La artista plástica Melanie Smith refleja a través de su arte lo que ven sus ojos. Para su última exposición, Farsa y artificio, expresa lo mal que está el mundo actualmente, en relación a la precariedad que tienen las personas en la comunicación y las formas de violencia de la sociedad industrial contemporánea.
Desde este fin de semana y hasta el próximo 6 de octubre, la muestra se estará exhibiendo en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), escenario donde ya se había presentado, en 2010, con Espectrografías: paradojas de la historia.
A nueve años de haber expuesto en el MUAC, y tras haber pisado otros sitios internacionales como el Pérez Art Museum Miami (PAMM), en Estados Unidos; el Museo Morsbroich, en Alemania, y la Galerie des I´UQAM, en Canadá, por mencionar algunos, la artista decidió hacer una revisión del trabajo que ha hecho a lo largo de los años.
“Creo que llega siempre un momento en la carrera del artista donde es necesario hacer este tipo de revisión, pero no queríamos que fuera de manera cronológica, sino trabajar desde ciertos núcleos cómo funciona mi trabajo (…) Hay ciertos temas en la exposición como el cuerpo, la arqueología, la escala, lo urbano, la naturaleza, el color, y cómo éstas, con distintos entornos, se van traslapando a lo largo de todo el recorrido”, detalla.
Para esta exposición, Smith se inspiró en la obra que tiene el mismo nombre, Farsa y artificio, la cual desarrolló en 2006 y que, según cuenta, con esa pieza logró crear un espejo para reflejarse a ella misma, su “propio yo meditando” e intentando ingresar a una cultura que no es propiamente la suya; la mexicana.
Melanie Smith vive y trabaja en México desde 1989, una experiencia que le ha ayudado enormemente en su labor de artista. En ese sentido, comenta que en este país hay muchas cosas que se pueden mejorar en el campo del arte, pero también ve esa perspectiva como algo positivo. Es decir, sostiene que trabajar bajo ciertas condiciones de precariedad, “no en el sentido exótico”, la han llevado muchas veces a poder realizar obras aún más particulares de las que podría haber realizado en Europa.
“Creo que la escena de arte en México ha superado en cierta forma una lógica de producción europea que quizá para mí se caducó (…) Siempre puede haber más dinero o mejores condiciones, pero yo creo que un artista tiene que trabajar con lo que hay, bajo las condiciones que tiene”, resalta.
El desglose de su arte
Farsa y artificio comienza con la pintura Ciudad Espiral (2002) y con un video que la artista realizó en 2010 al que tituló El Bulto. Sin embargo, según detalla, el inicio de su exposición trae una sorpresa, pues al lado del cuadro hay una mirilla por la cual la gente puede observar y ver otra pieza que estará situada en el Museo Amparo, en Puebla.
“El espectador va a ver desde una especie de vista cenital un cerebro hecho en piedra, transmitido en vivo desde el Amparo, y ese cerebro tiene una superficie muy parecida a la de la pintura”, platica Smith.
En la segunda sala está Irreversible, un especie de reconstrucción de taller de piezas de tepalcate que la artista intentó unir con otros objetos color naranja y dorado que, comenta, “en un taller de restauración normal no se embonarían normalmente”.
Este es un proyecto en el que la también artista Frida Mateos le ayudó a armar, en 2012. Mientras la gente avanza a la siguiente sala, donde se muestra María Elena (2018), diferentes cuadros colgados en la pared del MUAC continúan en hilera.
“Forman durante toda la exposición una especie de tren de pensamiento (…) La cuestión pictórica de la imagen en movimiento siempre ha sido un trabajo primordial en mí”, asegura Smith. María Elena es el primero de dos videos que hay en la exposición.
Éste fue filmado en el desierto de Atacama, en un pueblo minero que se llama María Elena, en Chile, y de donde se extrae potasio, nitratos y todas los demás materiales que puede poseer un teléfono celular, incluso fertilizantes.
“Este proyecto es como todo bajo tierra, de extracciones, algo que realmente no ves”. En la misma sala hay una mesa que sostiene diferentes objetos de piedra, aluminio y cemento, entre ellos hay pequeñas piedras verdes, las cuales dan paso al siguiente cuarto, Fordlandia, proyecto que hizo en el Amazonas.
“Esta sala realmente es como una especie de arqueología afectiva entre las diferentes asociaciones que aparecen en el video (Fordlandia), hay una serie de collage de cuadros en los que aparecen figuras de botánicas y animales sobrepuestas en un dibujo técnico, es una especie de tensión entre lo industrial y la naturaleza”, describe.
En la siguiente sala hay un quiebre en la exposición, pues se presenta en pantalla un video que Smith filmó, por primera vez, a través de Skype. La artista no salió de su estudio, alguien más filmó a las afueras de Monterrey; retrata un sitio que es una especie de ruina ahora, pero que en los años 20 era donde muchos europeos se hospedaban. “Esto dio pie a la siguiente pieza, la nueva producción, que se logró transmitir en vivo el sábado desde el MUAC al Amparo, en Puebla”.
En el cuarto siguiente, con lámparas color rosa, regresan los objetos pequeños, piezas que hacen referencia al cuerpo y a lo grotesco, esto último representado con cuadros del pintor británico William Blake. La exposición termina con Farsa y artificio, una pieza especial para la artista, pues a través de una televisión pequeña, compartiendo escenario con diferentes cuadros, se transmite a una pareja bailando.
“Hay una chica que me parece que es como yo, tratando de aprender esos pasos que no puede recordar, es como esta historia eterna de torpemente tratar de entender una cultura ajena”, afirma Melanie Smith.