La historia es un notario poco fiable
El escritor español Ray Loriga presenta su nueva novela, Sábado, domingo, en la cual hace una reflexión sobre los conflictos de personalidad, el pasado y los conceptos de realidad y narración; la historia inicia en la adolescencia de dos muchachos y termina 25 años después cuando su pasado los alcanza
José Pablo EspíndolaDespués del sábado siempre llega el domingo y con él, el momento de contar la cosecha, de reflexionar y de mirar la cruz. Así lo cree el escritor español Ray Loriga (Madrid, 1967) y lo plasma en su nueva novela Sábado, domingo, publicada por editorial Alfaguara.
El libro se estructura en dos tiempos. En el primero, Sábado, se presenta a dos personajes durante su adolescencia, se explica cómo funciona su relación de amistad, cómo son sus familias y su entorno escolar, pero, sobre todo, se detalla una suceso escabroso que vivieron con una mujer.
El segundo, Domingo, narra los resultados, cuando el destino te alcanza o te das cuenta que la culpa y la vergüenza nunca se fueron.
“Es una novela que se basa bastante en el peso de la culpa, en la búsqueda por establecer realmente qué, más allá de simplemente lucidarla, a qué se enfrenta. Está dividida en dos segmentos Sábado, domingo, y esa coma son 25 años de distancia, es una coma larga, y es el mismo narrador con dos voces distintas, una que tenía a los 17 años, cuando sucede algo escabroso que no sabe a ciencia cierta y 25 años después es la voz trasformada del narrador”, explica el escritor español, en entrevista con Reporte Índigo.
El amigo de Chino es el personaje encargado de narrar la historia, durante gran parte de la trama esconde su nombre por vergüenza.
Durante el sábado su narración no es lineal, “habla de todo, de nada y de mucho”. Se va por la tangente y va contando mucho más de lo que vino a contar, para empezar quién es el y cómo es, porque está intentando descubrirlo.
“Un poco lo que te está contando a ti, se lo está contando a sí mismo para intentar establecer sus parámetros y una justificación a sus extraños comportamientos, que no son tan extraños, son los típicos de un güey medio perezoso, medio tímido, pero también con ganas de pasarla bien, de estar con las chicas, de conquistar, y entonces un poco todo eso es lo que lo va formando en la primera parte, hasta que llega el suceso”, platica el autor, quien en 2017 ganó el Premio Alfaguara de Novela por Rendición.
Chino es un conquistador de personas, que no pide nada por favor ni da las gracias, que no pide permiso ni saluda, se mueve con una especie de libertad como bendecido por la buena suerte y su instituto, mientras su amigo es todo lo contrario y de alguna manera por eso están juntos.
Somos historias
Durante la trama, el amigo de Chino se pregunta en qué momento es idóneo empezar a contar una historia, cuestionamiento que en la vida real siempre se ha planteado Ray Loriga a la hora de narrar una novela o escribir un guión de cine.
“¿Por dónde entrar? No sólo en la historia en sí, sino en cada escena, es muy importante la reflexión que hace el propio narrador de ‘a veces empiezas hace tanto tiempo de que llegue la acción importante, pasa demasiado, y ya te has aburrido; y a veces entras tan de golpe que te falta la información’ y es una pequeña reflexión sobre el oficio de narrar, de ser novelista, creo que cada novela tiene su acceso, su puerta de entrada y su puerta de salida, y es muy importante encontrar ese lugar”, afirma el escritor español.
Dice que la memoria protege neurológicamente, se van poniendo las cosas en lugares que parecen relevantes en ese momento, y luego puede pasar el tiempo y esos mismos recuerdos se ordenan de otra manera.
“Si uno piensa en una historia de amor, uno ordena momentos de impactos emocionales y se construye una especie de memoria positiva sobre eso, pero si esa misma historia de amor se descalabra y acaba siendo un desastre, esos recuerdos se cambian de lugar y de brillo, ya no es lo que era, y uno decide para poder empezar otra relación emocional bajarlos de categoría y que ya no sean tan esenciales; entonces, van siendo sustituidos por la nueva construcción y así funciona en todo. Creo que la memoria es un notario poco fiable, sobre todo emocionalmente es poco fiable”, considera el autor de Rendición.
Ray Loriga comenta que no escribe novelas de entretenimiento; sin embargo, asegura que para él es esencial que entretengan. Virginia Woolf, Guillermo Arriaga, Don Quijote y los libros que estén bien escritos lo entretienen a él. Lo que no son las tramas donde la escritura no tiene un valor en sí.
Sábado, domingo, para Ray Loriga, es una reflexión, una indagación sobre los conflictos de personalidad, sobre el pasado, sobre el mero concepto de realidad y de narración.
“Lo narrado puede transformar lo real, como la memoria también transforma lo que pensamos, y todo eso serian los temas, la carga de profundidad del libro. Para mí eso es importante, lo que no compete a la literatura es la moraleja o las soluciones”, señala el escritor español.
Ray Loriga considera que su nueva novela Sábado, domingo es una buena puerta para que los lectores que quieran puedan empezar a conocer su trabajo.