Un nuevo estudio realizado por Investigadores de Johns Hopkins Medicine a mujeres posmenopáusicas reveló que tener una proporción más elevada de hormonas sexuales masculinas que femeninas está asociado con un significativo aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular.
La doctora Erin Michos, profesora titular en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, explicó que las concentraciones de hormonas sexuales de una mujer no es algo que los médicos cotejen regularmente.
“Dado que un desequilibrio de la proporción entre la testosterona (la principal hormona sexual masculina) y el estrógeno (la principal hormona sexual femenina) puede afectar el riesgo de enfermedad cardiovascular, quizá los médicos deberían considerar agregar pruebas hormonales a la batería de factores de riesgo detectables sistemá- ticamente, como la presión arterial o el colesterol, y así identificar a las mujeres que podrían tener mayor riesgo de cardiopatías o enfermedades vasculares. Pero este aspecto necesita estudiarse más a fondo”, comentó Michos.
El estudio
Los científicos analizaron los datos de 2 mil 834 mujeres posmenopáusicas que habían participado en el Estudio Multiétnico de Aterosclerosis (MESA) financiado por el gobierno federal de los Estados Unidos.
La edad promedio de las mujeres que participaron fue de 65 año; 38 por ciento blancas; 28 por ciento afroamericanas; 22 por ciento hispanas y 12 por ciento asiaticoamericanas.
En la visita inicial que tuvo lugar entre el 2000 y el 2002, los investigadores tomaron muestras de sangre y midieron las concentraciones de testosterona y estradiol.
A lo largo de 12 años de seguimiento, las mujeres presentaron 283 casos de enfermedades cardiovasculares, incluyendo 171 casos de cardiopatías coronarias e infartos de miocardio, 88 accidentes cerebrovasculares y 103 casos de insuficiencia cardíaca.
Entre las mujeres posmenopáusicas del estudio que al principio no padecían de enfermedades cardiovasculares, casi el 5 por ciento presentó una nueva enfermedad cardiovascular en menos de 5 años.
Los resultados
Los investigadores compararon las concentraciones de testosterona y estradiol con los casos de cardiopatías y descubrieron que la testosterona más elevada se asociaba con un mayor riesgo y las concentraciones elevadas de estradiol con uno menor.
“Aunque nuestro estudio agrega hechos indicativos de que el estradiol más elevado en relación a la testosterona puede tener un efecto protector en el sistema cardiovascular de las mujeres mayores, es prematuro recomendarles que tomen terapia hormonal para reducir ese riesgo,” señaló Di Zhao, doctor de Johns Hopkins.
En cuanto a por qué estas hormonas pueden incidir sobre el riesgo, Michos señaló que existen amplios indicios de otros estudios en mujeres de que la testosterona puede elevar la presión arterial y contribuir a la resistencia insulínica, ambos efectos dañinos.