La fórmula contra la obesidad infantil

La obesidad infantil es un problema de salud que ha llegado al grado de pandemia en México: en 2012 ocupó el cuarto lugar entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Tan solo en nuestro país, esta condición es la causa de casi 200 mil muertes al año, pues es un importante factor de riesgo para desarrollar enfermedades crónico-degenerativas, como la diabetes mellitus tipo dos, enfermedades isquémicas del corazón, cerebro-vasculares e hipertensivas.

El peso del recién nacido, el índice de masa corporal de los padres y si la madre fumó en el embarazo son algunos factores de la fórmula

La obesidad infantil es un problema de salud que ha llegado al grado de pandemia en México: en 2012 ocupó el cuarto lugar entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Tan solo en nuestro país, esta condición es la causa de casi 200 mil muertes al año, pues es un importante factor de riesgo para desarrollar enfermedades crónico-degenerativas, como la diabetes mellitus tipo dos, enfermedades isquémicas del corazón, cerebro-vasculares e hipertensivas.

Según la Organización Mundial de la Salud, sus principales víctimas son los niños, es por esto que las campañas de prevención deben empezar desde el momento del nacimiento o incluso antes si se puede.

En un estudio publicado hace unos días en la revista científica PLOS ONE, en el que participaron científicos de universidades como Harvard y The Imperial College of Science, Technology and Medicine de Londres, afirman que las probabilidades de que un bebé desarrolle obesidad infantil se pueden predecir desde su nacimiento mediante una fórmula muy simple.

El peso del recién nacido, el índice de masa corporal de los padres y saber si la madre fumó durante el embarazo son algunos de los factores que combina la fórmula para identificar a los bebés que están en riesgo.

En el estudio, científicos del Imperial College analizaron a más de 4 mil niños de Finlandia nacidos en 1986, además de datos de dos estudios anteriores que investigaron a mil 500 niños italianos y más de mil niños estadounidenses.

Aunque se creía que los factores genéticos desempeñaban un papel más importante para determinar los problemas de peso, se encontró que solo uno de cada 10 casos de obesidad era resultado de una rara mutación genética que afecta el apetito.

Para Philippe Froguel, profesor del Imperial College que lideró el estudio, la prevención es la mejor estrategia, pues una vez que el niño es obeso es más difícil que pierda peso.

“La ecuación está basada en datos que cualquiera puede obtener de un recién nacido. Encontramos que puede predecir alrededor del 80 por ciento de niños obesos”, afirmó.

Que los padres de familia conozcan desde el momento del nacimiento las probabilidades de que su hijo desarrolle obesidad, permitirá que tomen medidas en la alimentación y los menores desarrollen mejores hábitos.

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