¿Por qué tenemos esta costumbre de hablarle así a los pequeños y los animales? Esa misma pregunta se han hecho los lingüistas del mundo y parece que llegaron a una conclusión.
Los especialistas apuntan que la manera de dirigirse a niños y mascotas se parece mucho: se marca más la entonación, la voz se torna aguda y la pronunciación se vuelve más lenta.
Desde hace tiempo se ha creído que hablar así a un bebé es un aprendizaje biológico para fomentar el desarrollo del lenguaje, sin embargo, esto no es necesariamente acertado ya que hay culturas en que esto no sucede y sus bebés aprenden el lenguaje hablado sin problemas.
En un estudio de Tobey-Ben Aderet publicado en Proceedings of Royal Society B, se descubrió que si a la gente se le ofrece una foto de un perro, también aplican este tono. Además se detectó que se enfatiza más con los cachorros, pero también lo aplican con perros adultos. Por lo que la teoría que indicaría que el tono tiene que ver con que sean bebés se descarta.
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De acuerdo a la conclusión del estudio: “Los perros aparecen en su mayoría como los compañeros no verbales de los seres humanos que, en consecuencia, modifican sus características del habla, como lo hacen cuando se habla a los niños pequeños. Esta estrategia de habla parece ser empleada en otros contextos donde el orador se siente, consciente o inconscientemente, que el oyente no puede domina completamente el lenguaje o tiene dificultad para entender el habla, como en las interacciones con personas mayores, o cuando hablamos con un extranjero”
Es decir, la gente aplica este lenguaje porque cree que al receptor le resulta complicado entenderlo. Al reproducir las grabaciones de las reacciones de las personas a los perros, los cachorros sí respondieron mejor a esta entonación mientras que los adultos no mostraron preferirla. Esto puede ser porque los perros adultos responden mejor ante personas que conocen.
