La hipocresía de Facebook
Tras el reciente ataque terrorista cometido en contra del semanario satírico francés Charlie Hebdo, que se mofó del profeta Mahoma en repetidas ocasiones, la discusión sobre la libertad de expresión ha sido un tema caliente.
Medios tradicionales y electrónicos se han visto en un dilema sobre la publicación de imágenes ofensivas de figuras religiosas –particularmente las del líder del Islam–, y las redes sociales no han sido ajenas a esta disyuntiva.
Bernhard BuntruTras el reciente ataque terrorista cometido en contra del semanario satírico francés Charlie Hebdo, que se mofó del profeta Mahoma en repetidas ocasiones, la discusión sobre la libertad de expresión ha sido un tema caliente.
Medios tradicionales y electrónicos se han visto en un dilema sobre la publicación de imágenes ofensivas de figuras religiosas –particularmente las del líder del Islam–, y las redes sociales no han sido ajenas a esta disyuntiva.
Apenas dos semanas después de que el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, publicara bajo el solidario hashtag #JeSuisCharlie fuertes declaraciones sobre la importancia de la libertad de expresión, la popular red social decidió censurar en Turquía imágenes del profeta Mahoma, reportó este martes The Washington Post.
La decisión, señala el diario estadounidense, es una “prueba contundente” de lo que muchos críticos dijeron sobre las declaraciones en ese entonces de Zuckerberg: que las palabras son buenas, pero que el historial de Facebook no las respalda.
Discurso contradictorio
Según la BBC, la red social ha bloqueado un número no especificado de páginas que “ofendían al profeta Mahoma” tras recibir una orden judicial de una corte local de Ankara, la capital turca.
En meses pasados, compañías de redes sociales como Twitter y YouTube que no acataron peticiones similares fueron bloqueadas completamente en ese país.
Como menciona el Post, Facebook es una compañía global que debe obedecer las leyes de cada país en la que opera; sin embargo, “existe algo hipócrita” en la decisión de Facebook, especialmente cuando esta sucedió poco después del “rosado” discurso sobre la libertad de expresión de Zuckerberg.
“Sería injusto culpar a Facebook por ajustarse a la petición legítima de un gobierno extranjero, aunque esta sea represiva. Pero que Facebook lo haga al mismo tiempo que se proyecta como el santo patrón del discurso político parece un poco insincero, por no decir más”, remata Caitlin Dewey, del Post.