La Ciudad de México se inundó de color y tradición

De acuerdo con cifras de la Secretaria de Cultura capitalina, más de un millón 800 mil personas acudieron al ver el Gran Desfile de Día de Muertos 2018

Por Paseo de la Reforma esta tarde desfiló la historia de México. Las tradiciones, colores y personajes que son parte importante de la cultura de la muerte, de esa forma tan particular que tienen los mexicanos de celebrarla.

 

Catrinas, aztecas, mariposas monarcas, guerras japonesas, chinas poblanas y veracruzanos fueron parte del Gran Desfile de Día de Muertes 2018, que este año de dedicó al tema de la Migración.

“Es importante que la gente entienda que somos un país muy diverso, que tenemos diferentes orígenes y que justamente son el resultado de las migraciones que han hecho la gran mezcla que somos”, explica Paola Schlaepfer, productora ejecutiva de la sección del desfile “La muerte es un viaje”.

 

Dicha sección abrió el gran recorrido. Más de 700 voluntarios participaron en la apertura, pero detrás de ellos hubo un equipo de más de 250 personas que hicieron que la magia se hiciera realidad.

 

Andrés Jiménez encabezaba el desfile, recorrió a pie más de 7 kilómetros, desde la Estela de Luz hasta el Zócalo Capitalino. “Estoy muy contento, con mucha adrenalina. Me motivaba ver la reacción de la gente, los niños estaban muy alegres y con muy buena actitud”, comenta.

 

Lo que más le gustó de haber participado en este gran desfile fue la unión que se generó entre los voluntarios y el apoyo que la gente mostraba a cada kilómetro.

La inclusión estuvo presente. Una de las mariposas monarca no volaba, pero rodaba con su silla de ruedas. “Soy una hermosa y libre mariposa monarca”, aseguraba la mujer mientras extendía sus brazos y le sonreía a la gente.

 

Por su parte, Norma Villanueva interpretó a “La mujer con vela”, la luz que dirige a los migrantes.

“El día de muertos me encanta, me gusta mucho más que la Navidad. Cuando vi que tenía la oportunidad de participar, no lo pensé, dije ‘va'”, plática Norma.

 

Hubo gente que llegó desde las 12:00 horas para poder disfrutar de este evento. Ante esto, la productora ejecutiva asegura estar agradecida, pero consejera que “se fueron contentos, satisfechos, porque todos gozaron. Valió la pena la espera”.

Sin embargo, no todos los asistentes tuvieron la oportunidad de disfrutar del desfile. El Zócalo capitalino se encontraba saturado de gente. Los empujones y unas bardas que colocaron, le impidieron poder ver el evento a muchos de los asistentes.

 

De acuerdo con cifras de la Secretaria de Cultura capitalina, más de un millón 800 mil personas acudieron al ver el Gran Desfile de Día de Muertos 2018.

 

La construcción de la fiesta

 

 El desfile abrió con “La gran Tenochtitlán” para adentrarse a las cavidades de nuestro pasado prehispánico y al origen de los grandes desplazamientos migratorios en el Valle de México.

El segundo segmento, “Los que llegaron para quedarse”, remite a los distintos fenómenos históricos de la migración en nuestro país. Abarca desde la llegada de exploradores europeos al continente americano, nuestras raíces afrodescendientes y el arribo de la cultura del lejano Oriente, hasta el fascinante viaje que año con año realizan tortugas y ballenas a nuestro territorio.

Mariposas monarcas y ajolotes asomados en trajineras embellecieron  el segmento titulado “Ciudad refugio”, referencia a un México lleno de contrastes: por un lado, una nación que en distintas etapas históricas ha abierto los brazos a ciudadanos de diversas partes del mundo como exiliados españoles, argentinos, judíos, entre otros; mientras que, por otro, vive uno de los fenómenos más grandes de inmigrantes fuera de su lugar de origen.

 

La primera parte cerró con “Ciudad diversa”, un lienzo multicolor que recuerda y da voz a diversos fenómenos históricos y sociales, así como a la extensa diversidad cultural en la metrópoli.

En la segunda parte de la caravana organizada por la Secretaría de Turismo Federal, La muerte en la vida, los espectadores pudieron celebrar la tradición que le pertenece a México, pero con la proyección de un futuro que involucra a todas las personas y corazones del mundo.

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