“Pasen, lean, jueguen”, invita José Mariano Leyva Pérez-Gay, curador de la retrospectiva Ocho décadas de juego y afecto, dedicada a José Emilio Pacheco.
Ésta no destaca la poesía, sino la infancia y la reflexión académica del autor de Batallas en el desierto, su obra más famosa y por la cual se ha convertido en uno de los escritores más queridos.
“Hay una faceta que es muy bonita y que consideramos que es poco conocida, la que está dedicada, sobre todo, a la infancia. Entonces, el acento que le quisimos hacer a esta exposición era el juego”, expresa el también director de la Biblioteca de México.
El 26 de enero de 2020 fue el sexto aniversario luctuoso del escritor mexicano. Por ello, la Biblioteca Vasconcelos inauguró la muestra el 23 de enero de este año y estará disponible hasta el 15 de marzo.
Es la primera exhibición 100 por ciento itinerante, pues la Secretaría de Cultura federal, a través de la Dirección General de Bibliotecas, presenta su segunda etapa.
En 2019 fue expuesta en el espacio de la Plaza de La Ciudadela. Ese año, Pacheco Berny habría cumplido 80 años, ya que nació el 30 de junio de 1939.
“La Biblioteca de México y la Vasconcelos tienen una larga tradición para hacer exposiciones y de repente nos dimos cuenta de que luego toda la producción desaparecía. Entonces, la idea que estamos retomando es hacerlas itinerantes, utilizarlas de tal manera y con tales materiales que puedan estar primero en un sitio y luego en el otro”, menciona.
En julio de 2019, estos dos recintos se unificaron en una especie de central desde dos sedes, aunque la idea es que las exposiciones itinerantes lleguen a las casi 7 mil 500 que integran la Red Nacional de Bibliotecas Públicas.
El valor del universo bibliográfico de José Emilio Pacheco
Ocho décadas de juego y afecto es una selección de las primeras ediciones de 45 libros de este autor, provenientes de acervos públicos o bibliotecas personales, de ahí que varios tengan dedicatoria. Por ejemplo, El reposo del fuego sobre el que Pacheco escribe “Todo se lo dejo a mi manager, Carlos Monsiváis”, en abril de 1966.
Los ejemplares están distribuidos en seis bloques temáticos sobre la infancia, adolescencia y madurez del autor. La curaduría que realizó José Mariano Leyva Pérez-Gay deja de lado el lenguaje académico y especializado y apuesta por la difusión para llegar a un público más amplio, comenta en un recorrido para este medio.
“A veces el recinto inspira demasiado respeto y se crea una frontera invisible que parece que es muy difícil traspasar. Entonces, lo que buscamos hacer con esto es justamente lo contrario: sacar los libros, que la gente conozca dónde están y picarle la curiosidad para que finalmente pueda entrar a la biblioteca y vea muchos otros más”, dice.
En 1978, José Emilio Pacheco y el artista Vicente Rojo publicaron Jardín de niños. El tiraje constó de 120 ejemplares y la exposición comienza, probablemente, con el único que se conserva. Cierra con Circos, una colaboración de 2010 entre Pacheco y Rojo, que alude al juego e inspira el nombre de la muestra.
“Jardín de niños es quizá la joya de esta exposición. Viene de la Biblioteca de México y, como pueden ver, es mucha serigrafía, hay especies de cartas, páginas transparentes, postales, pero no es un libro que está dedicado a los niños, sino que hace muchísima reflexión sobre la infancia”, explica Leyva.
La muestra recupera las traducciones poco conocidas que Pacheco Berny hizo de Alicia en el país de las maravillas, El frijol mágico, Hansel y Gretel y Los cisnes salvajes.
“La mano del poeta se nota en esas líneas dispuestas a demostrar que la literatura para niños no es ni menor ni de fácil factura”, sostiene el curador.
Antología del modernismo mexicano 1884-1921 es otra de las piezas expuestas. Se trata de la edición de 1970.
“Este libro es, tal vez, la primera ocasión en la cual un especialista pone acento en un grupo de autores mexicanos de finales del siglo XIX y principios del XX que hasta ese momento nadie los había reconocido. Fue un hito”, expresa Leyva.
Los tres tomos de Inventario, nombre de la columna que Pacheco publicó desde 1973 y hasta días antes de su muerte, también integran esta retrospectiva como una edición póstuma.
“Así como el arte de la traducción se ha perdido, también el arte de ese periodismo que hacía José Emilio Pacheco. Era un acto de crítica literaria donde te sentabas a leer y a reflejar lo que opinaras, no sólo era hacer una lista de cuáles eran los mejores libros de ese año, sino un continuo diálogo”.
Y aunque no se trata de una creación del integrante de la generación de los cincuenta, hay un cómic que en su momento costó 15 pesos acerca de “La fiesta brava”, cuento que forma parte de El principio del placer.
‘No leemos a otros: nos leemos en ellos’
Esta cita de José Emilio Pacheco aparece en una acuarela que forma parte de Ocho décadas de juego y afecto que fue pintada por Miguel Ángel Morales. Pero, ¿quiénes leían a este autor?
Además de la bibliografía, a la exposición también la integran las opiniones que escritores como Elena Poniatowska, Margo Glantz, Mario Benedetti, Mario Vargas Llosa, Octavio Paz y Rosario Castellanos emitían sobre la obra y la personalidad del autor de Morirás lejos.
“José Emilio Pacheco es el eje de la exposición, pero es inevitable, cuando hablas de un autor tan prolífico como fue, que no hablemos de ciudad, de crónica, de la relación con los otros escritores, de arte, si todo eso era él. Hasta cierto punto, es sólo el pretexto para hablar de muchísimos otros temas más”, acota José Mariano Leyva.