La sátira como remedio
En la pasada edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Patricio Pron presentó su sexta novela, editaba por Random-House, “Nosotros caminamos en sueños”, en la cual narra los sucesos que acontecieron en la Guerra de las Malvinas.
Con frases que estilan cinismo y sarcasmo, Pron describe a grandes rasgos cómo un grupo de soldados, cuya única experiencia en combate consistía en reprimir civiles, se ve envuelto en un conflicto con uno de los ejércitos más poderosos del mundo.
Víctor FernándezEn la pasada edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Patricio Pron presentó su sexta novela, editaba por Random-House, “Nosotros caminamos en sueños”, en la cual narra los sucesos que acontecieron en la Guerra de las Malvinas.
Con frases que estilan cinismo y sarcasmo, Pron describe a grandes rasgos cómo un grupo de soldados, cuya única experiencia en combate consistía en reprimir civiles, se ve envuelto en un conflicto con uno de los ejércitos más poderosos del mundo.
Una guerra con el sinsentido como esencia, donde hay bombas que se quedan suspendidas en el aire, nadie sabe a quién es el enemigo y pelea por una isla sin dueño.
En entrevista para Reporte Indigo, Patricio Pron habla sobre los detalles de esta sátira.
Reporte Indigo (RI): Ya que comenzamos a hablar de tragedias, cuéntanos un poco de tu nueva novela.
Patricio Pron (PP): Se llama “Nosotros caminamos en sueños” y es una reescritura corregida y ampliada de un libro que yo publiqué hace 10 años bajo el título poco amable de “Una puta mierda”.
La propuesta de escribirla, todo comenzó cuando mi editor inglés me propuso publicar la novela en Reino Unido y yo, pues, le pedí unos días para releerla porque yo no suelo releerme, y cuando lo hice descubrí que en realidad, si bien el libro sí reflejaba mis capacidades de cuando fue escrito, había decenas de cosas que aprendí yo a hacer, hace ya 10 años, que creo que merecían ser hechas.
De manera que el libro incluye un tercio del material por completo nuevo, que incorporé en un proceso de escritura que yo describiría como muy cercano a la felicidad, me la pasé muy bien reescribiendo este libro, y espero que algo de esa felicidad también inunde al lector a la hora de leerlo.
Si bien es un libro que aborda hechos trágicos de la historia argentina reciente en particular la Guerra de las Malvinas.
RI: ¿Cómo surge la novela? ¿Cómo surge este primer boceto?
PP: Surge de cierto descontento en mi opinión, de cierto descontento en función al tratamiento del tema de la guerra en la dictadura argentina. Esto no significa que yo no sea capaz de reconocer la gran calidad de decenas de libros que hay en la literatura argentina; pienso que el más notable es “Los pichiciegos” de Rodolfo Fogwil.
Sin embargo pensaba y sigo pensando que aún había algo por decir, algo por decir que era incómodo ya que en sustancia siempre es particularmente incómodo abordar un hecho trágico como una guerra desde la perspectiva con un humorismo desenfadado, desacralizado, que se parece mucho al non-sense, pero también era necesario escribirlo, no necesariamente para incomodar al lector sino más bien para obligarle nuevamente a reflexionar.
Y hacerlo desde una perspectiva distinta, desde una perspectiva que no fuese la habitual, de tal forma lograr resultados que no fuesen los habituales. Creo que hace a la salud intelectual de un país, el hecho de que se pueda hablar en ese país de todos los temas de todas las formas posibles y creo que en ese sentido el libro pretendía o pretende ser una contribución a un enriquecimiento de la discusión en este tema aportando una visión distinta desde una perspectiva diferente.
Creo que después, lo que sucede con los libros es que uno escribe para un momento y para una circunstancia específica y ese momento y esas circunstancias cambian todo el tiempo; con esto quiero decir que lo que para mi era un libro acerca de Argentina fue convirtiéndose, siendo leído por otras personas en otras circunstancias, un libro distinto, en un libro acerca del peligro de los nacionalismos de toda índole o de las creencias infundadas de toda índole, no solamente políticas sino también religiosas.
Y naturalmente se acabó convirtiendo, los hechos trágicos del pasado muy reciente mexicano lo demuestran, hay una reflexión con un intento de que pensemos todos juntos acerca de la naturaleza de la violencia, y la naturaleza de las situaciones en las que uno se siente por completo encerrado.
La literatura, por lo menos en mi experiencia como lector, contribuye a paliar esa situación de encierro, y a ofrecer alternativas ahí donde parece que no las hay, incluso aunque lo haga de forma indirecta o inclusive retorcida.
De manera que me gusta pensar que este libro contribuye a este tipo de conversaciones que se producen en distintos ámbitos, distintos países, y tiene como finalidad, digamos, enriquecer esas visiones.
RI: A raíz de esta novela se te compara mucho con Fogwil, yo agregaría a Vonnegut.
PP: Me alegra mucho ser comparado con dos autores a los que admiro mucho, luego sería catastrófico ser comparado con autores en los que no tengo ningún interés o que me parezcan sencillamente malos. Pero ser comparado con Vonnegut y con Fogwil, además de ser una gran alegría es también un gran compromiso.
RI: ¿Te sientes como un satirista?
PP: Creo que mis libros son todos distintos, o se proponen ser distintos de tal forma que una determinada cantidad de elementos que se repiten unos y otros en distinta proporción.
En este libro se pone un especial énfasis en la sátira y no me desagradaría en lo absoluto que me otorgara una cierta fama de satirista. En mi caso específico, y más allá de la novela, se pone manifiesto en los artículos que escribo para la prensa, pero, diría si, que más allá de ser considerado un satirista o no, que realmente creo que el humor por sus características, nos coloca en una situación particularmente compleja.
En una situación de contradicción ante lo que se nos cuenta y de contradicción ante vernos obligados a llevar a cabo una cierta operación intelectual que podría resumirse en la pregunta que uno se realiza cuando escucha algo que le parece gracioso, acerca de si lo que le están diciendo es en serio o es en broma ese tipo de contradicciones me parece que es un ámbito en el cual la literatura puede intervenir para producir efectos que no sean los efectos habituales o convencionales que se hablan de cuando uno lee textos.
Me parece que la mejor literatura es aquella que descoloca al lector y el humor es un buen aliado en esa tarea de descolocara al lector y de obligarlo a adoptar una posición nueva en torno a un tema.
RI: Cuéntanos un poco acerca de la Joven Guardia Argentina
PP: Fue algo muy sonado en Argentina, que se debe al talento de Maximiliano Tomas, un periodista argentino que comprendió la necesidad de que existiese un libro que diese cuenta de las nuevas voces que habían aparecido en la literatura argentina después de la gran debacle económica y política del 2001.
Necesariamente esta antología vino a llenar un hueco, lo hizo con las contradicciones propias de toda antología; cuando tu escoges a 20 escritores dejas a 200 fuera, esos 200 no están particularmente contentos de que así sea, e incluso a veces los 20 que escoges están contentos de que los hayas escogido.
A mi me permitió al menos conocer a un puñado de escritores que no conocía, con los que tengo relaciones de complicidad y en algunos casos de amistad y en ese sentido fue pura ganancia, puro placer.
RI: Para ti ¿qué es la literatura?
PP– Tengo una buena respuesta para esta pregunta, pero la he olvidado (risas).