Después de haber sido traicionado por un amigo y socio en México, Adrián Rubén Sánchez Roa, doctor especialista en cambio climático y economías circulares, llegó a España dolido por todo lo que le había pasado, presentó su trabajo y, a través de una carta, le dijeron que para el rey de España su proyecto estaba altamente calificado para el desarrollo sostenible de aquel país.
Al recibir la noticia, dice que se le llenó la cara de alegría, porque sabía que iba a poder empezar a trabajar con libertad. Sánchez Roa lleva 17 años participando en la industria de los plásticos y actualmente es presidente de la junta directiva de la empresa 3B Heng Sheng Europe y en México de la marca Lealtad Verde, que es una filial.
Por ello, lleva más de 10 años desarrollando una serie de patentes en función del reprocesamiento y reconversión de plásticos para no ocupar más recursos fósiles y producir lo que ya fue producido; es decir, que las millones de toneladas de plásticos en basureros, vertederos y mares, son como yacimientos para obtener ese recurso y reconvertirlo sin tener un impacto tan brutal en el medio ambiente.
“Elaborar 50 envases plásticos de agua te generan alrededor de 3.5 kilogramos de CO2, hacerlos con el material ya producido para el mismo uso, con la misma calidad, únicamente genera 1.2 kilogramos de CO2 en emisiones; entonces, esto lo que nos dice es que nosotros podemos mitigar el tema de cambio climático sin desaparecer el consumo de plástico. El problema no es el uso, sino qué disposición final le hacemos a muchos de estos productos”, afirma el experto en cambio climático y empresario mexicano.
Al respecto, Adrián impulsa la colecta de residuos a través de maquinas biorecicladoras, con lo que busca la separación segmentada post-consumo para tener un impacto en la huella de carbono, que se puede medir a través de la venta y compra de bonos. Además, está incursionando en el tema de las criptomonedas ecológicas, con los Tlalicoins.
Sus máquinas colectan botellas de plástico, latas de aluminio, colillas de cigarros, pilas, botellas de vidrio, envases metalizados y se encuentran en desarrollo para poder recibir orgánicos, pañales y toallas sanitarias.
“En cada uno de estos medimos el impacto a nivel huella de carbono, pero a su vez hacemos la compra del consumo, ¿esto qué es? Tú llegas a nuestras unidades, depositas una botella de plástico y en el momento te dice ‘buenos días, gracias por colectar’. También te comenta que tienes un punto y 0.0037 Tlalicoins y tu huella de carbono es de 0.016 emisiones de CO2”, asegura el empresario.
El usuario tiene los puntos que entran en un programa de lealtad, porque considera que las personas funcionan a través de premios; es decir, con promociones y descuentos en diferentes establecimientos, por ejemplo, pueden tener 30 puntos y obtener un 2×1 para ir al cine o tener 100 puntos y conseguir la entrada a un concierto.
Posteriormente, las personas obtienen sus Tlalicoins, que son el pago por un activo, a través de entrar en una unidad financiera. Esta criptomoneda equivale a 39 dólares, y las personas pueden usarlas para lo que quieran. El objetivo es crear una economía circular.
Una lucha que sigue
Después de una pérdida de 50 millones de pesos, tras el plagio que sufrió por parte de uno de sus amigos, Adrián Rubén Sánchez Roa está lanzando este proyecto nuevamente a nivel mundial. “Nos tuvimos que ir fuera del país para poder protegernos, porque la vida estaba en peligro y salimos gracias a la pachamama, la madre Tierra, porque ella quiere que se haga todo esto”, dice.
Además, regalarán boletos, aparte de los puntos y los Tlalicoins, y harán el lanzamiento del movimiento Puño Verde para que los atletas que ganen una medalla durante las competencias, alcen la mano y digan, “yo soy puño verde y compito por la madre Tierra”.
“Hoy tenemos que frenar el cambio climático, entonces, estamos haciendo todo este movimiento a nivel internacional con diferentes atletas de alto rendimiento y salimos con este programa en Panamericanos, pero todos se pueden unir, hasta los trabajadores como tú”, comenta el experto en cambio climático.
En México, instalaron las máquinas en Oaxaca y Querétaro y ahora están buscando ponerlas en la capital del país, para ello busca un plan de desarrollo sostenible, porque dice que desgraciadamente se ha lucrado y prostituido la manera de poder integrar este tipo de tecnologías en favor de la madre Tierra.
“Estaremos buscando que se nos den las garantías y las facilidades para trabajar con el gobierno, con instituciones de desarrollo social y medioambientales que realmente quieran generar un impacto. La apertura del estado de Querétaro y de Oaxaca es muy amplia. Ahora también queremos Quintana Roo, que es un estado muy dañado por el tema del sargazo, consecuencia del cambio climático, y que si no hacemos algo eficiente y rápido, es probable que estemos viviendo el origen de la desaparición de las playas de Cancún”, opina.
Adrián considera que es momento de que las personas trabajen y se preocupen en buscar la supervivencia de la humanidad como se conoce y no sigan realizando acciones que dañan al medio ambiente.