De nuevo hablamos de hielo en este espacio –o mejor dicho, de la falta de. En un escenario radical, podría ser de las últimas veces que hablemos de lo que queda de hielo en el mundo gracias a los estragos del calentamiento global.
¿Cómo te imaginas a Groenlandia? Seguro recordarás que en la primaria solamente relacionabas esa parte del mundo con hielo y frío. De acuerdo a una leyenda popular, el nombre proviene del inglés “Greenland” o “Tierra Verde” y fue establecido por el explorador y vikingo noruego Erik Thorvaldsson, mejor conocido como “Erick El Rojo”, aproximadamente en el año 982 (d.C.).
Sin embargo, el nombre nunca reflejó el verdadero escenario de aquel territorio inhóspito: “Erick El Rojo” pensó que con un nombre atractivo podría contrarrestar la adversa cubierta de hielo que lo cubría y así convencer a más personas de habitar ese nuevo territorio.
Este verano la isla que pertenece a Dinamarca ha dado mucho de qué hablar desde que se registró la separación del glaciar “Petermann” (para que te des una idea, es del tamaño de Manhattan). Y ahora más con la desaparición del hielo que la cubre.
En promedio, el 80 por ciento del territorio de Groenlandia está cubierto por hielo, lo que lo convierte en el segundo espacio “blanco” más grande del mundo después de la Antártida. En verano, este porcentaje tiende a bajar por el alza en las temperaturas. Pero del 8 al 12 de julio, la NASA registró que se derritió del 40 al 97 por ciento de esta cubierta de hielo ¡en tan solo cuatro días!
Al principio, la NASA creyó que las fotografías satelitales eran un error, pero esta semana admitieron en un comunicado que la capa se había derretido. El récord anterior de descongelamiento se tenía en un 55 por ciento. Hoy, la llamada “Tierra Verde” luce por primera vez verde.
Groenlandia se derritió más rápido en este mes que en cualquier otro registro recopilado en la historia. Durante estos días, la capa disminuyó notablemente y tres satélites lo comprueban.
Científicos y expertos están impactados y alarmados, y no es para menos. Esto demuestra la velocidad que puede alcanzar el cambio climático, pero no solo eso, también surge un temor sobre la relación que el deshielo tendrá con el aumento del nivel del mar.
Algunas de las consecuencias más alarmantes, además del aumento del nivel del mar, son el calentamiento del Ártico y el adelgazamiento de la capa de hielo. En Groenlandia, el centro mide alrededor de 3 mil metros de profundidad, mientras que en las orillas es tan delgado que se ha ido derritiendo e incorporando al mar.
Dorothy Hall, quien estudia la temperatura de la superficie de Groenlandia en el centro de la NASA en Greenbelt, Maryland, afirma que la capa de hielo se derritió en julio como nunca antes y lo considera “inusual”.
Durante el verano, el hielo tiende a derretirse incluso en esos gélidos lugares, pero no se había registrado tal suceso y con esa rapidez.
Jay Zwally, glaciólogo del NASA’s Goddard Space Flight Center dijo en The Guardian que “es justo decir que no tiene precedentes”. El especialista conoce bien el territorio, pues viaja cada año (desde hace treinta) y señaló que “nunca había visto que se derritiera tan rápido”.
Incluso, Zwally y su equipo –que se encontraba grabando el aceleramiento del derretimiento– tuvieron que rehacer su campamento en la Swiss Station porque la nieve y el hielo se derritieron en el lugar.
La ciencia atribuye como posible causa una inusual ráfaga de aire caliente o bien, una “cúpula” de calor.
De hecho, el físico danés Henrik Svensmark propuso hace pocos años una hipótesis sobre la relación entre la actividad magnética del sol –en la que se desvían los rayos– que influye en la generación de núcleos de condensación de nubes que afectan al clima. Muchos estudios dicen que no hay relación entre radiación cósmica y calentamiento global, pero la opción no es muy disparatada.
Otra glacióloga, Lora Koenig, asegura que este grado de deshielo solía ocurrir cada 150 años, la última registrada en 1889. Aunque la fecha de que este fenómeno volviera a ocurrir estaba cerca, “si seguimos observando este tipo de derretimiento en los próximos años será preocupante”, dijo.
Thomas Mote, climatólogo de la Universidad de Georgia dijo en The Guardian que “lo que estamos viendo en las elevaciones más altas puede ser una especie de señal de lo que está pasando a través de la capa de hielo”.
Desde mayo, una ola de calor rodea el territorio y “cada onda ha sido más fuerte que la anterior”, dice Mote.
Por su parte, Jason Box, glaciólogo de la Universidad de Ohio y quien regresó esta semana de explorar el área, advierte de un gran derretimiento en este año. “Es el séptimo verano consecutivo en que el aire caliente levanta la capa de hielo”.
Karl Braganza del Bureau of Meteorology de Australia, explicó que “tuvimos un evento similar en los 1800, así que esto sucede de vez en cuando”, pero “claramente hay una tendencia en el Ártico en este siglo, tenemos temperaturas más calientes en los océanos, grandes reducciones del hielo en el mar y grandes pedazos de glaciares separándose”.
Waleed Abdalati, de la NASA, dijo que no se le puede atribuir este hecho al cambio climático (aunque todo lo apunte), pero “esta es una señal de lo que vendrá”.
Por lo general, la isla perdía entre 100 mil y 250 mil millones de toneladas de hielo cada año, las cuales se recuperaban durante el invierno. La Antártida completa pierde alrededor de 36 gigatoneladas cada año.
Aunque se espera que este invierno se recupere el hielo perdido, la rapidez y la cantidad que perdió a principios de este mes fue considerablemente alarmante.
El deshielo y sus consecuencias
No es nuevo que se derrita un glaciar, ni que suba el nivel del mar. Pero con esta nueva tendencia a que aumente la velocidad en que se derriten los glaciares y capas de hielo en la Antártida, se debe tomar en cuenta que esto juega un rol significativo en la estabilidad de la circulación oceánica y claro, en el desarrollo del cambio climático.
Cuando se derritieron grandes masas en el norte de América y Escandinavia en la última era glacial, se vertió agua dulce en el Atlántico Norte, interrumpiendo la circulación oceánica natural que se tiene desde hace 20 mil años. Prueba clara para poder hacer una reexaminación entre la relación del océano y la estabilidad climática.
Estudios demuestran que el deshielo puede producir cambios contundentes en la circulación oceánica. El deshielo en Groenlandia –y más a esa velocidad– puede influir en la estabilidad de la circulación de los océanos y el clima del Atlántico Norte.
¿Otra prueba? En diciembre de 2011 se publicó que tanto México, como Estados Unidos, Canadá y algunos países de Europa podrán sentir el “Efecto Ártico”, es decir, inviernos con tormentas extremas, a causa de calentamiento.
De hecho, México sería uno de los afectados, sobre todo con lluvias que si avanzan, se podrían convertir en nevadas.
A finales del año pasado, el ambientalista Erik Quiroga afirmó que a partir del periodo invernal 2011-2012 podrían registrarse ciclos de inviernos extremos debido al deshielo en el Ártico, después de un lapso de calentamiento global sostenido (periodo cálido más largo desde la Edad Media), según la OMM (Organización Meteorológica Mundial).
Actúa hoy, lo agradecerán mañana
Se escuchará extremista, pero si quieres que tus nietos conozcan a los osos polares, comienza a actuar para disminuir los gases de efecto invernadero.
Es impactante que a muchas personas les resulte tan ajeno el tema y que consideren al calentamiento global un tópico exclusivo de activistas e idealistas.
El suceso del deshielo con esa rapidez en Groenlandia, es un ejemplo. El derretimiento afectó a toda la isla, no solamente a las orillas.
Con solo ver las fotografías satelitales y el comunicado de la NASA, te podrás dar cuenta de que ya no es una amenaza, es un hecho.
Es irónico pensar que el escudo de Groenlandia es un oso polar, pues si el deshielo persiste, no faltarán muchos años para que éstos se extingan.
Todavía recuerdo cuando en 2008 se declaró en peligro de extinción al oso polar, la primera especie que se veía afectada por el calentamiento global.
Cuatro años más tarde, sigue le emisión masiva de los gases de efecto invernadero y el calentamiento global.
Y aunque el centro de Groenlandia está deshabitado, la población en la costa también peligra por el nivel del mar.
Dimensiona el tamaño de Groenlandia, la segunda isla más grande del mundo, después de Australia. Ahora la magnitud de las consecuencias si el deshielo continúa.
No se necesita ser un experto para comprender las imágenes satelitales, ni un activista visceral para que el impacto de las fotografías encienda la llama de la acción con cada una.
Y como dice el sitio Web de la NASA en la categoría Earth (Tierra), “Your future, our mission” (“Tu futuro, nuestra misión”).
La misión ya no es solamente de laboratorios, centros de investigación y expertos, ahora es de todos.