La realidad del postparto; así es el momento tras dar a luz

La realidad del postparto; así es el momento tras dar a luz

El momento posterior al alumbramiento de un bebé no es ni remotamente similar al pintado en la televisión, su crudeza sobrepasa muchas veces a quienes lo viven

A través de la publicidad o las series de televisión nos llegan imágenes acerca de cómo es el momento de después de dar a luz, sin embargo, la realidad del postparto siempre es diferente.

Si el parto en la ficción luce sencillo a comparación de lo que es, el postparto o puerperio es uno de los eventos que menos se parece a como lo pintan.

Según la televisión, una mujer tras un parto luce radiante mientras sostiene a su bebé y recibe visitas en el hospital o en su domicilio, sin embargo, este periodo dista mucho de ser así.

Gracias a las redes sociales historias reales acerca del periodo siguiente al nacimiento de un bebé comienzan a ser conocidas.

El postparto contado por quienes lo viven 

Depresión, sentimientos de soledad, ansiedad por el cambio de vida, casas sucias y visitas impertinentes son algunas de las cosas que más recuerdan las mujeres tras sus partos.

El postparto o puerperio se trata del periodo inmediato después del nacimiento del pequeño que se extiende entre 6 y 8 semanas, aunque según algunos médicos este podría abarcar incluso de 1 a 2 años, en las que el cuerpo se recupera del embarazo y parto.

Durante esta temporada el cuerpo de la mujer, y las hormonas involucradas en el embarazo y parto, volverán a las condiciones anteriores a la gestación.

En este periodo múltiples dificultades pueden surgir como hemorragias, infecciones o depresión, dependiendo del momento del postparto en el que se encuentre la madre.

Tras las primeras 24 horas, las de mayor riesgo para que suceda una complicación médica, dependiendo del modo de nacimiento, parto o cesárea, la mujer será dada de alta.

Después de ser dada de alta y superar la dificultad médica que pudiera presentarse, lo que más recuerdan muchas mujeres en su postparto son los sentimientos que estaban en ellas tras retornar a sus hogares y comenzar una nueva vida al lado de su hijo y esposo.

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Dulce, una joven madre de un niño que actualmente tiene 3 años, recuerda los sentimientos de frustración y tristeza que la acompañaron durante su postparto.

“La realidad es que muy pocas personas hablan acerca de todo eso que se siente en esos primeros y pesados días y te tienes que hacer la fuerte para no recibir reproches de tu familia y de terceras personas”, menciona Dulce.

Ella considera que es hasta cierto punto normal sentirse triste, pues llevaba nueves meses acostumbrada a llevar a un pequeño ser dentro de ella.

“Es normal sentir nostalgia porque te ves destrozada literalmente y más quienes tuvieron o pasaron por un parto o embarazo de alto riesgo, sí quizá sientas que te pasó un auto encima y cómo no si un ser humano salió por una de tus partes más pequeñas que se expandió lo más que pudo para dejarlo salir”, comenta.

Dulce menciona que ella también considera normal sentirse cansada y querer dormir bien, algo imposible durante los primeros días e incluso años del bebé, además de que se extrañan aspectos simples de la vida que se tornan difíciles, como un baño caliente.

Respecto al cuidado del bebé, Dulce destaca lo difícil que se vuelve al ser primeriza.

“Es normal sentirte impotente cuando ese hermoso ser llora y llora y llora, aún cuando cumpliste en velar por todas sus necesidades”, asegura.

Aunque la experiencia de Dulce fue relativamente normal y no tuvo mayores repercusiones, no le sucedió igualmente a Alicia, quien recuerda su post parto como un momento de soledad, cansancio y tristeza.

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“Lo que más recuerdo es que me la viví triste, con depresión, llore y llore, incluso aunque nao tuviera un motivo real para sentirme así”.

Según Alicia, que tiene un bebé de menos de un año, no comenzó a sentirse “ella misma” hasta después de un año del nacimiento de mi hijo.

“No sé si fue más un rollo psicológico que de verdad, pero el día que festejamos el primer año de mi hijo fue el primer día que me sentí normal en mucho tiempo, fue cuando me di cuenta que por un año ni yo, o se mi personalidad, ni mi cuerpo, era el mismo de siempre”, relata.

Alicia cuenta que desde el inicio fue un “desastre”, pues tuvo que tolerar situaciones en las que no se encontraba de acuerdo aparte de lidiar con la nueva situación como no dormir bien e incluso superar el miedo a haber muerto en el parto.

“La cosa estuvo así: nació mi bebé, un niño grandísimo, entonces presenté un desgarre y me cosieron, pero eso no fue lo difícil, lo complicado estuvo en que mi útero no se achicaba y tuve una hemorragia importante tras el parto, luego leí que hay mujeres que mueren por eso”, menciona.

Además de ello, las visitas de parientes, las cuales según Alicia fueron constantes, que sólo acudían a comer o beber cosas destinadas a hacerles a ella y su esposo la vida más fácil, y la permanencia de unos de ellos en su casa tras el parto, agudizaron su estado de ánimo.

“Aunque ese no era el plan mis suegros se quedaron en mi casa, algo que previamente acordamos que no sucedería, mi mamá no quería ni ir a mi casa por eso, mis familiares se la pasaban yendo a ver al niño y a mi, pero sólo dejaban más trabajo al irse como trastes sucios, además de que acababan con nuestras provisiones y yo en ese momento estaba en plena recuperación”, platica Alicia.

Después de que su esposo volviera al trabajo, el periodo de paternidad es de sólo cinco días, Alicia y su bebé se quedaron solos en casa, incluso durante el primer mes el viajó por trabajo.

“Mi esposo que era el que más medio me atendía se fue a trabajar, afortunadamente algunos de los parientes impertinentes comenzaron a ver que no podían llegar a comerse mi comida e incluso empezaron a llevarme alimentos, nadie nunca limpiaba la casa y era algo que mi esposo tenía que dejar para el fin de semana, después el niño no paraba de llorar y dormía poco, y mi esposo se fue de viaje”, menciona.

Alicia fue ayudada por sus padres mientras su esposo estaba fuera, su hijo se llenó de ronchas y ella pensaba que nada podía ya ser peor.

“Pese a que no soy una niña, me costó trabajo aceptar mi nueva vida, vivir recluida, estar a cargo de la vida de alguien, no era que no aceptara ser madre pero ¡qué trabajo me costó! Y luego vinieron las dificultades de salud de mi hijo, al final resultó ser reflujo y una alergia, ah y lo olvidaba, amamantar fue una tortura al principio, ahorita llevamos más de un año, pero al principio estuve a punto de dejarlo”, comenta Alicia.

La tristeza se extendió por tres meses más, hasta que volvió al trabajo, mientras que su cuerpo volvió a la normalidad cerca del año después de su parto.

Ahora, Alicia afirma que si tuviera otro hijo manejaría mejor el postparto, sin embargo, asegura que hay cosas ineludibles.

“Si tengo otro bebé prohibidas las visitas, ya cuento con alguien de confianza para hacer la limpieza y arreglaría uno que otro detalle para estar a gusto yo y asegurar la ayuda y el cuidado de dos niños”, concluye.

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