La perturbadora cinta sobre las personas que comen objetos; te quitará el apetito

Miró la canica con placer. Por alguna extraña razón la ingirió suavemente. Se le asemejaba a una brillante y rojiza cereza. Hunter deseaba comer los objetos que le produjeran una gula que dominara la sensación de un alimento cualquiera. Los espectadores nos quedamos sin apetito y con un asco repentino.

Indagando, leí que la inspiración para el director Carlo Mirabella-Davis, en su ópera prima, fue su abuela. El cineasta, quien antes de Swallow dirigió cuatro cortometrajes, cuenta que su familiar fue internada en una institución mental. ¿La razón? Estaba obsesionada con la higiene. Se lavaba las manos continuamente y pasaba doce botellas completas de alcohol por la casa a la semana.

De tal suerte que Carlo Mirabella-Davis hizo Swallow como una manera de empatizar con quienes no están a la altura de las expectativas mentales en la sociedad, al igual que su abuela. A partir de una investigación basada en archivos de institutos psiquiátricos, el cineasta se animó a escribir el guion de su película sobre el poco conocido síndrome pica.

¿DE QUÉ VA?:

Hunter parece llevar una vida perfecta junto a su esposo Richie. Sin embargo, se encuentra confinada al papel de mujer-objeto. Tan pronto como queda embarazada, desarrolla un extraño trastorno alimenticio, la pica, que se caracteriza por la ingestión de objetos no comestibles. 

LO BUENO: DIRECCIÓN Y ARGUMENTO

La primera impresión que tuve de Swallow fue estar frente a una película pretenciosa; pero, estaba equivocado. Desde su inicio, el largometraje no es codicioso en su técnica sino más bien se presenta como un cúmulo de planos trabajados en todas sus partes.

Colores, iluminación y cinematografía. Es como si Carlo Mirabella-Davis nos hablara de su personalidad a través de su trabajo. Cada uno de los elementos que aparecen en la imagen poseen una calidad acentuada, lo que representa un desborde de talento en la dirección.

Paradójicamente, el director trata un tema apetitosamente asqueroso bajo una fotografía sumamente sabrosa. Como cineasta, Mirabella-Davis no sólo se preocupa por desenvolver la historia sino por sazonarla por medio de una combinación de colores fríos.

Por ende, el material no es mediocre ni mucho menos. Todo lo contrario. Estamos frente a un largometraje que dista de asemejarse a una ópera prima sino, más bien, parece la obra de un director de cine con un largo historial en el medio.

La pulcra dirección en todos los sentidos técnicos desencadena, extrañamente, una ansiedad que por el argumento también alcanza al público. Las escenas de Hunter, la protagonista, no pasan desprevenidas y nos causan cierta repulsión.

Engañosamente, varios medios vendieron que este filme causaba desmayos; sin embargo, la temática no alcanza ni a rozar el subgénero gore. Tampoco produce algún tipo de mareo, pero sí un efecto chocante a causa del trastorno alimenticio de la protagonista, interpretada por Haley Bennett (Marley y yo, 2008).

A un lado de la dirección y el argumento impactante, Carlo Mirabella-Davis logra su cometido al introducirnos a un trastorno alimenticio que, al final de la película, acabamos comprendiendo junto con la perspectiva de Hunter.

LO MALO: CANSADA

Al fondo, dentro de sus debilidades, Swallow falla mucho en su ritmo. Es una cinta que en su mayoría tiende a ser contemplativa y reflexiva a través de planos y escenas con poca dinámica.

Sin picos de acción ni giros de trama, la primera obra de Carlo Mirabella-Davis podría traducirse más como un retrato de una mujer con un síndrome que una revisión morbosa de un trastorno alimenticio.

Sin tomar partido por el terror ni el suspenso, Swallow es un drama extendido. No ofrece un deforme y desolador paisaje para quienes sufren de alguna enfermedad mental, sino un simple vistazo al interior de tales personas. Esto podría apagar las expectativas de más de uno.

RECOMENDACIÓN: 4 ESTRELLAS DE 5 (ELEGANTE E IMPACTANTE)

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