Crítica Jojo Rabbit: ¡el que no respete las creencias e ideologías de los demás es un nazi!
Querido cinéfilo, esta crítica de ‘Jojo Rabbit’ NO CONTIENE SPOILERS, por lo que si no has visto la película puedes leerla tranquilamente
Carlos RamírezUn niño güerito de ojitos azules tiene como ídolo al führer Adolf Hitler cual adolescente con Justin Bieber. Posters, coleccionables, ropa, todo. Así, a tiro de vista, la película Jojo Rabbit, de Taika Waititi (Thor: Ragnarok, 2017) parece avanzar firmemente sobre vías de comedia rápida y barata; pero no.
Con seis nominaciones al Oscar, Jojo Rabbit está inspirada, ojo inspirada, en el libro Caging Skies, de Christine Leunensen, en el que se narra una historia ficticia, y triste, sobre la vida de un pequeño que tiene por padres a unos opositores al régimen nazi, quienes esconden a una judía dentro de su hogar.
¿De qué va?:
Johannes, alias Jojo, presencia el acontecimiento más terrible de su vida, desde que se le cayeron los dientes, cuando descubre que una judía está escondida en su casa, siendo él un ferviente nazi perteneciente a las juventudes hitlerianas y teniendo al führer por amigo.
Lo bueno: Humor y poesía
Sí, Taika Waititi es un cineasta que no esconde su predilección por el humor en sus distintas formas. Prueba de ello fue el tono caricaturesco que le imprimió a la cinta Thor: Ragnarok, la cual dividió la opinión del público por su excesiva carga de comedia.
Por eso, Jojo Rabbit es la maldita perra de Waititi al ser una obra enteramente suya, con todo su estilo y autoría; razón por la cual se siente un filme libre, sin censura ni reservas que muchas de las veces las productoras imponen.
Jojo Rabbit es un largometraje que tiene como esencia primaria la comedia basada en referencias al nazismo, la Segunda Guerra Mundial, los prejuicios hacia los judíos y el fanatismo imperante en muchas de las ideologías que promueven el odio y la discriminación.
Waititi conduce por la carretera de la sátira hacia varios temas delicados; sin embargo, los envuelve bajo la perspectiva de un niño, lo cual al contrario de lo que se pensaría complica más las cosas.
La cinematografía, por su parte, es muy similar a la del director Wes Anderson (El gran hotel Budapest, 2014), quien se ha caracterizado por realizar todas sus películas, todas, con planos simétricos y con el uso de colores pastel, lo que otorga cierto aire infantil, pero elegante.
Lejos de ser una moraleja o una lección de clase, Jojo Rabbit no sólo es comedia sino también una confrontación, ya que suma a su argumento cuestionamientos acerca del respeto y su eterna lucha con los prejuicios, para cerrar con un moño sobre la importancia del amor y la amistad en la humanidad.
Y es que aunque esto último suena a mera cursilería del cine cliché, lo cierto es que Taika Waititi lo refleja en su obra de una manera inteligente: a través de la poesía. Por medio del poeta Rainer Maria Rilke, el cineasta nacido en Nueva Zelanda nos sacude el corazón para hacernos entender cómo es que la desgracia, la desolación, la belleza y el amor son parte de un todo, y ese todo es la vida como tal.
Creer que los judíos tenían colmillos y devoraban gente es sólo uno de los chistes que, más que hacer reír, buscan criticar sutilmente la estupidez humana al apropiarse de prejuicios y generalidades a quienes tienen ideas o creencias ajenas a las de nosotros.
Lo malo: Cambios abruptos
Lo único malo de Jojo Rabbit son algunos cambios abruptos que presenta dentro de su historia y que no son implementados de una manera adecuada, por lo que podrían confundir un tanto al público.
Se trata de giros que son similares a consumir azúcar y de repente vinagre, lo que pudiera generar una sensación de disgusto más que de asombro en los espectadores.
Recomendación: 5 estrellas de 5 (Excelente)
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— Jojo Rabbit (@jojorabbitmovie) 17 de enero de 2020