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Internet mata pasiones

Todo va bien, se escriben y coquetean por WhatsApp, salen y se divierten juntos, se gustan y todo indica que van directo a formar una relación con un compromiso formal. Pero, de pronto, uno de ellos se esfuma por completo...

Eso es el ghosting, un término que describe a las personas que se convierten en "fantasmas" y que de la noche a la mañana terminan una relación y optan por cortar todo tipo de comunicación. 

33%
de los hombres participantes de la encuesta de Elle aceptó haber practicado ghosting
Apps y redes como Tinder y Grindr se vuelven el cómplice perfecto para ‘sordearse’ de alguien sin explicación

Todo va bien, se escriben y coquetean por WhatsApp, salen y se divierten juntos, se gustan y todo indica que van directo a formar una relación con un compromiso formal. Pero, de pronto, uno de ellos se esfuma por completo…

Eso es el ghosting, un término que describe a las personas que se convierten en “fantasmas” y que de la noche a la mañana terminan una relación y optan por cortar todo tipo de comunicación. 

Las redes sociales y la comunicación a través de la Red han favorecido que se lleven a cabo este tipo de prácticas que, si bien no son nuevas, se han vuelto cada vez más comunes.

De hecho, “ghosting” ya es una de las palabras del 2015 por el diccionario británico Collins.

“En una época en la que muchas relaciones de pareja empiezan a través de páginas de Internet y de aplicaciones para celulares, el ghosting es algo a lo que cada vez más personas deben hacer frente”, publica BBC Mundo.

Según expertos en psicología, el ghosting afecta tanto a quienes lo practican como a quien “les hacen el daño”. 

A la víctima se le ve afectada su autoestima y confianza, y tiene que vivir el duelo de haber terminado ‘forzosamente’ una relación sin siquiera saber las razones o motivos por los que la misma ya no seguirá su curso. Mientras que el fantasma tendrá que enfrentar el sentimiento de culpa y el remordimiento de haberse ‘fugado’ sin explicación alguna. 

Y es que entre más redes, más fantasmas, ya que la tecnología ha provocado un cambio significativo “a la hora de establecer relaciones, de comunicarse”, indicó el psicólogo José Antonio Molina del Peral.

“La gente recurre a una serie de redes en las cuales se evita el cara a cara, se ahorra el cortejo tradicional. Es fácil e inmediato. Puedes estar en casa, sin vestirte, sin arreglar… y sin embargo estás ligando, a través de Internet, evitando por ejemplo la vergüenza de acercarte a alguien en un bar. Podríamos decir que te hace el trabajo sucio”, añadió Molina del Peral.

El psicólogo aseguró que esos hábitos son consecuencia de una realidad cambiante. “En exceso, como todo, puede ser negativo y acabar produciendo déficit de interacción social, pero como vehículos de apoyo a las relaciones en principio no presenta ningún problema. Habrá quien lo vea como algo malo, pero también hubo un tiempo en que se miraban con recelo avances como el teléfono”. 

Evitan decir ‘no’

Estar detrás de la pantalla del celular y/o la computadora solamente fomenta que sea más fácil desprenderse de una relación o compromiso. Y apps y redes como Tinder y Grindr se vuelven el cómplice perfecto para “sordearse” de alguien sin explicación alguna.

La psicoterapeuta Elisabeth J. LaMotte dijo en entrevista para BBC Mundo que en la actualidad a las personas les cuesta cortar los lazos, sobre todo porque gran parte de la dinámica diaria se da a través de una pantalla. LaMotte subrayó que se evita decir adiós en diversos ámbitos de la vida, “particularmente en el campo del amor”.

“Pasamos mucho tiempo socializando a través de las nuevas tecnologías y compartiendo nuestra vida privada en las redes sociales y cada vez nos sentimos más incómodos con el contacto interpersonal”, agregó, “ello hace que acabar con una relación sea más complicado, porque cada vez tenemos menos práctica en hacerlo”.

Parejas en fuga

No necesariamente se trata de personas que ‘juegan’ con los sentimientos de otras, sino que al temer lastimar a la pareja y al no poder terminar la relación, prefieren huir.

De acuerdo a una encuesta de 2014, llevada a cabo por la compañía YouGov, el 11 por ciento de los participantes aceptó haberle aplicado ghosting a una persona y el 13 por ciento reveló haber sido víctima de algún ‘fantasma’.

La BBC indicó que, según una encuesta de la revista Elle, “un 26 por ciento de las mujeres y un 33 por ciento de los hombres admitieron tanto haber sido víctimas del ghosting como el haberlo llevado a cabo”.

Como dijo a The Huffington Post Sherry Turkler, profesora de sociología de Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), “el ghosting es algo casi único del mundo online (…), con las nuevas tecnologías nos hemos acostumbrado a deshacernos de la gente simplemente no respondiendo. Y eso empieza con los adolescentes, que crecen con la idea de que es posible que le envíen a alguien un mensaje de texto y que no reciban nada por respuesta”.

Turkler señaló que “eso tiene serias consecuencias, porque cuando nos tratan como si pudiéramos ser ignorados, empezamos a pensar que eso está bien y nos tratamos a nosotros mismos como personas que no han de tener sentimientos”.

Y al mismo tiempo se está tratando a los demás “como personas que no tienen sentimientos en este contexto, por lo que empieza a desaparecer la empatía”, enfatiza Sherry.

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