A la alta costura

Muchos dicen que hacen alta costura, y coloquialmente se conoce así a las prendas que han sido hechas como piezas únicas, a la medida del cliente.

Pero la Cámara Sindical de la Costura (nacida en Francia) reserva este apelativo para un grupo de diseñadores que, hasta este miércoles, estaba formado por solo 15 miembros oficiales.

Bouchra Jarrar, diseñadora francesa de padres marroquíes, que comenzó su propia marca en el 2010, se unió formalmente a Chanel, Christian Dior, Alexis Mabille, Maison Martin Margiela, Givenchy y otros 10 diseñadores aprobados por la asociación.

Antes de lanzar su línea y comenzar a presentarla como invitada en las semanas de la alta costura (en enero y julio de cada año), trabajó para Balenciaga y Jean Paul Gaultier.

Sus diseños se caracterizan por sus líneas simples, que desentonan un poco del clásico look de haute couture (que suele ser extravagante), y siluetas limpias y femeninas.

Aunque las prendas expuestas durante los desfiles de este grupo suelen ser apropiadas para eventos con alfombras rojas, sus piezas son accesibles para mujeres con un estilo de vida menos glamoroso.

Para obtener y mantener el estatus de Haute Couture, los diseñadores deben seguir una estricta serie de pautas.

Además de presentar dos veces al año colecciones en la capital francesa, deben ofrecer piezas a la medida a clientes privados y tener un taller en la ciudad de las luces, que emplee a un mínimo de 15 personas. 

La inclusión de Bouchra Jarrar entre los miembros permanentes del selecto conjunto de la alta costura es un soplo de aire fresco, pues el grupo está formado casi completamente por hombres.

Una de las más notorias excepciones entre los miembros correspondientes (o los que no son franceses) es la italiana Donatella Versace, directora creativa de la marca que lleva su apellido y fue fundada por su fallecido hermano Gianni.