La historia de la tamalera de la Portales y el trágico final de su esposo
Cansada de los maltratos, la mujer decidió hacer justicia por su propia mano utilizando los instrumentos que utilizaba para cocinar para asesinar a su marido cuya cabeza terminó en un bote tamalero
Indigo StaffFue una noche de julio de 1971 cuando María Trinidad Ramírez Poblano decidió acabar de tajo con el maltrato que ella y sus cinco hijos habían sufrido por años a mano de su marido, un peluquero llamado Pablo Díaz.
Ese mismo día, por la tarde, Pablo había propinado los ya recurrentes ‘cinturonazos’ a los tres vástagos más pequeños de la mujer, dejándoles marcas en su cuerpo y marcando aún más las de días anteriores, esas que ya no desaparecen.
Cuando el peluquero dormía, María, quien se dedicaba a vender tamales en la colonia Portales del entonces Distrito Federal, tomó un bate de beisbol y sin pensarlo dos veces le propinó tres fuertes golpes a su cónyuge, quien ya no pudo recuperar el aliento para levantarse.
Los relatos periodísticos del último tercio del siglo XX, en especial de La Prensa, refieren que al ver a su marido ensangrentado e inconsciente, la mujer, con la cabeza fría y el cuerpo tembloroso, tomó la decisión más difícil de su vida: descuartizar el cuerpo, meterlo en algunos costales de la Conasupo que tenía para trasladar la hoja de maíz con los que envolvía los tamales y tirar los restos en la calle.
El escándalo se desató la mañana del lunes 19 de julio del referido año cuando algunos de los restos del otrora peluquero fueron hallados a un lado de una casa marcada con el número 508, en la calle Sur 71-A de la colonia Justo Sierra, al sur de la capital del país.
La investigación, a cargo del general Daniel Gutiérrez, quien en ese entonces era jefe de la policía del Distrito Federal, inició con el interrogatorio a la sirvienta de la casa en cuyo costado se encontraron los restos de Pablo, quien confesó que movió el costal pensando que contenía pollos muertos encontrando los restos humanos, por lo que dio aviso a las autoridades.
Tras tomar las huellas dactilares de una de las manos, los peritos que en ese entonces estaban asignados al Servicio Secreto, pudieron determinar que el cadáver correspondía al ex peluquero, quien tenía antecedentes penales por algunos casos de robo.
La identificación del cadáver llevó a los investigadores al hogar de María Trinidad, quien vivía en la calle Pirineos 15 Bis de la colonia Portales, a donde había llegado procedente de Tequixquiac, Estado de México.
Grande fue la sorpresa de los policías del octavo grupo del Servicio Secreto, asignados al caso, cuando al interrogar a la tamalera esta confesó sin arrepentimiento su crimen, argumentando que su esposo llevaba años maltratandola junto a sus hijos y, más aún, cuando les informó que la cabeza del occiso se encontraba en un bote tamalero debajo de la cama de sus hijos pues no había cabido en el costal.
En aquella época se especuló sobre la posibilidad de que María Trinidad hubiera usado la carne del cuerpo de su ex esposo para cocinar sus suculentos tamales pues un epigrama, publicado en La Prensa, informaba lo siguiente: “la tamalera asesina hirvió la cabeza en el bote de tamales… Lo que hacen los criminales con sus horrendos afanes: desde ayer en restaurantes nadie prueba los tamales”; aunque en realidad la cabeza estaba conservada en agua fría para que no se descompusiera y despidiera mal olor.
La declaración de la tamalera de la Portales, que en ese entonces varios periódicos retomaron al pie de la letra, aún causa escalofríos: dio tres batazos al hombre, aún con vida le cortó las piernas con una segueta, por lo que murió desangrado, y posteriormente cortó trozos del cuerpo con un hacha. El ruido no despertó sospechas, pues era el proceso que habitualmente realizaba para destazar los pollos o pedazos de carne de res con los que rellenaba los tamales que vendía.
El 29 de julio de 1971 María fue condenada a 40 años de prisión por homicidio, violación a la Ley General sobre Inhumaciones y Profanación de Cadáver. Finalmente terminó purgando 20 años en el Centro de Reclusión Femenil de Tepexpan, Xochimilco, y en Santa Martha Acatitla.
María murió en 1995 en Tequixquiac, Estado de México, a donde regresó tras haber cumplido su condena. De sus hijos nada se volvió a saber.
INSPIRACIÓN PARA CINEASTAS Y MÚSICOS
En 1993, al más puro estilo ska, Las Víctimas del Doctor Cerebro, lanzaron el tema “La tamalera”, en el cual hacen alusión al caso de María.
“Ella vendía a su marido hecho pedazos. Por portarse mal y no darle para el gasto. La tamalera, y yo comía los de dulce sin preocupación. Cuando pasó algo que me causó horror: me comía yo la mano de un pobre señor y nos fuimos asustados a la delegación”, dice la canción.
En 1994 el director Juan López Moctezuma filmó la película “El alimento del miedo”, basada en la historia de la popular tamalera de la Portales y un capítulo de la serie televisiva Mujeres Asesinas transmitido en el 2008 se inspiró en el caso.