Johnny Marr por fin ha aceptado que es un solista. Le tomó 30 años, pero por fin lo ha hecho.
Tras la desintegración de The Smiths y su decisión de no volver a compartir el escenario con Morrissey, Marr fue un guitarrista en perpetua búsqueda de una banda. Por eso pasó por The The, Modest Mouse –dónde dejo a la radiante “Dashboard” como prueba de su estadía– y The Cribs.
También tuvo sus coqueteos con la electrónica junto a Bernard Sumner de New Order; en el pop, al hacer que su guitarra sonara en un disco de Girls Aloud; e incluso en el mundo de los soundtracks al proveer algunas bases rítmicas sobre las cuales Hans Zimmer creó la banda sonora de “Inception”.
Tres décadas después de su debut artístico, el mítico guitarrista por fin se ha decidido a lanzar su primer disco solista. “The Messenger”, como es de esperarse, pone las guitarras como el sonido principal del álbum. Las letras y la suave voz de Marr quedan relegadas a segundo plano, una muestra de que sabe cuál es su lado fuerte.
Uno de los tracks más sobresalientes del disco es “Upstarts”, una canción lo suficientemente vigorosa como para haber sido creada por una banda de veinteañeros y no por una leyenda con medio siglo de vida en las espaldas. El sonido que Marr logra irremediablemente te remite a Salford en los 80.
La canción que da título al álbum es una prueba de que “The Messenger” muestra a un artista aceptando su soledad, pero con cierta renuencia hacia su rol protagónico. Pase el tiempo que sea, siempre es complicado moverse los tres metros necesarios que separan la usual posición de un guitarrista del centro del escenario y el consiguiente enfoque total del público.
Marr canta: “Who Wants To Be The Messenger?”, la cual es la diferencia clave entre un disco en solitario de Morrissey y uno de Marr. Mientras que el primero se enfoca en las letras para crear significados trascendentes, Johnny Marr simplemente quiere tocar rock y memorables solos de guitarra.
— Álbum recomendado: “The Messenger”
Johnny Marr
[Warner Bros; 2013]
110 pesos en iTunes
