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La adopción, una segunda oportunidad

Mientras que algunas personas optan por no cuidar a sus hijos biológicos, otras admiten cambiar algunas de sus costumbres por ver crecer a un hijo no sanguíneo, a quien acompañarán a pesar de las reacciones sociales

Cuidar de un ser humano es más importante para algunas personas que para otras. Aquellas que deciden adoptar a un niño lo hacen sin importar el pasado que tuvo el futuro nuevo integrante de su familia.

Aunque algunos padres optan por no confesarles a sus hijos la nula conexión que éstos tienen con ellos, otros deciden hablar con la verdad con el fin de no generar conflictos futuros.

Massiel Moreno Pinto fue adoptada y criada en Santiago de Chile. Sus padres adoptivos la integraron a su familia cuando ella tenía sólo tres meses de vida. Nueve años después, cuando Massiel no era lo suficientemente consciente de la palabra adopción, sus papás decidieron explicárselo contándole la verdad.

440
niños se integraron a una nueva familia entre 2012 y 2017

“Lo hicieron para que no me enterara por terceras personas y lo usaran para hacerme daño”, declara Massiel, madre biológica de dos niños.

En 2012, Chile dio en adopción a 680 niños y en 2016 a 473, disminución que se debió a la determinación de los tribunales para elegir quién era capaz para ser padre adoptivo o no, según el Departamento de Adopción del Servicio Nacional de Menores (Sename).

En México, de acuerdo con datos de la Dirección de Estadística del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, entre 2012 y 2017 se realizaron mil 247 solicitudes de adopción, de las cuales sólo fueron concedidas 440.

1,247
Solicitudes de adopción fueron realizadas entre 2012 y 2017 en México

Aunque los años en que se registraron las adopciones entre Chile y México varían, el proceso de amparo hacia un niño sigue siendo mucho mayor en el país sudamericano que en el mexicano.

Las estadísticas muestran que hay más posibilidades de adopción en Chile que en México, a pesar de que en el país del sur incrementaron los requisitos para que una pareja proteja a un niño

A pesar de nunca haber conocido a sus padres biológicos, la mujer latinoamericana de 34 años admite que aún no sabe nada de sus progenitores ni le gustaría saber de ellos en un futuro.

“No sé nada de mis padres, no necesito saber de ellos. Creo que las personas que deciden dar en adopción a un hijo deben tener un coraje tremendo para desprenderse de parte de su ser, del cual nunca se olvidarán”, admite Moreno.

El hijo que no se reconoce

En México, el DIF explica que antes de que un niño sea dado en adopción, primero se busca que exista una reintegración con su familia sanguínea, desde los padres hasta los abuelos. Si no tienen éxito, buscan que una familia interesada en él o ella le den los mismos derechos que recibiría un hijo biológico: alimentos, vestido, casa, educación, atención médica y derechos hereditarios.

Monserrat Dávila asegura que ella decidió dar en adopción a su hijo un mes después de que éste nació en la Ciudad de México. La joven de 24 años cuenta que a pesar de que sus padres la apoyaban para que tuviera a su bebé y lo criara, ella fue quien decidió que no permanecieran juntos.

“La verdad es que siempre tuve un control para no embarazarme, pero cuando una vez fui con mi ginecólogo porque me sentía muy mal, me dijo que era porque estaba esperando un hijo, todo se me vino abajo.

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Solicitudes internacionales llegaron al país entre 2012 y 2017

“Pensé ‘¿y ahora qué hago?, ¿y mi carrera?’ No es que teniéndolo en mi vida hubiera arruinado todos mis planes, pero yo sabía que no los iba a poder alcanzar por darle todo a él”, cuenta Monserrat.

La joven, quien está por terminar la carrera de Derecho, dice que optó por tener al bebé porque él no tenía la culpa de nada de lo que se le iba a presen nada de lo que se le iba a presentar con ella en su vida.

“Cuando nació, no niego que no sentí algo distinto, algo bonito, pero gracias a ese sentimiento fue que estuve más decidida que nunca a darlo en adopción. Lo amé tanto esos segundos y el mes que estuvo conmigo, que me aseguré que quería lo mejor para él, quería que alguien cuidara de su educación, de su comportamiento. Por eso fue que me animé a darlo en adopción”, señala la joven, luego de aceptar que el proceso con las autoridades no fue tan complicado como ella esperaba.

Monserrat cuenta que al informarse sobre los trámites que tenía que hacer para dar en adopción a su hijo, no le parecieron confusos ni imposibles, pero que cuando acudió al DIF ellos se aseguraron de aclararle que todos los trámites no tenían vuelta atrás.

La psicóloga mexicana Cristina Adame, quien encabezó por 15 años una escuela de papás adoptivos en Tijuana, Baja California, señala que en México la cultura de la adopción es a puertas cerradas, porque sucede bastante, pero no se habla del tema.

“(La adopción) se trata de vivir como un secreto por los mitos y las dificultades que hay detrás, como el origen de nuestros niños, el duelo por la infertilidad, el tema del abandono, entre muchas cosas más”, explica la especialista.

La psicóloga admite que el proceso de adopción es muy largo y tedioso porque el solicitante tiene que mostrar que posee capacidad parental, razón por la cual le realizan estudios psicológicos y de trabajo social.

“El proceso tiene su tiempo, pero no es eterno ni súper costoso, como muchas veces se cree. Lleva tiempo porque estamos hablando de vidas y familias”
Cristina AdamePsicóloga

Una segunda familia

Para Susana Arguete Loyo y su esposo José López Ramor, originarios de Guatemala, no fue difícil acceder a la vida de Lissy, a pesar de que ella tenía seis años de edad cuando ingresó a su familia. Susana asegura que a pesar de que tuvieron que esperar 10 meses para que su nueva hija llegara, no se encontraron con dificultades para lograr adaptarse, a pesar de que tuvieron un inicio difícil.

“Nos cambió la vida en todo sentido, en las rutinas, en el presupuesto económico, en administrar nuestro tiempo. A pesar de que existen personas que juzgan a otras por adoptar, en nuestro caso no tuvimos críticas sociales cuando la gente se enteró que decidimos hacerlo, al contrario, cuando Lissy llegó fue cuestión de adaptarse”, dijo Arguete.

La pareja admite que no creían que tendrían a una hija no biológica. José y Susana tienen dos hijos propios; sin embargo, cuando él estaba grave en el hospital, prometieron que si se recuperaba serían padres de un niño o niña adoptivo.

En el país centroamericano basta con tomar un taller informativo con los dos padres presentes en el Consejo Nacional de Adopciones (CNA), entregar la documentación necesaria al mismo consejo, entre la que destaca tener la nacionalidad guatematemalteca, no tener antecedentes panales y contar con una certificación de salud.

El DIF explica que antes de que un niño sea dado en adopción, primero se busca que exista una reintegración con su familia sanguínea

Asimismo, a los padres adoptivos se les realiza una evaluación psicológica y otra social y jurídica, y para finalizar, deberán asistir a un taller informativo sobre el proceso de la adopción, en el que se hablan sobre las posibles dificultades que los padres pueden vivir luego de que entran en la vida de un niño.

Requisitos para adoptar en la CDMX:

> Documentos de identificación oficial

>Comprobantes de domicilio

> Escrito libre dirigido al Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia DIF-DF manifestando los motivos para solicitar la adopción de una niña, niño o adolescente (NNA). Requisitos para adoptar en la CDMX:

> Copias certificadas de actas de nacimiento de la persona solicitante

> Fotografías de las condiciones del domicilio y su entorno > Fotografía reciente a color de la persona interesada o de la pareja

> Certificado(s) médico(s) de buena salud expedido por instituciones públicas

> Copia de CURP y de identificación oficial de la persona interesada

> Carta de no antecedentes penales de cada persona interesada

> Constancia de percepciones del solicitante, donde conste sueldo, puesto y antiguedad en el empleo

> En caso de negocio propio o trabajo independiente, comprobante de ingresos de los últimos tres meses del solicitante

> Estados de cuenta bancarias de los últimos tres meses del solicitante.

> Copia del instrumento legal que acredite la propiedad del inmueble que se posee. De no tener propiedad o crédito hipotecario, copia del contrato de arrendamiento

> Copia de los recibos de luz, agua, gas y teléfono, de los últimos tres meses > Dos cartas de recomendación por cada solicitante

> Curriculum vitae de las personas interesadas con firma y fotografía