Poco se sabe del guionista Dalton Raymond. La única certeza es que era racista y Walt Disney lo consentía. En 1946, cuando los cuentos de Joel Chandler Harris fueron convertidos en una película, Raymond los adaptó de tal forma que el racismo no se podía ocultar como no se tapa al sol con un dedo.
Durante años, Disney presumió a Canción del Sur (Song of the South) como una de sus mejores obras. Ganó un Oscar a Mejor Canción Original. Sin embargo, con el paso del tiempo, la opinión popular hizo trizas la película y poco o nada se le recuerda mas que por ser su filme más racista.
No resulta sorpresivo que, en 2020, los directivos de la empresa decidieran no incluir a Canción del Sur dentro de su catálogo de la plataforma de entretenimiento streaming Disney Plus.
¿DE QUÉ TRATA?:
El Tío Remus, un afroamericano, entretiene a un niño blanco solitario con las aventuras de un simpático conejo llamado Rabito y del Hermano Zorro.
LO MALO: EXACERBADO RACISMO
Los cuentos de Joel Chandler Harris no son racistas. Cada uno de ellos habla sobre la unidad y el amor al prójimo a través de personajes simpáticos como el conejo Rabito. Están basados en las historias que los esclavos afroamericanos contaban a sus hijos.
Pero la adaptación que hizo Dalton Raymond para la película Canción del Sur ofendió a suficientes personas desde el proceso de desarrollo. Su historia presenta a esclavos afroamericanos siendo sobajados por personas blancas de forma directa e indirecta.
En el filme todos los esclavos son felices. Su esclavitud se acepta y normaliza. Los personajes afroamericanos consideran que tal condición es inevitable, por lo que la moraleja de los cuentos mencionados aluden a que hay que aceptar las penas en las que se vive.
Ninguna mujer, hombre o niño afroamericano es libre. Todos son esclavos. Se refieren a las personas blancas como amos, lo que sitúa temporalmente a la película antes de la Guerra de Secesión en los Estados Unidos.
Entonces, el sentido racista se vuelve preocupante dado que se trata de una obra de corte infantil. Implícitamente los niños conciben despectivamente a la población afroamericana. Y no sólo esto, sino que por momentos se les ridiculiza hasta en su forma de hablar. Ello también se nota en el doblaje latinoamericano.
Aunque todo lo anterior fue criticado por varios artistas durante el proceso de creación, Walt Disney se limitó a confiar en Dalton Raymond y dar luz verde a un proyecto que hoy avergüenza a la compañía.
De acuerdo con varios expertos, Disney no podía permitirse el lujo de cambiar a Raymond. Tras la Segunda Guerra Mundial, los estudios atravesaban una cruda realidad financiera que produjo recortes de hasta la mitad del personal.
El único cambio que autorizó Disney fue un término demasiado racista que Reymond había introducido para referirse al Tío Remus. El viejo darkie causaba risa entre varios miembros del proyecto, pero el empresario sospechó que tal apodo levantaría suspicacias del Consejo Estadounidense de Relaciones Raciales, por lo que se retiró dicha palabra del guion.
LO BUENO: SU MÚSICA
No cabe duda que el racismo de la historia opaca toda la producción. Canción del Sur es un largometraje que, por estar dirigido a un público infantil, cuenta con canciones de calidad.
Canción del Sur es romántica en su estilo. Sus canciones son lindas, pegadizas y elegantes. A Frank Sinatra le fascinó Zip-a-dee-doo-dah y la interpretó más tarde.
Además de la música, hay que decir que el filme se distingue por una agilidad en su narrativa que deja poco espacio para el aburrimiento de los niños.
Por último, el compaginar caricaturas con actores en una misma obra no era muy común por aquella época. Por lo que Canción del Sur también sobresale en este apartado.
RECOMENDACIÓN: 2 ESTRELLAS DE 5 (DEMASIADO ARCAICA)
De hecho, como dato curioso la primera vez que agregaron personajes negros a una película fue en “Canción del sur” donde retrataban a la población afroamericana esclavisada con una serie de prejuicios fuertísimos. Por esta razón, Disney + no la agregará en su catálogo. pic.twitter.com/58Z8ZeFgpM
— Mariana Piña (@ecofeministaa) June 3, 2020
