas a las arenas rojas de Marte en el 2019”, agrega Rothman.
Y después del cambio de milenio, las misiones corrían a cargo de rovers y proyectos no tripulados, disminuyendo el potencial de enviar misiones con humanos.
Esa tendencia sigue a la fecha, pese a los proyectos, planes y misiones en el ideal colectivo de agencias espaciales, gobiernos y empresarios millonarios e innovadores como Elon Musk, CEO de SpaceX.
La gran mayoría de los proyectos de llegar –y colonizar– Marte tienen el 2030 en la mira, pero ese año está a la vuelta de la esquina y el viaje y/o la viabilidad de hacerlo aún están lejos de alcanzar.
Joe Michalski, investigador sobre Marte del Museo de Historia Natural de Londres, no pierde el optimismo e indica que el hallazgo de agua “es fascinante, en especial por lo que significa en cuanto a la posibilidad de que haya microbios vivos en el planeta (…) gracias al estudio de los extremófilos en la Tierra –microorganismos que viven en condiciones extremas– sabemos que algunos seres vivos no sólo sobreviven sino que prosperan en condiciones muy áridas, muy salinas o en cualquier caso extremas en comparación con lo que es habitable para un ser humano”.
¿Cómo se descubrió el agua?
La exploración se llevó a cabo específicamente en los cráteres Palikir, Haley y Horowivh, en el sur de Marte. Y se realizó con CRISM, que es un espectómetro de sonda MRO, con el que se identifica a minerales.
“A simple vista, la clave son unas manchas oscuras que se pueden ver en la época más cálida (con temperaturas de 23 grados bajo cero) y que desaparecen en la estación más fría”, publica El País.
Los científicos explican que “el Planeta Rojo tiene corrientes de agua que dejan de fluir cuando el clima se enfría (la sal ayuda al agua a mantenerse líquida hasta una temperatura de unos 70 grados bajo cero). Esos cursos serían mayoritariamente subterráneos, aunque una parte saldría a la superficie y eso explicaría algunos de los surcos en el relieve marciano que se han observado en esta y otras misiones”, agrega el diario español.
Peligro de ida y sin vuelta
Con agua o no en la superficie marciana, la disyuntiva es si el humano podría o no llegar con vida a Marte.
Y si podría colonizarlo o comenzar a hacerlo.
Por ello la atención, investigación e inversión se deberían centrar en disminuir los riesgos de los astronautas. Desde el traje, hasta la nave se requieren modificaciones para tener éxito en un viaje de –al menos– ida a Marte.
Un análisis del Curiosity, el rover que aterrizó en la superficie marciana en agosto del 2012, señaló que los astronautas se expondrían a radiación durante el largo tiempo que tardarían en llegar las misiones tripuladas, factor que aumentaría el riesgo de padecer cáncer.
Ante ello, lo único que se ha dicho es que la NASA buscará acortar el viaje y así disminuir el tiempo de exposición a la radiación. Y se desarrollarán protecciones para las naves que serían lanzadas.
Hasta ahora, lo mínimo que puede durar el viaje son 360 días (de ida y vuelta).
Y en el caso de quienes quieran visitar Marte como turistas, los riesgos no solamente figuran a nivel físico por la radiación, también aumenta la probabilidad de que su salud mental se vea afectada.
De lograr llegar al Planeta Rojo con vida y sin cáncer, se presentarían problemas a causa del aislamiento social total (no es otro país, sino otro planeta), y el encierro absoluto en un hábitat fabricado (no natural), contribuiría a que las personas perdieran la razón, apuntan expertos en psicología.
> Este fin de semana llega a la pantalla grande “The Martian”, protagonizada por Matt Damon y dirigida por Ridley Scott.
Se acerca a la realidad “marciana”